Fabio Morábito

Tronco...

Tronco,

tú supiste desoír

mientras crecías

el llamado de las hojas,

que sólo necesitan una rama

para salir a lucirse.


Cuánto depende

de tu viaje de madera

en busca de un verde soñado,

sin saber si las hojas

se iban a abrir allá,

donde querías llegar.


Cuánto depende a veces

de saber taparse los oídos

y seguir de largo, como tú,

desoyendo las salidas a la mano.


Por ti la sombra fue posible

y con la sombra

pudimos avanzar

siguiendo a nuestros guías, los árboles.