A partir de una caja de vino, sacamos
las partes del refuerzo y cortamos las
piezas necesarias.
Con una escofina o lima igualamos los
cortes, y después con la lijadora
lijamos todas las partes.
Empleamos clavos de cabeza perdida
para unir las piezas y después con un
botador, o algo más casero, hundimos
las cabezas.
Tapamos los agujeros que resultan con
pasta para madera de un color similar
y una vez que esté bien seca (según
indique el fabricante) pintamos la caja
y la tapa. Este es un barniz tinte
al agua y le he dado dos manos.
Dejamos secar muy bien y ponemos
las bisagras y el cierre.
Haremos un repujado en latón
para la tapa.