Lunes – 2 Crónicas 34:3
Un líder victorioso se mantiene abierto y enseñable.
Martes – 2 Crónicas 34:4-7
Un líder victorioso quita obstáculos provenientes del pasado.
Miércoles – 2 Cr 35:7, 18
Un líder victorioso entiende lo que tiene que dar y lo da.
Jueves – 2 Crónicas 34:26-28
Un líder victorioso reconoce la clave para la victoria.
Viernes – 2 Crónicas 34:30-31
Un líder victorioso mantiene un compromiso personal a tener éxito.
Sábado – 2 Crónicas 34:33
Un líder victorioso reconoce que el arrepentimiento personal precede a la reforma pública.
2 CRÓNICAS 34:1-7
1. De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén.
2. Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.
3. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas.
4. Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.
5. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén.
6. Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor.
7. Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén.
2 CRÓNICAS 34:33
“Y quitó Josías todas las abominaciones de toda la tierra de los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirviesen a Jehová su Dios. No se apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió.”
En los días de Josías, se consideraba que los muchachos llegaban a ser hombres a la edad de doce años. A los dieciséis, Josías comprendió la responsabilidad de su oficio. Aun a esta corta edad, mostró más sabiduría que muchos de los reyes más adultos anteriores a él, debido a que decidió buscar a Dios y a su sabiduría. No permita que su edad lo descalifique para servir a Dios.
Extraer las enseñanzas de liderazgo de la vida de Josías.
Describir cómo el líder de lograr primeramente una victoria personal.
Examinar la forma cómo el líder puede ayudar a otros a avanzar hacia la victoria.
En un viejo libro se escribió sobre las diferencias entre los presidentes de la Unión y de los Estados Confederados: Abraham Lincoln y Jefferson Davis. Abraham Lincoln, fue presidente de los Estados Unidos y un líder sumamente extraordinario. Nunca olvidó que la victoria de la nación era su mayor prioridad, por encima de su orgullo, reputación, y bienestar personal. Se rodeó de los mejores líderes que pudo encontrar, otorgó poderes a sus generales, y nunca tuvo miedo de dar el mérito a otros por las victorias que la Unión alcanzó. Por ejemplo, después de la victoria del general Grant en Vicksburg, Lincoln le envió una nota en la que decía: “Nunca creí otra cosa, excepto la esperanza general de que usted sabía qué hacer mejor que yo… Ahora deseo reconocer personalmente que usted tenía razón y que yo estaba equivocado”.
Por otra parte, parece que, para Jefferson Davis, la victoria nunca fue una prioridad. Cuando tenía que haber estado pensando como un revolucionario, estaba trabajando como un burócrata. Cuando debió haber estado delegando autoridad y la toma de decisiones a sus generales —los mejores del país— pasó todo el tiempo dominándolos. Lo peor de todo era que le preocupaba más tener la razón que ganar la guerra. El historiador David M. Porter dice lo siguiente de Davis: “Gastaba gran parte de sus energías en argumentos conflictivos, y aun litigiosos, para probar que tenía razón. Todo parece indicar que pensaba que el tener la razón era suficiente; que era más importante vindicar su propia rectitud que obtener resultados”. Davis violaba la Ley de la Victoria, y como consecuencia, su gente sufrió una derrota devastadora.
¿Has pensado alguna vez en lo que separa a los líderes que logran victorias de aquellos que sufren derrota? ¿Qué se necesita para ser un ganador? Los líderes victoriosos comparten una incapacidad para aceptar la derrota. La alternativa a ganar parece totalmente inaceptable para ellos, de modo que piensan en lo que debería hacerse para lograr la victoria, y lo persiguen con todo lo que tienen a su disposición.
Los líderes que practican la Ley de la Victoria creen que cualquier cosa menos el éxito es inaceptable. Y no tienen un plan B. Eso les mantiene peleando.
Ganar es una tarea interna. El equipo que logra la victoria es aquel que primero gana sus batallas internas. Y el primero en afrontar y ganar esas batallas internas es el líder.
¿Cómo busca un líder la victoria sobre el yo? Consideremos cómo Josías se conquistó a sí mismo:
1. Se mantuvo abierto y enseñable.
Los líderes que permanecen dispuestos a aprender y abiertos al cambio se sitúan a sí mismos en una posición para ganar. Josías demostró esa clase de apertura y disposición a aprender. Cuando tenía dieciséis años, en lugar de intentar convencer a todo el mundo de que él lo sabía todo, se humilló a sí mismo. Se alejó de los caminos de su arrogante padre y buscó a Dios.
2. Quitó obstáculos provenientes del pasado.
Todos los líderes tienen que tratar el bagaje, De un modo u otro, un líder tiene que ganar batallas que implican problemas del pasado. Para Josías, una importante batalla implicaba la adoración a ídolos, un problema desde la época del rey Salomón. Con valentía limpió el país de ídolos.
Cuando busques victoria en tu organización, debes afrontar y vencer problemas del pasado. Puede que sean tradiciones ineficaces, jugadores incompetentes a los que hay que despedir; errores de juicio, o pecados de los que no te has arrepentido. Sea lo que sea, debes encontrar la valentía para afrontarlos y resolverlos.
3. Entendió lo que necesitaba dar y lo dio.
La victoria siempre conlleva un costo personal. Para Josías, eso significó reparar el templo y reinstalar la Pascua. De sus propias pertenencias dio treinta mil corderos y cabras jóvenes, y tres mil cabezas de ganado para ser sacrificado (2 Cr 35.7, 18).
4. Reconoció la clave para la victoria.
Todo líder debe encontrar la clave para la victoria. Para Josías, esa clave fue el arrepentimiento. Después de que se descubriera el libro de la Ley y se leyera, él se arrepintió genuinamente de sus propios pecados y de los de su pueblo, y entonces impulsó a sus compatriotas a que siguieran sus pasos. Toda situación de liderazgo contiene una clave para la victoria. Si tú eres el líder, debes encontrar esa clave y usarla.
5. Mantuvo un compromiso personal a tener éxito.
La gente nunca llega a comprometerse más que su líder. El compromiso personal de Josías inspiró al pueblo a ser fiel a pesar de sus deseos malvados y su historia (2 Cr 34:31). Si los miembros de una organización descubren que tienen un compromiso mayor que sus líderes, encontrarán otra organización con otro líder.
Si estás peleando las necesarias batallas interiores, te estás situando en el mejor lugar para dirigir a tu equipo a la victoria. Pero puede que eso no sea suficiente. Para que tu organización llegue al siguiente nivel, tu gente necesita sus propios avances. La siguiente es una buena manera de ayudarles a lograr sus propios triunfos:
1. Entender el momento del avance.
Hay tres momentos principales para dirigir a la gente hacia una victoria. La gente está lista para un cambio cuando...
• sufren tanto que necesitan un avance,
• aprenden lo bastante como para querer un avance,
• reciben lo bastante como para poder avanzar.
Proporciona a tu gente oportunidades de aprendizaje, dales recursos y ánimo, y presta atención a dónde están mental, espiritual y emocionalmente. Entonces, cuando estén preparados, dales un pequeño empuje para ayudarles a saltar el tope.
2. Orar por un avance.
Lo mejor que puedes hacer por tu gente es orar por ellos, El eminente evangelista John Wesley observó: «Dios no hace nada sino como respuesta a la oración», Pide a Dios un avance. Entonces pide a Dios que te ayude a hacer tu parte, que revele a las personas su parte, y que cumpla la parte de Él.
3. Convertirse en una persona de avance.
Si muestras lo que significa ser una persona de avance, tu gente valorará los avances. La mayoría de las personas de avance muestran estas cualidades.
Vulnerabilidad:
Entienden que no son perfectos, que no pueden hacerlo todo, y que necesitan a Dios para compensar la diferencia.
Humildad:
No están ahí para demostrar nada, y no les importa quién se lleva el mérito. Están contentos de compartir el foco de atención con otros.
Transparencia:
Viven su vida como libros abiertos. Admiten en qué se quedan cortos al igual que dónde está obrando Dios en sus vidas.
4. Encuentran líderes de avance.
Reunir a fuertes líderes adeptos a los avances puede marcar una diferencia en tu organización. Es como tener un equipo de catalizadores de avance a tu lado.
Si quieres un equipo ganador, debes tener jugadores ganadores. La mejor manera de hacer eso es crear avances. Si puedes convertirte en una persona de avance que dirige un equipo de líderes de avance que supervisan una organización llena de personas de avance, entonces la victoria llega a ser casi inevitable.
¿Cuál es su nivel de expectativa en lo referente al buen éxito de su organización? ¿Cuánta dedicación tiene a ganar su “juego”? ¿Tendrá en su esquina la Ley de la Victoria mientras pelea, o cuando esta se vuelva difícil va a tirar la toalla? Su respuesta a esta pregunta puede determinar si tendrá buen éxito o si fracasará como líder.
Tres componentes de la victoria. Sea que observe un equipo deportivo, un ejército, una empresa, o una organización no lucrativa, la victoria es posible siempre que tenga los siguientes tres componentes:
1. Unidad de visión. Los equipos sólo alcanzan buen éxito cuando los jugadores tienen una visión unificada, independientemente de cuánto talento o potencial haya. Un equipo no gana el campeonato si los jugadores tienen planes diferentes. Esto se aplica al deporte profesional. Es cierto en los negocios y en las iglesias.
2. Diversidad de destrezas. Casi no hay ni que decir qué el equipo necesita diversidad de destrezas. ¿Puede imaginar un equipo de futbol únicamente de goleadores? No tiene sentido. En la misma forma, para tener buen éxito, las organizaciones necesitan diversos talentos, en los que cada jugador cumple con su parte.
3. Un líder dedicado a la victoria y a explotar el potencial de los jugadores. Es cierto que es importante tener jugadores con diversas destrezas. Como dice Lou Holtz, antiguo director del equipo de fútbol norteamericano de Notre Dame: “Usted debe tener grandes atletas para ganar, no importa quién sea el director. No se puede ganar sin buenos atletas, pero se puede perder con ellos. Es allí donde el director hace la diferencia”. En otras palabras, también se necesita del liderazgo para obtener la victoria. La unidad en la visión no sucede, no ocurre, no es espontánea. Los jugadores indicados con la adecuada diversidad de talentos no llegan por cuenta propia. Se necesita que un líder haga estas cosas, se necesita que un líder imparta la motivación, los poderes, y la dirección necesarios para ganar.