A ti, Oh Azazoth, el que Babea en las tinieblas,
hermano de Nyarlatoteph, el Caos reptante,
hijo de Cthulhu, aquel que susurra en la Oscuridad
y que guarda el sello de R’yleh.
Atiende a tus hijos y extiende tu sombra sobre nosotros para que podamos elevar nuestras ofrendas en la noche negra, extiende tu insano poder sobre todas las criaturas. Esperamos impacientes tu Advenimiento desde los confines del Cosmos, muéstranos los Arcanos del Necronomicón, el Libro negro del loco Abdul Azareth, para que la luz enturbie a los hombres e inunde nuestro pecho con la ponzoña insana que emana desde los muelles Insmmouth.