Vivimos en un mundo caracterizado por sus cambios constantes y desafíos sociales crecientes, donde el papel del maestro ha sido repetidamente impactado por el continuo avance de la tecnología y los aspectos sociales. Esto es especialmente evidente en el caso de los maestros de arte visual, quienes han enfrentado desafíos significativos en los sistemas educativos y en su material curricular. Desde una postura personal, considero que el maestro de arte desempeña un papel fundamental tanto en el ámbito tecnológico como en el desarrollo de la sensibilidad humana. Pues, a lo largo de la historia, el arte ha sido una expresión esencial de la humanidad, y su influencia en el desarrollo de nuestra existencia no debe ser subestimada. Mi filosofía personal se refleja en la creencia en el arte como una poderosa herramienta para sanar, crear, jugar y compartir, y esta creencia se fundamenta en la comprensión de la importancia crítica del maestro de arte en la educación y en la sociedad en su conjunto.
Desde tiempos ancestrales, el arte ha sido un medio a través del cual la humanidad ha transmitido sus pensamientos, emociones y experiencias. Un ejemplo extraordinario de esto son las pinturas rupestres en las cuevas primitivas de Lascaux, en Francia, que datan del Paleolítico Superior. En la cueva de Lascaux se demuestra que estos sentían algún tipo de sensibilidad hacia los animales que cazaban y un cierto interés por cómo se reproducían. También, se ve que estos artistas rupestres aprovechaban las irregularidades de las superficies de las cuevas para expresar visualmente su curiosidad sobre su entorno; una característica única que nos distingue de cualquier otro ser vivo en la Tierra, a la que llamamos “pensamiento crítico”. Estas obras maestras prehistóricas nos proporcionan una ventana única hacia la vida de nuestros antepasados y su profunda conexión con el mundo sensible que los rodeaba.
Un caso más significativo para nuestro desarrollo en el arte y su importancia en Puerto Rico, lo fue el proyecto DIVEDCO (División de Educación de la Comunidad). Organización que para la década de 1950 destacó el potencial del arte como una herramienta para la educación y la concienciación social. Los maestros de arte en este proyecto desempeñaron un papel esencial al crear obras de teatro, murales y actividades educativas que celebraban la cultura, la identidad puertorriqueña y las normas sociales. Su trabajo no solo fortaleció la comunidad, sino que también fomentó la conciencia de la salud y la higiene en un país donde la mayor parte de la población era analfabeta o privados del tiempo y los recursos para educarse.
Sin embargo, a pesar de estas poderosas evidencias de la influencia positiva del arte, muchos artistas en la actualidad enfrentan desafíos significativos para encontrar empleo, especialmente en lugares como Puerto Rico, donde la profesión artística a menudo se percibe como un “hobby” o “sin futuro”. La idea errónea de que una carrera en el arte conduce inevitablemente a la miseria es un obstáculo que debe superarse. Es crucial comprender que el maestro de arte no solo enseña técnicas de dibujo, pintura o escultura, sino que también cultiva la creatividad, el pensamiento crítico y la sensibilidad en sus estudiantes. Estudiantes que crecerán y cada vez más se expondrán a la multiplicidad de estímulos sociales. El ser humano es alguien sensible y sensorial por naturaleza. Sin importar qué debemos incitar a un mejor aprovechamiento de nuestras facultades físicas y cognitivas, tal y como lo hace el arte. Estas habilidades son esenciales en todos los campos, en especial como la tecnología, donde la innovación y la originalidad son altamente valoradas.
En conclusión, en el mundo actual, donde la tecnología y la automatización están en constante avance, la sensibilidad y la empatía humana son más cruciales que nunca. El maestro de arte despierta la sensibilidad en sus estudiantes al alentarlos a explorar sus emociones y a comprender las perspectivas de los demás a través del arte. Esta sensibilidad y empatía son herramientas esenciales para abordar los problemas más pequeños, globales y universales, como la desigualdad, la discriminación y el cambio climático. A pesar de las dificultades que enfrentan los artistas para encontrar empleo, es imperativo reconocer la importancia vital de su labor y apoyar su contribución a la sociedad. Creer en el arte como una herramienta para sanar, crear, jugar y compartir es creer en un mundo más enriquecido y en un futuro más prometedor para todos nosotros.