Fabio Morábito

Te cambias el anillo de dedo...

Te cambias el anillo de dedo

como recordatorio de algún pendiente,

un truco de tu abuela

que rara vez funciona en ti,

que al tocarte el anillo ya no sabes

lo que te propusiste recordar.

La vida se te escapa por los dedos

y el viaje de tu anillo no lo impide.

Yo que no llevo anillos

y debo recordarlo todo,

sin darme el lujo de un olvido,

odio mis manos huérfanas de ancestros,

manos de advenedizo o de ladrón,

y se me va la vida

en busca del anillo que no tuve,

la argolla inseparable de mis dedos.

¡Ser como tú,

que llegas tarde a tus recuerdos,

cuando el pendiente se deshizo,

y vuelves a ceñir tu mano como estaba,

reacomodando el universo!