Una gran enseñanza

Cierto día, después de que las tropas espartanas atacasen y destruyesen uno de los Palacios Macedonios, Alejandro Magno se encontró con Diógenes, que se encontraba observando muy atentamente un montón de huesos calcinados que se encontraban entre las ruinas, y le preguntó que qué era lo que buscaba. Diógenes que contesto: «algo que no logro encontrar».El rey macedonio sorprendido porque Diógenes, famoso por su sabiduría, inteligencia y habilidad, no fuese capaz de encontrar lo que buscaba, le volvió a insistir en la pregunta.La respuesta que recibió Alejandro no a olvidaría jamás. Diógenes le contestó: «trato de encontrar la diferencia que hay entre los huesos de los nobles y los de tus esclavos y la verdad es que no encuentro ninguna».

Diógenes era muy peculiar, fue el cínico más incisivo de Grecia y su figura se hizo legendaria. Vivía en un tonel o tinaja y en la más absoluta austeridad y fue un crítico implacable con las instituciones sociales. De él se cuentan innumerables anécdotas, otra de ellas tiene también que ver con Alejandro Magno quien, cierto día se lo encontró sentado absorto en sus pensamientos y le preguntó si podía hacer algo por él. Diógenes le contestó: «sí, apártate que me estas tapando el sol».

Otra vez, durante un viaje en barco a Egina fue secuestrado por unos piratas y vendido como esclavo en Creta. Cuando lo pusieron a la venta le preguntaron que es lo que sabía hacer, Diógenes les contesto: «Mandar, mirar a ver si alguien quiere comprar a un amo». Fue comprado por Xeniades de Corintio que le dio la libertad y le hizo tutor de sus hijos.

Así fue Diógenes, sencillamente diferente.