Para el frontal, marcamos un rectángulo
a modo de entrada y lo cortamos
con la sierra de calar.
En total necesitamos seis tablas. Los laterales son iguales, sin ningún corte. La base lleva truncadas las esquinas para que sobresalgan cuatro listones a modo de patas. La tabla de arriba solo tiene las esquinas de atrás cortadas para que sobresalgan los listones traseros y hacer un altillo con otro trozo de tabla.
Atornillamos los laterales a los listones. Los traseros son más gruesos que los delanteros.
Presentamos las dos piezas laterales
enfrentadas y atornillamos la base
al conjunto anterior.
Fijamos la encimera y
lijamos todo el mueble.
Clavamos unos trocitos de madera
sobrante en las esquinas traseras de
la parte superior para que quedase mejor.
Para el altillo, además de atornillar
la tabla a los listones,
usamos un refuerzo por la cara interna.
El refuerzo lo atornillamos
tanto por arriba de la tabla
como por el interior de los listones.
Esto da más estabilidad.
La hamaca la hicimos con un cojín y
pusimos un ojete metálico
en cada esquina.
Son dos aros de metal que se machacan
entre sí usando el martillo y una pieza
metálica con el mismo diámetro
de los aros.
En los listones interiores del mueble
pusimos cuatro hembrillas
que es donde va sujeta la hamaca.
Pasamos unas cintas procurando que
no quedasen muy tensas para que
se curvase un poco el cojín.
Atamos fuertemente.
El altillo lo cubrimos con un trozo
de espuma grueso y lo tapizamos con tela
de pelo para que quedase mullido.
La grapamos por la cara interna
tapando los refuerzos.
En la parte de arriba del mueble
atornillamos un trozo de césped artificial
(la base de este césped es un plástico
bastante grueso y no se rompió al hacerlo).
Para tapar los tornillos frontales y laterales
usamos un trozo de felpudo que sirve
además como rascador.
Lo grapamos por el interior y
a ambos lados del mueble.
Su dueño está encantado
con este invento…