Retiramos los azulejos inferiores de la pared.
Limpiamos el suelo
con agua y jabón.
Presentamos las baldosas y marcamos dónde hay que hacer el corte.
Usamos un cortador para azulejos que consiste en una ruleta que deslizamos por la marca.
Después presionamos la baldosa marcada sobre el saliente.
A veces el corte no es limpio por los bordes.
Usamos una radial para eliminar el pico mal cortado.
Hacemos todos los cortes necesarios para encajar las piezas en el marco de la puerta.
Con los medios que tenemos no queda más remedio que hacer varias piezas.
Presentamos todas en su posición para ajustarlas correctamente.
Preparamos el mortero cola según indique el fabricante.
Aplicamos con una espátula dentada para que la superficie de agarre sea mayor.
Golpeamos ligeramente la baldosa con una maza de goma para asentarla.
Nivelamos y corregimos el desnivel.
No nos olvidamos de las piezas más pequeñas.
Vamos poniendo baldosas en el centro de la habitación hasta llegar al final.
Dejamos secar esta parte ya hecha antes de continuar con el resto.
Terminamos poniendo las baldosas de todos los bordes.
La última pieza y ya podemos poner la lechada para las juntas.
Optamos por ponerla sólo en las llagas y no por todo el suelo.
Dejamos un par de días para que secase bien antes de poner los azulejos de la pared.
Los presentamos en su ubicación.
Con la radial quitamos los restos antiguos de mortero cola.
Los pegamos en su lugar correspondiente.
Dejamos secar un día antes de dar la lechada definitiva en la pared.
Por último, para limpiar toda la pared usamos un estropajo seco (lo mejor es el esparto)
y después pasamos un paño seco también para retirar el polvillo.