Mi nombre es Ilse, tengo 23 años y es complicado definirme con una sola cualidad o interés. Todo me parece interesante y digno de atención; sin embargo, mi principal pasión es la biología, el estudio de los seres vivos. Es un campo muy amplio, interdisciplinario y con muchas ramas. Me considero una persona curiosa, creativa y obstinada con un camino muy interesante por recorrer.
Desde mi niñez sentí fascinación por la naturaleza. Tuve el privilegio de que mi familia incentivara esa curiosidad, apoyara mi lado creativo y siempre me respaldara en el ámbito académico. Aun así, decidí que sería bióloga un mes antes de registrar mis opciones de ingreso a la universidad. Tenía miedo y estigmas sobre esta carrera pero leí el plan de estudios y me enamoré. No había vuelta atrás y me prometí luchar para ser una excelente bióloga, lo que me sobraba era entusiasmo.
Al finalizar mis materias en la carrera, tuve que elegir un área más específica, busqué un proyecto que me permitiera salir a campo, explorar y aprender más, pues, desgraciadamente, por la pandemia perdí muchas experiencias. Así llegué a la malacología (el estudio de los moluscos) y me enfoqué en moluscos marinos: pulpos, caracoles, quitones, almejas. Tomar esa decisión me ha llevado a vivir intensamente experiencias de riesgo, como remolcar a alumnos del doble de mi tamaño en el mar o pisar erizos; y experiencias completamente mágicas como conocer especies marinas que creí solo conocería en fotografías, abrazos de cumpleaños por parte de una nutria o encontrar un nuevo mundo en los arrecifes y playas. También he conocido a personas que admiro y estimo mucho. Diría que, sobre todo, he aprendido mucho.
A pesar de sentirme muy afín a mi carrera y de estar cumpliendo mis sueños, he estado al borde de rendirme durante el proceso de titulación y he tenido momentos donde no me siento merecedora. Es triste ver cómo algo que te llena, que te apasiona, puede tornarse en algo frustrante y doloroso. Ha sido un proceso difícil, pero estoy conectando de una manera más real, profunda y firme conmigo misma y con Dios. También he aprendido a aceptarme, a “confiar en el proceso y abrazar mi resultado con el corazón”.
En este nuevo inicio, comencé proyectos para financiar mi preparación (actualmente como buzo, y más adelante para la publicación de artículos científicos), todos relacionados con mi pasión por la biología. Uno de ellos es Naturaleza extrovertida, un emprendimiento donde utilizo naturaleza muerta (principalmente plantas) para hacer arte, mi segundo proyecto es Introvertidos marinos, aún en desarrollo, con materiales para personas curiosas y amantes del mar, así como contenido de divulgación científica. Durante mi carrera también he dado clases particulares de regularización y preparación para ingreso a bachillerato y universidad donde mis alumnos han alcanzado sus metas.
Mi investigación, a pesar de ser un reto al que a veces no le veo fin, también es de lo mejor que he vivido. Me ha hecho crecer como persona y aunque sienta miedo, sé que soy una mujer valiente que cree firmemente en el valor de hacer y compartir ciencia. Mi deseo es tener las herramientas para ayudar a otras personas que deseen cumplir un sueño como el mío.