Mi nombre es Elizabeth Spencer y soy médico estético, micropigmentadora y tatuadora.
Desde antes de entrar a la carrera de medicina ya contaba con el gusto por el diseño y el dibujo, supongo que era una forma de expresar lo que yo sentía en ese momento y a la vez un “des estrés” .
Terminé mi carrera y estuve dando consulta, fui primera línea de batalla atendiendo a pacientes con COVID-19 en el año 2020 una enfermedad completamente desconocida para nosotros los médicos. Ese mismo año mi esposo se enfermó, algo raro para nosotros pues el hacía home office, presentando todos los síntomas y con una desaturación de oxígeno muy marcada. Es ahí cuándo decido hacerme una prueba saliendo yo positiva pero siendo portadora asintomática.
En ese momento estuvimos en aislamiento, y yo con el estrés de que mi esposo pudiera recuperarse. Eso me llevo a pensar, vale la pena continuar así? … siempre me ha gustado mi carrera, no me mal entiendan, pero… y sí me volvía a enfermar o contagiar a mi esposo? Vivía momentos de estrés debido al constante miedo de volverme a contagiar (ya que yo tenía contacto directo con los pacientes) pero no por mí, por contagiar nuevamente a mi esposo y las personas más importantes para mí.
Una vez recuperados completamente de la enfermedad, yo tenía que volver al trabajo.
Mi mejor amiga quien me apoyó durante mi tiempo de aislamiento, me comentó que tenía ganas de tatuarse la carita de su perro, que si la acompañaba a cotizar su diseño con una tatuadora. Recordemos que en ese tiempo, aún seguían personas trabajando aparentemente tomando las “medidas sanitarias” correspondientes.
Entonces la acompañé y vi que la tatuadora era buena, en ese momento nos dio la cotización y al escucharlo vi el potencial de poder crear algo, hacer lo que me gusta y ganar bien de ello.
Mi amiga me dijo, si supieras tatuar, tú podrías hacerlo estoy segura. Eso me motivo a dar el primer paso, yo le dije, dame la oportunidad y yo te lo haré. Así fue como en el 2021 tomé un curso de tatuaje a la par de seguir dando consulta. Compré piel sintética, tintas, agujas y mi primer maquina (me vieron la cara y me vendieron una de mala calidad). En mis tiempos libres me ponía a tatuar piel sintética y frutas.
Comencé a subir mis prácticas en mi Facebook personal.
Regresando al trabajo, todo se estaba poniendo peor con respecto al COVID -19 (yo utilizaba respirador, careta de acrílico, doble guante, y Tyvek ( el traje que conocen como de astronauta )) y aún con todas esas medidas, volví a enfermar, solo que en esta ocasión presentando síntomas.
Nuevamente estuve en aislamiento en casa, mi esposo en esta ocasión no se enfermó.
Durante ese tiempo continúe practicando. Eso me llevo a plantearme si verdaderamente valía la pena continuar dando consulta, si ya me dio COVID-19 por segunda ocasión y con síntomas probablemente no llegue a librar una 3era vez.
Pasando mi tiempo de aislamiento, regresé nuevamente, pero en esta ocasión fue para renunciar. Le agradecí a mi jefe y le dije que mi ciclo ahí ya lo había cumplido, que necesitaba algo más; yo estuve laborando ahí casi por 5 años.
Mi jefe me dio mi “finiquito” y con ello compré todo mi material, tintas, una camilla-maletín y una máquina nueva, adapté un espacio en mi casa para tatuar.
Yo no tenía redes sociales más allá de mi Facebook personal. A lo cuál mi mejor amiga me convenció de abrir una página alterna de Facebook, instagram y tik tok. Ahora tenía que ponerle nombre a mi nuevo espacio, a mi “estudio de tatuajes”. Pensaba en ponerle algo relacionado con soda stereo ya que me encanta, sin embargo entre mi amiga y su esposo coincidieron que se escuchaba bastante bien incluir mi apellido en el nombre del estudio, es así como nace “STUDIO SPENCER TATTOO”.
Mi esposo decidió que ya era hora de dejar la piel sintética, se acercó y me dijo: Es hora de que practiques en piel humana. Así que mi primer tatuaje lo tiene él en su tobillo! Quieren saber que es?...es un pez de 3 ojos de los simpson.
Así fue como comencé a hacer diseños sencillos y a cobrar únicamente el material para subirlo a las redes sociales, y haciendo uso de mi profesión como la “Doctora que tatúa”, dando información del cuidado de los tatuajes.
Empecé a ganar seguidores y a la vez comencé a hacer diseños con mayor grado de dificultad.
En el año 2022 yo le tatué la carita de su perro a mi mejor amiga, como regalo de su cumpleaños (si quieren verlo síganme en mis redes sociales ❤️) Hasta la fecha ya estoy terminando de hacerle la manga de todo su brazo y la carita de su pug, es el tatuaje que más le han elogiado.
Continúe con la medicina, pero ahora decidí dedicarme a la estética.
Continúe con cursos de micropigmentación y seguí estudiando para volverme médica estética. Comencé a darle un enfoque al tatuaje diferente, empleando técnicas médicas para favorecer su adecuada curación y acelerar su proceso, realizando todo tipo de diseños, enfocándome mas en el tatuaje a color y micro realismo, micropigmentación de todo tipo (cejas, ojos, labios, cobertura de cicatrices y atención en pacientes con vitíligo), colocación de componentes como Toxina botulínica con fines estéticos y terapéuticos, ac hialurónico, hilos tensores, lipo enzimas etc., por mencionar los más conocidos por los pacientes.
En este año 2025, el día de hoy me siento dichosa por dedicarme a lo que realmente me gusta, aún continúo aprendiendo nuevas técnicas en el tatuaje y busco tratar de expandirme, juntando y unificando mi estudio, con mi consultorio médico y sé que muy pronto lo voy a lograr .
Espero mi historia les inspire y sea motivación, para que les ayude a decidirse a no desistir y luchar por aquello que les apasiona.