Métodos alternativos para encender un fuego
Manual de supervivencia - Survival
Lo mejor es no cometer la torpeza de no llevar una reserva de cerillas o un mechero. Pero si nos vemos sin estos medios convencionales para encender un fuego existen otros sistemas improvisados, unos sencillos y efectivos y otros más complicados si no tenemos práctica. En estos casos se hace especialmente importante tener preparada suficiente yesca (hierba seca, hojarasca, etc. bien compactada para que la brasa se propague con facilidad) y leña fina y seca para no desperdiciar una llama que puede habernos costado mucho esfuerzo conseguir. Suele ser efectivo soplar suavemente cuando aparece el primer puntito rojo para avivar la llama. Los métodos son los siguientes:
Las lentes
Una lupa o las lentes de una cámara fotográfica, los prismáticos o determinadas gafas son un medio muy efectivo para encender un fuego, pero no nos servirá si no hace sol. Prepara primero una buena yesca que prenda con facilidad y apunta hacia ellas el puntito de luz.
Pedernal y eslabón
Es un buen sistema que funciona en cualquier circunstancia. Si no disponemos de pedernal podemos probar con una piedra dura. (hay que probar hasta que encontremos una que desprenda buenas chispas, y entonces guardarla para otras ocasiones). Sostendremos el pedernal cerca de la yesca y lo golpearemos con un trozo de acero, como puede ser la hoja de un cuchillo, tratando de dirigir las chispas a la yesca.
Arco de rodamiento indio
Es un conocido sistema de fricción de aire muy aventurero, pero si no sabemos escoger la madera que vamos a usar lo más probable es que no logremos encender el fuego. Consiste en girar rápidamente una vara con ayuda de un arco sobre otro trozo de madera. Construiremos el arco con una rama flexible y un cordón (de los zapatos, mochila, anorak, etc). Si queremos que el método funcione debemos frotar madera blanda contra madera dura (ver en la página anterior leñas tiernas y leñas duras). En cualquier sistema de fricción de madera, si obtenemos un polvillo negro, como de carbón, habremos acertado con la madera adecuada, en cambio, si obtenemos un polvo basto y arenoso, desechémosla y busquemos otra. Cuando empiece a salir humo se añade la yesca bien compactada para que la brasa se propague con facilidad y se sopla con suavidad mientras se continua frotando para lograr una llama.
Método de la sierra
Es un método propio de la jungla, y consiste en usar una madera blanda, normalmente bambú para "serrar" (efectuaremos un movimiento de sierra) otra dura, frecuentemente cáscara de coco. Como yesca se emplea la fibra algodonosa de la base de las hojas de cocotero, el recubrimiento piloso marrón de algunas palmeras o la membrana que encontraremos dentro del bambú.
Método de la correa
Usaremos una tira de ropa u otra fibra fuerte y una rama de madera blanda. Elevaremos la rama ligeramente colocándola sobre una piedra. Pasaremos la correa por debajo de la piedra y tiraremos alternativamente de un extremo y del otro para producir la fricción. Previamente habremos colocado la yesca debajo de la rama, tocando a la correa.
Otros métodos
Podemos emplear una batería para hacer chispas uniendo los cables de ambos polos. También, en teoría, es posible fabricar una lente con un pedazo de hielo que labraremos con el cuchillo y terminaremos dando forma con las concavidades de las manos. Aunque si el frío es intenso el riesgo de congelación de nuestras manos puede ser demasiado alto. También es posible usar un objeto cóncavo (el culo de una botella, por ejemplo) para hacer la lente, vertiendo agua sobre él y dejando que se congele. Si hacemos dos, podemos pegarlos con un poco de agua que, si el frío es intenso, se congelará enseguida. En ocasiones, echar unas gotas de gasolina o alcohol sobre la yesca puede facilitar la inflamación, pero no la empapes completamente. Si usas gasolina u otro combustible en un recipiente para calentarte, ten en cuenta que existe un riesgo potencial de accidente. Nunca añadas más combustible hasta que la llama se haya apagado y el recipiente se enfríe.
Fuego para calentarse
Para aprovechar mejor el calor del fuego debemos construir un reflector con unos leños o utilizar uno natural (una formación rocosa, una depresión del terreno, un árbol grueso...) hay que prestar atención a la dirección del viento para que no nos venga el humo a la cara. Entre el fuego y el reflector prepararemos un lecho seco, blando y cómodo donde nos colocaremos nosotros. Y. Coineau y L. P. Knoeffler dicen a este respecto en su obra Vivir y Sobrevivir en la Naturaleza. Ed. Martínez Roca: "Encended un fuego intenso mucho antes de la hora del descanso; poco antes de esta, cubrid el lecho de brasas con una fina capa de cenizas. El calor, devuelto por el reflector, calienta durante unas 8 horas el área así delimitada."
Fuegos para cocinar
Para cocinar es mejor una hoguera pequeña, que consume menos leña y es fácil de mantener. Siempre es más práctico cocinar sobre las brasas que sobre la llama. Podemos construir un hogar que nos servirá para poner la cazuela haciendo un pequeño fuego entre dos troncos, dos piedras, etc. Si nuestra cazuela tiene un asa como la de los cubos podemos sujetarla sobre el fuego con una "grúa" improvisada con una rama inclinada sujeta entre unas piedras y otra rama que funcionara como "percha".
El agua
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En una situación de supervivencia, después de tratar a los heridos, la búsqueda de agua suele ser la necesidad más apremiante. Si carecemos de agua nuestras esperanzas de vida se cifran en torno a los dos días en el desierto y a algo más de una semana en climas frescos.
La cantidad de agua que necesitamos depende de la temperatura y humedad ambiental y de la actividad física que desempeñemos, pero nunca será menos de 2 litros diarios. En un desierto necesitaremos 10 ó 12 litros para llevar una actividad normal.
Encontrar agua
En las zonas templadas no suele ser difícil encontrar cursos de agua. En las zonas secas y desérticas la cosa puede complicarse más. Escarbar en los lechos secos de ríos o arroyos da a veces buenos resultados. Los cúmulos de vegetación en un determinado lugar son indicativos de existencia de agua. En los terrenos calcáreos podemos buscar en el interior de las grutas. Los animales también necesitan beber; observar sus desplazamientos a primera hora de la mañana o última de la tarde puede darnos pistas de dónde se encuentra el agua. Determinadas plantas, que varían según la zona geográfica, sólo crecen donde hay agua.
En caso de que no encontremos ninguna fuente de agua aún podemos aprovechar la de la condensación que se produce incluso en los desiertos improvisando un destilador.
Necesitaremos un plástico de 2 x 2 m. y un cubo u otro recipiente para recoger el agua. Un tubo de plástico para beber sin desmontar el destilador es también muy útil. Con este sistema podemos obtener entre 0,5 y 1 litro de agua al día.
Hay que cavar un hoyo en cuyo fondo colocaremos un recipiente que recibirá el agua de la condensación que se produce en las paredes del plástico con que cubrimos este hoyo. Una piedra en el centro del plástico conducirá las gotas hasta el cubo. El destilador será más efectivo si introducimos plantas en el agujero para aprovechar su humedad.
Peligros
En muchas zonas del globo, especialmente en el tercer mundo existe un riesgo alto de intoxicación al consumir agua, bien sea por contaminación bacteriana, bien por ingerir parásitos con ella. También en el primer mundo existe cierto riesgo al consumir agua de arroyos que discurren entre prados sometidos a abonos con purines, altamente contaminantes.
El consumo de aguas contaminadas puede producir enfermedades como fiebre tifoidea, cólera o disentería, además de otros trastornos provocados por parásitos que podemos pillar no sólo al beber, también al bañarnos en aguas estancadas y contaminadas.
No se debe beber agua salada, su concentración en sal es tan alta que colapsa los riñones y provoca la muerte entre fuertes dolores. Tampoco se debe beber orina y no debemos olvidar que las sabias de aspecto lechoso de muchas plantas son, con frecuencia, venenosas.
Purificar el agua
Si existe riesgo de contaminación hay que purificar el agua con alguno de estos métodos y esperar al menos una hora antes de consumirla.
Pastillas potabilizadoras: Es el método más práctico y efectivo 100%. Consiste en añadir al agua pastillas purificadoras. Estas liberan iones de plata que acaban con los gérmenes, previenen de nuevas infecciones y no producen daño alguno aunque se rebase la dosis. Se venden en cajas con un número variable de pastillas según sea cada pastilla para purificar 1, 5 ó 20 litros de agua. Podéis encontrarlas con facilidad en tiendas de montaña, también en Internet.
Yodo: Para desinfectar el agua con tintura de yodo usaremos unas 10 gotas por litro. La coloración tarda un rato en desaparecer.
Lejía: La lejía deja un sabor poco agradable en el agua. Usaremos de 4 a 6 gotas por litro.
Ebullición: Hervir el agua no termina con todos los gérmenes (el de la hepatitis, por ejemplo, resiste la ebullición), pero acaba con la mayor parte de ellos y con todos los parásitos. Hay que hervirla durante unos 10 minutos. En este caso se puede beber en cuanto enfría.
Filtrando el agua
En ocasiones, el único agua que podremos conseguir será la que se encuentre estancada en charcos, sucia por el barro. Antes de beberla, y sin olvidarse del aspecto de la purificación, debemos clarificarla para eliminar las partículas en suspensión.
La manera más sencilla es dejarla reposar varias horas en un recipiente, y después, con un tubo de plástico o el tallo hueco y flexible de una planta (por ejemplo un nenúfar) traspasarla a otro recipiente situado en una posición más baja.
También se puede filtrar usando varias capas de tejidos o con arena limpia, ayudándonos de un filtro improvisado con un pedazo de caña de bambú, cuyo extremo, agujereado, taponaremos con unas briznas de hierba.
Cómo encontrar agua
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Indicios de la presencia de agua en el terreno
El agua siempre desciende, por lo que buscar en los valles suele ser lo más efectivo para encontrar agua cuando ésta escasea.
Búsquese donde veamos vegetación verde. Todos los hábitats poseen plantas que crecen únicamente donde hay agua, conviene conocer las del lugar por donde vamos a movernos. Aunque no veamos agua en estas zonas, probemos a hacer un hoyo, podemos encontrarla a no demasiada profundidad.
En las zonas rocosas es más complicado encontrar agua. En terrenos calizos, si vemos alguna cueva, podemos hallar agua dentro. En zonas volcánicas, las rocas de lava son porosas y permiten aflorar a los manantiales, debemos buscarlos en los valles.
En las costas no es difícil encontrar agua, la cual, aunque será salobre, no entrañará riesgos para la salud. Buscaremos entre las dunas a ver si hay algún hoyo con agua. Si no lo encontramos podemos excavar. Si no hay dunas excavaremos en la playa por encima del nivel de la pleamar, durante la bajamar. El agua dulce flota sobre la salada, así que probablemente, en cuanto hallemos agua, no conviene profundizar mucho el hoyo.
Cocotero. Fuente Wikipedia
También las raíces de algunas plantas almacenan agua. En Australia existen muchas plantas que almacenan agua en sus raíces. Los aborígenes son expertos en sacarles provecho, pero muchas de ellas pasarán totalmente desapercibidas para nosotros si no nos han enseñado a identificarlas. El árbol del agua, el roble del desierto y la romasa poseen raices ricas en liquidos que crecen cerca de la superficie. Podemos arrancarlas haciendo palanca, cortarlas en pedazos de unos 30cm, descortezarlas y sorber la humedad o aplastarlas para convertirlas en pulpa y exprimirlas sobre la boca.
Animales proveedores de agua
Los animales no suelen ser tan buenos proveedores de agua como las plantas, pero en caso de necesidad, podemos succionar los ojos, que son ricos en líquidos.
La sangre de los animales también puede beberse.
Los peces de mayor tamaño contienen una reserva de agua en la espina. Hay que abrirlo en canal y, manteniéndolo plano, quitar el hueso del lomo con cuidado y beber el líquido. Debemos evitar beber los otros jugos de los peces, ya que, al ser muy ricos en proteínas, absorberán el agua durante la digestión.
Señales SOS
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Señales con humo y fuego
El fuego es una de las mejores formas de señalar nuestra posición para que nos rescaten. Debemos tener en cuenta que tres señales iguales, del tipo que sean, serán siempre interpretadas como un mensaje de SOS; por tanto si tenemos suficiente combustible deberemos hacer tres fuegos.
Hay que preparar tres montones de leña en un lugar claro y elevado cerca de nuestro campamento y tenerlas listas para encender el fuego en caso de que pase un avión o un equipo de rescate. Debemos preparar abundante yesca para que los fuegos prendan con facilidad y rapidez. Para ayudar a encenderlas podemos impregnar un paño en gasolina y añadirlo a la yesca, pero nunca echar ningún líquido inflamable directamente al fuego, pues el riesgo de que las llamas nos alcancen es altísimo. Antes de encenderlo debemos retirar del entorno cualquier recipiente con líquido inflamable. Si es posible, deberemos cubrirlas para que permanezcan secas hasta el momento de utilizarlas.
De noche se verán mejor las llamas, pero durante el día es más visible el humo. En función de nuestras necesidades podemos obtener humo negro echando en el fuego paños impregnados en aceite de motor o quemando ruedas u otros objetos de goma. Para obtener humo blanco echaremos sobre el fuego hojas, hierbas verdes, musgo o helechos.
El humo negro es más visible e días nublados o si nos encontramos en un lugar nevado o en el desierto; el blanco será más visible en un bosque y en días despejados.
Señales tierra-aire
Podemos hacer una gran señal sobre el terreno con elementos que contrasten con el fondo y que la hagan claramente visible. Por ejemplo podemos escribir en un claro “SOS”.
Sobre una pradera verde podemos preparar la señal cavando una fosa y mantener la tierra amontonada en los bordes para aumentar el efecto de la sombra.
Para que sea perfectamente visible desde el aire, las letras o símbolos que empleemos han de tener al menos unos 10 metros de alto y una separación de unos 3m.
Echinocactus grusonii. Fuente Wikipedia. Autor: André Karwath aka
El cacto Opuntia, también llamado higuera de tuna o figilinda, tiene unas protuberancias en forma de orejas que producen frutos de color rojo o dorado cuando maduran. Tanto en los frutos como en las orejas se acumula agua.
Algunas palmeras, como el cocotero, la birí y la nipa, contienen un líquido dulce que se puede beber. Hay que tener cuidado con la leche de los cocos maduros, ya que es un laxante bastante fuerte, y puede hacernos perder líquidos. En las otras palmeras, se doblan los tallos floridos hacia abajo y se corta el extremo para que fluya el líquido. Debemos cortar una rodaja fina del tallo cada 12 horas para que el líquido se renueve, lo que nos permite recoger un cuarto de litro cada día.
Sereus giganteus. Fuente de la imagen: Wikipedia. Autor:AndrewHorne
El cacto cilíndrico, del género Ferocactus, crece América y no es tóxico a pesar de tener una sabia lechosa, contituyenso una excepción a la regla anterior.
El cacto berrel (Echinocactus grusonii) crece desde el sur de EEUU hasta Sudamérica, puede alcanzar un 120cm de altura y proporcionar un litro de líquido, que en algunas plantas carecerá de sabor y en otras será amargo.
Diferentes especies de bromelias. Fuente de la imagen: Wikipedia. Autor: Fev
También los cactos almacenan agua, pero algunos son venenosos. Hay que ser muy cuidadoso al manipularlos, porque sus espinas, especialmente las más finas, pueden ser muy difíciles de quitar y producirnos infecciones. La mejor forma de obtener el líquido de los cactos es seccionarlo por arriba, y aplastar la pulpa dentro de la planta para luego recoger el líquido en un recipiente
El cacto saquaro (Sereus giganteus) de América del Norte guarda mucho líquido en su interior, pero es venenoso, así que, para aprovecharlo, tendremos que destilarlo con ayuda de un alambique improvisado como ya sabemos.
Encontrar agua no es tan fácil en muchos puntos del globo.
Como ya hemos comentado, no debemos beber agua de mar porque terminaría matándonos. Si no encontramos agua potable en la costa podemos destilar agua de mar fabricando un destilador improvisado, como hemos visto, y sustituyendo la vegetación por uno o varios recipientes con agua de mar.
Una fuente de agua, incluso en los desiertos, es la de la condensación que se produce por las mañanas debido a la oscilación térmica entre las noches frías y los días calurosos. El agua se condensa sobre las hojas de las plantas y sobre las superficies metálicas. Podemos recogerla pasando un paño o una esponja, los cuales podemos chupar directamente o escurrirlos sobre un recipiente.
Indicios en la conducta animal
No todas las especies animales son buenas indicadoras de la presencia de agua. Entre los mamíferos, los grandes carnívoros obtienen líquido de sus presas, por lo que no necesitan beber con tanta frecuencia y regularidad. En cambio, los herbívoros que comen pasto siempre se dirigen a beber al amanecer y a la puesta de sol. También las aves granívoras, como los pinzones o las palomas, beben al amanecer y al anochecer, momentos en los que suelen dirigirse a sus fuentes de agua volando en línea recta y bajo.
El hielo y la nieve
Podemos obtener agua derritiendo hielo o nieve. Es mejor el hielo, ya que nos permite obtener el doble de agua con la mitad del calor. Si tenemos que derretir nieve, lo mejor es derretir primero una pequeña cantidad e ir echando después pequeñas cantidades de nieve sobre el agua. Si echamos mucha nieve junta, al ser porosa, esta absorberá el agua y quemaremos el recipiente.
Plantas y animales proveedores de agua
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Cuando no encontramos agua por otros medios, podemos recurrir al agua que se almacena en algunas plantas. Como norma de seguridad básica, han de rechazarse siempre todas las plantas que tengan una sabia blanca o lechosa tanto para beber como para comer, ya que existen muchas que son muy tóxicas.
El agua en las plantas se puede acumular en distintos lugares en función de la especie.
En las selvas, las bromelias, que crecen sobre las ramas de los árboles, acumulan una reserva de agua entre sus hojas. Puede tener restos vegetales e insectos, pero es potable.
Modo de utilizar el heliógrafo: El punto de luz reflejado en nuestro rostro o debe hacerse coincidir con el agujero del espejo mientras vemos por dicho agujero el vehículo de rescate.
Señales con espejos (heliógrafo)
Cuando hace sol, utilizar un espejo para hacer señales es eficaz a muchos kilómetros de distancia, pero debemos hacerlo correctamente. Necesitaremos una superficie reflectante por las dos caras, como un trozo de lata, a la que le haremos un agujero en el centro. Mirando por el agujero apuntaremos al avión en el cielo con el heliógrafo a un palmo de nuestro rostro. En la cara reflectante que tenemos ante nosotros veremos el punto de luz del sol que entra por el agujero y se refleja en nuestra cara o nuestra ropa. Debemos ahora mover el heliógrafo hasta introducir dentro del agujero ese punto que vemos reflejado sin dejar de ver el avión por dicho agujero.
Los simples destellos llamarán la atención, pero será más eficaz si transmitimos la señal SOS en alfabeto morse que son tres puntos seguidos de tres rayas y tres puntos de nuevo “…---…”
Técnicas de orientación: Orientarse sin mapa ni brújula
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Existen varios métodos que nos permiten encontrar el norte con mayor o menor precisión cuando carecemos de brújula. Los más eficaces son, probablemente, el reloj cuando es de día y las estrellas de noche y con el cielo despejado.
Método del reloj
Podemos valernos de un reloj de agujas y de la posición del sol para encontrar el norte con facilidad. Para ello debemos conocer la hora solar, que en España y los países de su franja horaria es dos horas menos en horario oficial de verano y una hora menos en invierno.
En las zonas templadas del hemisferio norte, si alineamos la aguja horaria (la pequeña) con el sol, en la bisectriz que forma esta con la cifra "12" del reloj se encuentra siempre el sur.
En las zonas templadas del hemisferio sur es la cifra 12 la que debe apuntar hacia el sol, y en la bisectriz que forma con la aguja horaria, se encuentra el norte.
Por las estrellas
Por la noche, si está despejado, guiarse por las estrellas es eficaz y sencillo.
En el hemisferio norte del planeta, la estrella polar indica siempre el norte. Este estrella es la última de la cola de la osa menor y, a pesar de que en casi todas las ilustraciones se muestra como una estrella muy brillante, su luz es tan pálida que con frecuencia no es fácil de ver. No obstante, es sencillo guiarse por la Osa Mayor para localizar el punto donde se encuentra la estrella polar. Para ello sólo tenemos que prolongar cuatro veces la distancia que separa las dos estrellas frontales de la Osa Mayor.
En el hemisferio sur debemos buscar la "Cruz del Sur", una constelación con forma de rombo o cometa. Si prolongamos la longitud de la cometa cuatro veces y media, el punto imaginario que localicemos indicará siempre el sur.
Por el sol
La salida y la puesta del sol también son una referencia. A todos nos han enseñado que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo sólo lo hace por el punto exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre y si nos encontramos en terreno llano. El resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la referencia es sólo aproximada.
Por la luna
La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el este y cuando está en menguante, hacia el oeste. Si tienes dudas para saber cuando está de una u otra forma, piensa que la luna "miente". Cuando tiene forma de "C" de "creciente", en realidad está menguando.
Con la sombra de un palo
Clavamos en un terreno llano un palo que proyecte una sombra de unos 30 ó 40 cm. y marcamos el extremo de la sombra. A continuación, con un cordón de un zapato, una rama u otro método improvisado, trazaremos una semicircunferencia usando como radio la longitud de la sombra. Ahora debemos esperar el movimiento del sol. La sombra se irá hciendo más pequeña a medida que nos acercamos a las 12:00 h. Momento en que alcanzará su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el que la sombra vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondremos una marca. Al unir las dos marcas trazaremos una línea oeste (primera marca) - este (segunda marca). En la perpendicular se encontraran el norte y el sur.
Signos naturales
Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.
En el hemisferio norte los musgos crecen en las zonas más más sombrías y húmedas de los troncos, que suele corresponder a la cara norte. Si bien esto puede variar localmente a causa de un microclima particular.
También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte, por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.
Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del lado que reciben más sol, aunque pueden darse factores que alteren este desarrollo.
La decisión de desplazarse
Manual de supervivencia
Si nos encontramos perdidos a causa de un accidente aéreo o de otro tipo con una ruta planificada, la mejor opción suele ser permanecer cerca de los restos del vehículo siniestrado. Estos suelen ser bien visibles desde el aire, y los equipos de rescate nos buscarán a lo largo de nuestra ruta, con lo cual, las probabilidades de que nos encuentren pronto son muy elevadas.
En el caso de que concurran circunstancias extraordinarias que nos obliguen a desplazarnos, buscar la civilización por nuestros propios medios, alejarnos para buscar agua y comida, o sencillamente que pasan los días y no vienen los equipos de rescate, deberemos seguir unas normas básicas para asegurar nuestra supervivencia.
Antes de dejar el vehículo siniestrado indicaremos en que dirección hemos decidido alejarnos con el mayor número de referencias posible, por si finalmente los equipos de rescate o los nativos del lugar lo encuentran. Dejaremos también indicaciones a lo largo del camino: servirán para que nos encuentren y para que podamos regresar sobre nuestros propios pasos en caso de que nos extraviemos.
Nos proveeremos también de todo cuanto podamos transportar que pueda sernos útil y encontremos en el vehículo siniestrado o en los equipajes. Si se trata de un grupo de personas, todas deben ir provistas de calzado y ropas adecuadas al clima de la zona. Nos aprovisionaremos de toda el agua, recipientes para transportarla y alimentos que podamos llevar. También llevaremos material para improvisar refugios rápidamente: desde láminas impermeables a cuerdas y palos alargados. Si en necesario improvisaremos mochilas, bien con cuadrados de tela de 1m de lado bien con soportes de madera para llevar todo el equipo que logremos reunir.
Cuando volvamos a movernos para buscar la ruta correcta, debemos dejar algún tipo de marca en el terreno para asegurarnos de no dar vueltas en círculo inútilmente (filas de piedras o ramas que indiquen nuestra dirección, cortes en ramas o troncos, etc). Si el terreno lo permite, podemos subir a un punto elevado desde el que se domine la zona y buscar los accidentes geográficos más notables. Si tenemos un mapa y los localizamos en él, no tendremos problema para situar nuestra posición, como veremos en próximos artículos. Si no tenemos un mapa, quizá podamos identificar algún rasgo característico del terreno que hayamos visto antes de perdernos. Si tenemos con qué, debemos dibujar un pequeño mapa de lo que vemos. Si sospechamos que estamos muy cerca del camino correcto, debemos buscar una roca, árbol, u otro accidente cercano que se vea bien desde los alrededores y dar vueltas en torno a él haciendo una espiral cada vez mayor hasta que demos con nuestro camino.
En caso de haber sufrido un accidente con un vehículo en una zona remota, debemos valorar qué nos conviene más: esperar a los equipos de rescate al lado del vehículo, que por otra parte nos ofrecerá refugio, o desplazarnos en busca de ayuda. Normalmente la primera opción suele ser las más acertada, pues los equipos de salvamento verán mejor a un vehículo que a un hombre vagando solo. En todo caso, y aunque decidamos esperar a los equipos de rescate, debemos explorar los alrededores en busca de recursos (agua, alimento, leña...). Sería trágico perecer de frío por no saber que a 500 metros había un refugio de montaña. Cuando abandonemos el refugio para explorar los alrededores debemos prestar mucha atención al paisaje, girarnos de vez en cuando para ver cómo es en la dirección de vuelta y dejar marcas bien visibles para poder regresar. Aumentaremos nuestras posibilidades de rescate si preparamos señales que los equipos de rescate puedan ver desde el cielo. Debemos tener preparadas hogueras para encenderlas al mínimo indicio de que se acerca un avión o helicóptero. Echando hierba húmeda por encima o incluso aceite del vehículo obtendremos una columna de humo visible en la distancia. También podemos escribir "SOS" en el suelo con rocas o con surcos de tierra si lo hacemos en una pradera. Estas señales deben de ser lo más grandes posible para que se vean bien desde el cielo. Si abandonamos el vehículo para buscar ayuda por nuestra cuenta, no debemos olvidar indicar nuestra dirección por si los equipos de rescate lo localizan.
En el caso de que nuestra situación sea extrema, no sepamos cómo orientarnos ni veamos la posibilidad de ser rescatados, no debemos desesperar. Busquemos una fuente, un arroyo, nos conducirá a un río cuyo curso nos llevará antes o después, a una zona habitada.
Mochilas Improvisadas. Izquierda: Mochila realizada con un cuadrado de tela de 1m. aproximadamente en el que se envuelven los objetos. En los extremos lleva unas piedras para poder atarla bien. Derecha: Mochila con armazón de madera. Según su solidez, podremos transportas más o menos peso. Hay que quitar bien los nudos de la madera para evitar rozaduras. Los objetos se atan al armazón.
Si hay heridos tenemos dos opciones: llevarlos con nosotros o enviar sólo un grupo de personas en busca de la civilización mientras el resto se quedan en el campamento. La decisión dependerá, entre ofros facotres, de la gravedad de los heridos, de su capacidad para moverse y de nuestra capacidad para transportarlos. Si los llevamos, deberemos preparar los mecanismos para que puedan desplazarse, desde muletas hasta camillas improvisadas.
Si tenemos un mapa de la zona, nos dirigiremos a la zona poblada más próxima.
Siempre buscaremos el camino más fácil y seguro, a no ser que la climatología, las condiciones del terreno o nuestras necesidades particulares nos obliguen a otra cosa.
En caso de no tener mapa y no saber donde estamos, si encontramos un arroyo o un río suele ser una buena idea seguirlo, ya que nos proporcionará agua y alimentos. Además, antes o después encontraremos alguna población o aldea asentada en su curso que supondrá nuestra salvación. Los ríos deben seguirse en el sentido de la corriente, es decir, hacia su desembocadura; excepto en los desiertos, que los seguiremos al revés, puesto que pueden llegar a desaparecer filtrados entre las arenas antes de llegar al mar. No obstante, seguir el curso del río puede entrañar muchas dificultades que deberemos afrontar: la vegetación puede ser espesa, podemos vernos obligados a alejarnos para sortear formaciones geológicas, grandes cascadas, etc. Puede ser necesario cruzarlo, y también es posible que sea más sencillo improvisar una balsa y navegarlo.
Si estamos en la costa, seguir la línea de ésta nos proporcionará comida y, escarbando en la arena por detrás de la línea de la marea, agua ligeramente salobre pero apta para el consumo.
Qué hacer si nos perdemos
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Todo aquel que se aventure a una zona remota o desconocida debe tener la precaución de procurarse al menos una brújula y mapas de la zona. Tampoco está de más un altímetro y un podómetro.
Hay que señalar en el mapa nuestro recorrido y relacionarlo con los accidentes geográficos más significativos (ríos, arroyos, picos de montañas, costas, etc). Es bueno hacerse una imagen mental de todo ello.
El miedo es una reacción natural cuando nos perdemos, pero hay que evitar a toda costa que degenere en pánico. Cuando alguien se da cuenta de que se ha perdido, normalmente no está muy lejos del camino correcto, pero si comienza a dar tumbos de un lado para otro, a desplazarse de una manera irracional, agravará su problema. La primera acción, cuando notamos que nos hemos extraviado, debe ser sentarse y reflexionar tranquilamente buscando todos los indicios y señales que nos ayuden a situarnos.