Fabio Morábito

Milán

Ya regresé a tu ausencia

de puentes y reflejos,

de amplios espacios libres,


marinos. Vuelvo al aire

amargo de tus plazas,

a tus patios estrechos.


No supiste enseñarme

a perderme, te debo

los frutos más oscuros


de mi alma: el rigor

al que aspiro, el odio

a todo lo que es falso

y mi pudor, mi calma.