Quité el cierre, el asa y la bisagra.
El interior forrado de plástico
lo dejé excepto en la tapa,
ya que estaba deteriorado.
Tapé los agujeros del asa y el cierre
porque los nuevos no me coincidían.
Usé una masilla para madera. Lo dejé
secar 24 horas y lo lijé suavemente.
Limpié la superficie con un papel
mojado en alcohol.
No usé selladora porque el color final
cubría perfectamente. Le dí dos manos
de pintura al agua usando el rodillo.
Para decorar la tapa y el perímetro
inferior, usé la técnica del veteado.
Después le dí dos manos de barniz
acrílico al agua.
El interior de la tapa lo forré con un
trozo que me sobraba de hule.
Para fijarlo usé pegamento en spray.
Lo dejé que se fijara completamente.
Usé un punzón para descubrir
los agujeros de la bisagra
(que ya estaban hechos) y
luego atornillé la tapa al arcón.
Medí la posición del nuevo cierre
y marqué los puntos donde iban
los tornillos.
Taladré en esos puntos procurando
no atravesar del todo (por ello puse
cinta en la broca) y atornillé las dos
piezas del cierre.
Presenté el asa en la posición que
quería (una en cada lado del arcón)
e hice los orificios pasantes.
Usé los tirafondos que traían las asas
para atornillarlas. Para que la tapa se
sostenga compré una pieza que
se llama compás. Las hay para el lado
derecho y para el izquierdo.
Yo solo puse el del lado derecho.
Taladré en los puntos marcados,
una vez presentado el mecanismo
y comprobando que cerraba la tapa.
Ahora encaja con la decoración de
su nueva ubicación.