¿Qué es el espasmo del sollozo?
El espasmo del sollozo o espasmo del llanto es un fenómeno en el que, coincidiendo con un momento de frustración, enfado o ira, el niño hace el intento de arrancar a llorar, pero se queda como “pillado”. Es decir, coge la primera bocanada de aire, hace como que va a llorar, pero deja de respirar.
¿Es muy frecuente? ¿En qué niños ocurre?
Es relativamente frecuente, suele presentarse entre un 5 y un 7% de los niños. No hay predisposición por ningún sexo. Es más frecuente en aquellos niños en los que sus padres también lo padecieron.
La edad en la que suele aparecer está comprendida entre los 6 meses y los 5-6 años.
¿Cómo lo identifico?
Hay dos tipos de espasmos del sollozo:
- Cianótico: es el más frecuente. El niño se enfada, se frustra, coge aire para llorar, pero deja de respirar. Se llama de esta forma porque sus labios y la cara pueden adquirir un color violáceo (cianosis). Incluso a veces puede llegar a perder el conocimiento (no más de 30-60 segundos). Algunas veces asocia movimientos que podría confundirse con una convulsión. Al final, el niño se recupera espontáneamente y sale de esa crisis llorando.
- Pálido: suele ocurrir tras un susto o dolor intenso. El niño deja de respirar, se pone pálido y pierde el conocimiento. Igualmente, la duración no es mayor de 30-60 segundos y puede asociar movimientos de extremidades.
¿Puede dejar secuelas?
No. La recuperación es espontánea y rápida. No se ha relacionado con procesos graves como las crisis convulsivas o la muerte súbita.
¿Cómo lo distingo de una convulsión?
- El espasmo del sollozo se presenta siempre tras un enfado, frustración, ira, susto o dolor intenso. La convulsión aparece de forma espontánea, sin ir precedida de nada de esto.
- La duración del espasmo suele ser corta mientras que en una convulsión es variable, pero no suele ser tan corta.
- La recuperación tras el espasmo es rápida y el niño sale llorando con actitud normal. Tras una convulsión con pérdida de conciencia, el niño se recupera de forma lenta, como con sueño, es lo que llamamos el poscrítico.
Ante la duda de si lo que tu hijo presenta es una convulsión, acude a tu pediatra y que lo valore.
¿Cómo debo actuar?
Lo principal es mantener la calma. Sí, sé que es muy fácil de decir, pero lo que os tiene que quedar claro es que igual que viene se va.
No hay que sacudir al niño, puedes crear un problema donde no lo había. No hay que gritar, el niño está así por frustración, eso no lo va a ayudar. Hay que cogerlo, abrazarlo, decirle palabras tranquilizadoras para que, igual que comenzó, termine.
Y por supuesto, esto no debe ser una excusa para que a estos niños no se les pongan límites ni se les regañe cuando su comportamiento no sea el adecuado.
¿Cuándo debo consultar?
- Si ha presentado un primer episodio, pero no estás seguro de que no sea una convulsión, acude a tu pediatra a que te ayude a aclararlo.
- Si lo presenta con mucha frecuencia y no sabes cómo actuar, acude a tu pediatra para que te aporte herramientas para poder afrontarlo.
Y lo más importante de todo es MANTENER LA CALMA. Y si alguna vez dejas a tu hijo con algún cuidador, explícale lo que le ocurre, que no lo pille por sorpresa y se lleve el susto de su vida.