Fabio Morábito

Ciudad de México

Un día mi padre dijo

nos vamos, y tú eras

la meta: otra lengua,


otros amigos. No:

los amigos de siempre,

la lengua, la que hablo.


Me he revuelto en tus aguas

volcánicas y urbanas

hasta al fin conocerme,


y si al hablar cometo

los errores de todos,

me digo: soy de aquí,

no me ensuciaste en vano.