A buenas horas mangas verdes

«A buenas horas, mangas verdes» es una expresión que se aplica a aquel que toma una determinación a destiempo, tarde o fuera de plazo o llega al lugar cuando ya ha pasado todo. Veamos cual es el origen de tan famosa expresión. Ya en el siglo XIII se crearon las Compañías de Almogávares de Aragón y Cataluña que, aunque eran un poco anárquicos en cuanto sus vestimentas, ya se les distinguía por las mangas verdes que lucían debajo de las casacas y se les llamaba así. Pero hay varios candidatos como origen de tan famosa expresión.

El más divulgado lo sitúa en el Cuerpo de Policía Rural creada por los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, llamado La Santa Hermandad. Este Cuerpo perseguía todo tipo de delitos, pero principalmente los relacionados con la fe en relación directa con la Inquisición. Sus miembros vestían un uniforme con coleto —vestidura de piel que cubre el cuerpo hasta la cintura— y mangas de color verde. Sus miembros no se caracterizaban precisamente por su puntualidad a la hora de acudir a los lugares donde se había cometido un delito o una tropelía y llegaban, normalmente cuando ya no eran necesarios. De ahí provenía la expresión: ¡A buenas horas, mangas verdes!

También existen otras versiones sobre su origen:

Una nos dice que la expresión proviene de la Guardia Urbana creada en el siglo XIX por el Conde de Romanones y llamados así, “Los Romanones” que vestían un uniforme compuesto de guerrera cruzada y pantalón en color azul marino con las bocamangas de la guerrera en verde, tocados de gorro colonial y armados con un gran sable a la cintura. Era típico, al igual que los miembros de la Santa Hermandad, que en los momentos de alteraciones del orden público tardaran mucho más de lo normal en acudir a los requerimientos de la autoridad.

Otra dice que la expresión pudo proceder de una antigua Policía Inglesa que vestía también casaca verde y era famosa por acudir tarde al auxilio. Quizá debido a la ferocidad de las bandas locales en aquella época.

Y otra más la achaca a los Guardias Forestales del siglo XIX, que vestían uniforme con mangas verdes y que acudían con retraso a los incendios en los pueblos, siendo los habitantes del pueblo los que por sus propios medios tenían que apagar el fuego en un incendio.

Como vemos, hay diferentes explicaciones para explicar la famosa frase, pero lo que sí es cierto, sea cual sea su verdadero origen, es que se refiere siempre al hecho de llegar tarde al lugar donde se producían los acontecimientos.

Foto: Manga verde perteneciente a la Compañía de Almogáves Aragonesa. Siglo XIII.