¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica, eccema atópico o eccemas (como comúnmente lo conocéis muchos) es una enfermedad crónica de la piel que cursa con brotes. Es decir, el niño tiene este tipo de piel y habrá momentos en los que no tendrá síntomas (sí el tacto de piel seca) y otros en los que estará en pleno brote y lleno de eccemas. El síntoma común sin el que no podemos decir que haya una dermatitis atópica, es el picor. Suele ser muy intenso, a veces les cuesta poder dormir y es muy frecuente que aparezcan lesiones por rascado.
¿Por qué se produce?
No se conoce la causa exacta de esta enfermedad, lo que sí se sabe es que la herencia juega un importante papel. Suele haber antecedentes en los padres o hermanos de eccemas, bronquitis o algún tipo de alergia.
Lo que se produce, para que me entendáis, es una pérdida de la capa grasa de la piel. Nuestra piel tiene una capa superficial grasa que nos protege de las agresiones externas. En estos niños, esta capa está debilitada, de manera que la mínima agresión le va a producir lesión.
¿Es muy frecuente?
Es la enfermedad crónica de la piel más frecuente en la infancia. En torno a un 8-10% de los niños la padecerán. No hay predisposición por ningún sexo.
¿A qué edad aparece?
Suele aparecer sobre los 3-5 meses, aunque hay veces que puede ocurrir antes. Lo habitual es que alrededor de los 7-8 años los síntomas sean más leves y en muchos casos desaparecen.
¿Cuáles son los síntomas?
- Picor: es el síntoma estrella, sin él no se podría diagnosticar una dermatitis atópica.
- Eccemas: son placas en la piel enrojecidas, rasposas al tacto.
- Piel seca.
¿Dónde aparecen las lesiones?
Las lesiones pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero es cierto que dependiendo de la edad hay predisposición por distintas zonas:
- Lactantes: las lesiones suelen aparecer en la cara y en las superficies de extensión (codos y rodillas)
- A partir de los 2-3 años: suelen aparecer en las superficies de flexión (parte interna de codos y rodillas), detrás de las orejas y alrededor de la boca, tobillos y muñecas.
¿Existe algún desencadenante?
No tiene por qué, aunque a veces, se puede asociar a la toma de algún alimento, al contacto con algo en particular (jabones, sudor, cremas, colonias), ropa (tejidos sintéticos), exceso de sudoración…
¿Tiene alguna complicación?
La complicación más frecuente es la sobreinfección de las lesiones por rascado. Como ya comentamos en la parte del Impétigo , estos niños son más predispuestos a padecer infecciones cutáneas.
¿Cuáles son los cuidados básicos de la piel?
- Hidratación: una de las cosas más importantes, aunque en ese momento no tenga eccemas ni notéis la piel especialmente seca. Tiene que ser una rutina diaria. Aplicar la crema un par de veces al día. Una de estas veces, después del baño, con la piel aún húmeda.
- Usar ropa de algodón 100%. Intentar evitar que los sintéticos toquen la piel.
- La ropa debe lavarse con detergentes suaves y aclarar bien.
- Baños cortos, mejor una ducha, con el agua tibia, no caliente.
- En el baño, se puede lavar directamente con las manos, sin uso de manopla o esponja.
- Cuando vayáis a secar, hacerlo palpando, no frotando.
- Evitar el uso de geles muy perfumados. Funcionan muy bien los jabones de parafina o avena. Mejor si el PH es ácido o neutro (protege el manto graso de la piel y previene la proliferación bacteriana)
- Se pueden utilizar aceites en el baño.
- Mantener las uñas bien cortitas, para evitar que se lesionen si se rascan.
- No abrigar en exceso ni usar ropa muy ajustada.
- La temperatura en casa debe ser media y la humedad moderada-alta. Mejor si son radiadores de agua, aunque no van mal tampoco los eléctricos.
- El agua del mar va a mejorar las lesiones espectacularmente.
¿Qué tipos de cremas hay?
- Cremas hidratantes o emolientes: favorecen la retención de agua en la piel y la mantienen hidratada. Existen múltiples productos en el mercado en forma de cremas, leches, lociones… Todas son eficaces. La respuesta depende de cada niño. No siempre el producto más caro puede ser el más efectivo. Es el tratamiento de base. Cuando está en un brote y tiene eccemas importantes se deben evitar en esas zonas porque algunas cremas pueden causar escozor.
- Baño coloidal: consiste en utilizar en el baño unas sustancias que captan las moléculas de agua y las fijan a la piel. Se recomienda solo durante un corto periodo de tiempo hasta que mejore la hidratación y no diariamente.
- Aceites: se pueden utilizar en el agua del baño o directamente sobre la piel húmeda después del baño.
¿Y eso que he escuchado del baño con lejía?
Pues sí, se puede hacer, aunque suene extraño. Se ha demostrado que la lejía a concentraciones adecuadas ayuda a prevenir las infecciones de la piel.
Se debe usar una lejía que solo lleve hipoclorito sódico en una concentración del 6% como máximo y sin perfume ni otros aditivos.
La proporción a usar son 4ml de lejía por cada 5 litros de agua. El baño no durará más de 10 minutos y hay que intentar evitar el agua en la cara (especialmente los ojos y la boca). Se puede hacer un par de veces a la semana incluso si hay brotes. Y lo más importante, mucha precaución y consulta con tu pediatra antes de llevarlo a cabo.
¿Y si tiene un brote?
En este caso el tratamiento se basa:
- Calmar el picor: se usarán antihistamínicos que deberán ser recetados por tu pediatra.
- Corticoides tópicos: cuando aparecen eccemas, la aplicación de corticoides es fundamental. Si se usa en los casos necesarios y de la forma que te indiquen, no tiene por qué tener efectos secundarios. Se realizan ciclos cortos. No se suelen utilizar por vía oral.
- Existen otros compuestos más novedosos que los corticoides que se usan si hay eccemas muy repetidos en la misma zona o si son eccemas rebeldes al tratamiento.