Soy la segunda de siete hermanos. Desde niña, demostré liderazgo, empatía, amor y compromiso al asumir responsabilidades familiares y apoyar a mis padres.
Siempre he buscado prepararme y reinventarme a lo largo de mi vida. Por ello, inicié un emprendimiento enfocado en apoyar la educación de las juventudes, comprendiendo que la deserción escolar tiene diversas causas: económicas, sociales y familiares.
Junto con mis hijas, fundé la escuela IETEQ, un espacio donde muchas personas han encontrado una segunda oportunidad para crecer, desarrollarse y sentirse parte de una familia que las escucha.
Hoy, estar al frente de IETEQ como directora es una de las bendiciones más grandes de mi vida. Esto me ha llevado a prepararme aún más a nivel personal, con el propósito de apoyar a las juventudes de mi estado y contribuir a su crecimiento, trabajando en favor de la reducción del rezago educativo. Estoy convencida de que las personas necesitan apoyo para seguir preparándose; por ello, en el instituto otorgamos becas educativas, brindando ese impulso que todos hemos necesitado en algún momento para alcanzar nuestras metas.
Cuando era joven, pensé que existían pocas oportunidades para crecer y que, con el paso de los años, la vida imponía límites, pero un día, al mirar atrás, me di cuenta de lo equivocada que estaba. A cualquier edad es posible comenzar o retomar el camino. No importa cuántas veces caigas, sino cuántas veces aprendas a levantarte.
El secreto está en no rendirse. Nunca seas la mujer que se queda sentada lamentando lo que no fue. Sé la mujer que se levanta, se sacude y dice: “Aquí estoy, mundo. Lista para lo que venga.”