Superstición vikinga

Los vikingos eran famosos porque en sus incursiones, no dejaban títere con cabeza. Sin embargo hacia el año 854, cuando el caudillo vikingo Godofredo Haraldsson, hijo del rey danés Harald Klak, a finales del 853 navega subiendo el curso del Sena. En su avance hacia Rennes se dirigió hacia el Monasterio de Redon para saquearlo cuando se desencadenó una violenta tormenta. Los vikingos, supersticiosos y aterrados, creyeron que el convento estaba protegido por los dioses, por lo que no solo desistieron en el empeño de arrasarlo, sino que además Godofredo dejó una guardia a sus puertas, para cerciorarse de que ninguno de los suyos lo saquearía en el futuro. Una curiosa anécdota de las incursiones vikingas.

Foto: Nave vikinga.(vadehistoria.com)