No todo sobre el chupete es malo.
El uso del chupete durante el primer año de vida ayuda a prevenir el Síndrome de muerte súbita del lactante y con la succión, se genera la liberación de endorfinas (la hormona de la felicidad), de ahí su efecto relajante y que calme el dolor. Además, en el que caso de que el niño comience a chuparse el dedo, siempre es mejor el uso del chupete para que cuando llegue el momento puedas retirarlo sin problema.
Se recomienda iniciar su uso una vez pasado el primer mes de vida en caso de que se esté con lactancia materna, para no interferir con el buen agarre y con la buena instauración de la lactancia.
A partir del año, se recomienda ir limitando su uso, por ejemplo, dejarlo solo para el sueño. En los niños con un cierto retraso en la adquisición del lenguaje, los especialistas insisten en su retirada.
Si vuestros hijos utilizan chupete, ¿cuál es el mejor chupete?
- Tetina: mejor sin es fisiológica (tetina plana, simétrica), es la que menor presión ejerce sobre el paladar. Las tetinas redondas, las más antiguas, son las menos recomendadas, ya que el gran tamaño de la tetina provoca mayor deformación en el paladar.
- Cuanto más plano sea el cuello (la parte que pega a la parte de plástico) será mejor, ya que garantizará el cierre correcto de los labios y arcadas dentarias, permitiendo la erupción de los dientes con la menor interferencia posible.
- ¿Látex o silicona? las tetinas de látex son más elásticas, de manera que soportan mejor los mordiscos, pero como inconveniente, se estropean antes y absorben colores y olores. Por el contrario, las tetinas de silicona son más rígidas, por lo que se desgastan con menor facilidad y se limpian mejor. El inconveniente es que son menos resistentes, así que es más fácil que se puedan romper de un tirón o mordisco una vez que tienen los primeros dientes.
- La tetina debe tener una válvula de aire, de forma que se vacíe al succionar ofreciendo menor resistencia a los dientes.
- Siempre utilizar la menor talla posible de chupete ya que ocupará menos espacio en su boca y ejercerá menos interferencia.
¿Cuándo y cómo retirarlo?
El uso prolongado del chupete en niños mayores de 2 años produce alteraciones a nivel facial y oral (relación con alteraciones en la dentición). Además, se relaciona con alguna patología como la otitis media (los otorrinos en los niños con otitis de repetición siempre desaconsejan su uso) o algunas infecciones respiratorias.
Se recomienda su retirada una vez cumplidos los dos años.
Decir adiós al chupete supone alguna noche mala, más de una rabieta larga y desprendernos en parte de nuestro bebé.
Reconozco que a mi primera hija se lo retiré antes que al segundo. Privilegio por ser el pequeño y dejadez de madre a veces saturada que no encuentra el momento.
Lo recomendado es limitar su uso solo durante la noche, intentar ir acostumbrándolo a que no lo tenga cuando esté despierto, y después, programar la retirada nocturna.
La forma de retirarlo es ya muy personal, os doy unos consejos según la experiencia vivida y según la experiencia en la consulta.
Es bueno ir concienciando a vuestro hijo de que ya es mayor y que igual que tiene que ir dejando la cuna, hay que dejar el chupe. Es importante que cuando se tome la decisión seáis firmes porque si a lo largo de la noche se lo termináis dando, al final se pierde la credibilidad.
Podéis hacer un calendario y marcar el día que vais a retirarlo, así sabrá cuándo va a ocurrir. Aunque algunos padres prefieren hacerlo por sorpresa, sin previo aviso, y no tiene por qué tener malos resultados. Cada uno conoce a su hijo y puede intuir qué funcionará mejor.
Es importante quitar todos los chupes, buscar todos los que tengáis guardados en distintos sitios para que después no aparezcan por sorpresa cuando ya se está acostumbrando a estar sin él y para que no tengáis tentaciones cuando los nervios os puedan.
Con mi primera hija fue Papá Noel. La habíamos avisado de que, al cumplir dos años Papá Noel le traería regalos si a cambio le dejaba todos sus chupes bajo el árbol. Aquella noche muy ilusionada colocó la comida para los renos bajo el árbol y sus chupes dentro de una cajita. Lo pidió una vez antes de dormir, pero me inventé un cuento de cómo esa noche Papá Noel iba a venir con sus regalos y se durmió sin más drama. Casi peor lo llevé yo al pensar que mi pequeña se hacía mayor. Mi hija lo recuerda con cariño, ella sabe que su micrófono con el que tanto juega fue gracias a dejar sus chupes.
En otros casos he escuchado el hada o el duende de los chupes, y los padres se inventan una historia sobre esto y a cambio hay un regalo.
Otros padres optan por meter algo dentro de la tetina (chocolate, cacao…) y les dicen que el chupe está sucio o que tiene bichitos.
Algunos padres me han dicho que les han cosido hilos en la tetina y les es desagradable meterlo en la boca.
Ponerle alguna sustancia de sabor desagradable a la tetina también es un clásico (pimienta, pimentón, limón…).
Ideas hay muchas, así que sólo hay que echarle imaginación, ellos son muy inocentes y se creerán cualquier historia que les contéis. Lo importante es encontrar el momento, por ejemplo, en vacaciones y hacerlo con decisión.