Esta anécdota es bastante conocida y circula por toda la red, pero no por ello deja de ser curiosa y graciosa, y es que el ingenio humano no tiene límites. En 1833 una fuerte sequía asolaba a gran parte de México, ante ello el Alcalde Mayor del Departamento de Las Castañas, decretó el siguiente Bando Municipal:
Artículo 1. Si en ocho das desde la fecha no llueve abundantemente, nadie irá a misa ni rezará.
Artículo 2. Si la sequía dura ocho días mas, serán quemadas las iglesias, capillas, conventos, etc.
Artículo 3. Si tampoco llueve en otros ocho días, serán degollados los clérigos, frailes, monjas, beatas y santurrones.
Además añadía:
“Y por el presente Bando se conceden facultades para cometer toda clase de pecados, para que el Supremo Hacedor entienda con quien tiene que vérselas”.
La noticia fue publicada en el diario La Libertad. Automáticamente, llovió.
Foto: Ejemplo de un Bando Municipal.