A punto de culminar mi bachillerato en Educación en Artes Visuales, y habiendo tenido la oportunidad de cursar estudios en arquitectura, me detengo a reflexionar sobre los aprendizajes que marcarán mi camino como futura maestra. Ambos campos, aunque distintos en enfoque, me han formado integralmente. De la arquitectura, me llevo una visión estructurada del espacio, una sensibilidad por la forma, la escala y la composición, así como una atención rigurosa al detalle. Aprendí a pensar en función del entorno, de la funcionalidad y la estética, lo cual enriquece mis propuestas artísticas y pedagógicas. Aunque no continué por ese camino, su influencia permanece en cada proyecto interdisciplinario que diseño, en la organización visual de mis clases y en mi deseo de integrar el arte con otras disciplinas.
Como estudiante de educación en artes visuales, mi mayor aprendizaje ha sido comprender el poder del arte como herramienta de transformación social, emocional y cognitiva. He aprendido a valorar las múltiples formas en que los estudiantes se expresan y aprenden, y a crear espacios donde puedan explorar su identidad, emociones y entorno a través del arte. Me llevo el compromiso ético de educar con empatía, creatividad y respeto por la diversidad.
En cuanto a mi preparación para ejercer la profesión del magisterio, me siento lista. He desarrollado estrategias efectivas, conozco la planificación curricular, la integración de tecnología, y he tenido experiencias valiosas durante mi práctica docente. Sin embargo, como todo lo que se enfrenta por primera vez, también siento miedo ante lo desconocido. Me cuestiono qué retos me traerá el futuro, qué tipo de escuela me recibirá y qué estudiantes estarán bajo mi responsabilidad. Aun así, confío en mi formación, en mi vocación y en mi capacidad de adaptación. Sé que el camino no será fácil, pero tengo la seguridad de que estoy preparada para crecer con cada experiencia.
Reconozco en mí múltiples áreas de fortaleza: soy una persona creativa, estructurada, interdisciplinaria y dinámica. Tengo un excelente dominio de las herramientas tecnológicas, lo que me permite diseñar clases innovadoras y recursos accesibles para todos los estilos de aprendizaje. Además, me destaco por mi determinación y mi capacidad de ejecutar proyectos con firmeza, sin perder de vista la sensibilidad humana y artística que debe caracterizar a una educadora.
A la vez, reconozco que tengo áreas que necesito atender. Suelo ser ansiosa y perfeccionista, lo que en ocasiones me lleva a intentar controlar variables que simplemente no están en mis manos. Esta tendencia, aunque me impulsa a dar lo mejor de mí, puede también desgastarme emocionalmente. Además, al ser disléxica, a veces necesito más tiempo para realizar lecturas complejas o comprender textos profundos. Esta condición no me detiene, pero sí requiere estrategias específicas para navegar los desafíos académicos y profesionales.
Para compensar estas áreas de atención, he comenzado a diseñar estrategias prácticas y sostenibles. En mi planificación, incluyo márgenes de tiempo para imprevistos, lo cual me ayuda a manejar mejor la ansiedad y reducir la autoexigencia excesiva. También uso recursos visuales, colores llamativos, tipografías claras y resaltadores para organizar mejor la información y apoyar mi comprensión. Me apoyo en ilustraciones conceptuales, reduzco estímulos distractores y, en mis clases, integro ejercicios de mindfulness que nos preparan emocional y mentalmente antes de comenzar cada actividad. Estas prácticas no solo me ayudan a mí, sino que fortalecen el clima socioemocional en el salón de clases.
Mis expectativas y proyecciones como profesional están claras. Deseo comenzar a trabajar como maestra tan pronto me gradúe. Anhelo un espacio laboral donde predomine el respeto, la colaboración y el crecimiento constante. En paralelo, quiero continuar desarrollándome mediante cursos de educación continua en torno, cerámica y orfebrería. Estas disciplinas no solo me enriquecen como artista, sino que me permitirán ofrecer clases más variadas y prácticas. Aspiro a ser una maestra flexible, empática, y sobre todo, confiable para mis estudiantes: alguien que inspire, escuche y motive.
A largo plazo, mi meta es realizar una maestría en museología en Caribbean University y fundar la primera galería educativa de arte en Aibonito, donde se exponga arte de todas las edades y talentos. Quiero que sea un espacio inclusivo, donde la comunidad pueda encontrarse con el arte como una forma de identidad, diálogo y sanación. Además, me gustaría estudiar el arte del tatuaje como grado asociado e integrar esta práctica en una galería interdisciplinaria que fusione mis pasiones: la educación, el arte, la arquitectura, el diseño y la expresión corporal. Todo esto representa mi compromiso con la educación artística desde un enfoque contemporáneo, diverso y comunitario.
Finalmente, deseo aportar al sistema educativo del país una visión renovada del arte en la escuela. Quiero contribuir al desarrollo de una educación que no vea el arte como adorno o entretenimiento, sino como una disciplina central en la formación del ser humano. Desde mi lugar como educadora, quiero promover políticas escolares que valoren la expresión artística como una necesidad social, que fomenten la inclusión, el pensamiento crítico y la creatividad. Aspiro a ser una agente de cambio que transforme realidades, inspire a otras personas y eleve la dignidad del magisterio desde la pasión, la ética y el amor por enseñar.