Pablo Picasso
Esta presentación está dedicado al genio de Pablo Picasso y sus esculturas, que fueron muy importantes en su obra, hasta el punto que el artista consideraba sus esculturas como sus compañeras y formaban parte de su familia, siendo frecuente ver a Picasso posar para los fotógrafos junto sus queridas esculturas.
Pablo Ruiz Picasso (Málaga España, 25 de octubre de 1881 - Mougins Francia, 8 de abril de 1973), pintor, dibujante y escultor español. Inició su aprendizaje en el mundo de la pintura a través de su padre, profesor de Bellas Artes.
Es uno de los grandes maestros del siglo XX, quizás el artista que más fama alcanzó fuera del ámbito profesional, ya que existen más de 1500 obras suyas en museos que reciben el nombre de "Museo Picasso". Su nombre completo era Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispín Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso. Quizás lo más trascendente del nombre con el cual se hizo conocido, es que usaba el apellido materno.
Estaba emparentado con el militar español Juan Picasso González. Picasso sentía una gran atracción hacia la cultura Chavín en Perú en la que, según él, se basaban muchas de sus obras. Su vida está marcada por las guerras y su estilo supera todos los demás.
Considerado uno de los artistas más influyentes de la historia del arte moderno, revolucionó la pintura durante su larga carrera. Sin duda el artista más importante del siglo XX, es también el que cuenta con obras en más museos a lo largo de todo el mundo, además de encabezar el ranking mundial en las subastas de arte
Políticamente, Picasso se declaraba pacifista y comunista, y fue miembro del Partido Comunista Francés hasta su muerte.
Falleció en Notre-Dame-de-Vie (Mougins, Francia) en 1973 a los 91 años de edad.
Picasso: un escultor diletante
En 1900, a los 19 años, el joven malagueño Pablo Picasso descubre durante un viaje a París las esculturas de Rodin. Dos años más tarde, en Barcelona, le pide al escultor Emili Fontbona que le enseñe a modelar con arcilla. Los primeros intentos de ofrecer una obra esculpida por parte del artista datan de estos años que coinciden, en cuanto a su pintura, con el llamado Período Azul.
Poco después Picasso admira, en casa de Ambroise Vollard, las piezas que Gauguin va a enviar a las islas Marquesas, al tiempo que visita la exposición que el Louvre ha consagrado a las esculturas ibéricas arcaicas recientemente exhumadas.
La restrospectiva Picasso escultor que exhibe el Centro de Arte Moderno Georges Pompidou de París, propone un acercamiento a la obra escultórica del artista a partir del momento en que Picasso-escultor comienza a dialogar con Picasso-pintor, o sea, desde el inicio mismo de su carrera de artista plástico.
Las piezas de este período: Cabeza de picador (1903) o Máscara de Alice Derain (1905), constituyen el preludio de una clara influencia de las artes primitivas negras e ibéricas que, en 1907, se consolidará a partir de su célebre cuadro Las señoritas de Aviñón. En estas condiciones la escultura picassiana se presenta como un estado preliminar con respecto a su pintura.
En pleno apogeo cubista, hacia 1912, el artista realiza numerosas piezas en las que descompone el objeto y «desculturiza» la obra tridimensional: Maqueta para guitarra (1912), Mandolina y clarinete (1913) y Violín (1915). Es el período de los instrumentos musicales, de la utilización del papier collé tanto en la pintura como en la escultura, del que sobresale la serie Vasos de ajenjo (1914).
Los presupuestos cubistas ejercen poderosa influencia en las piezas concebidas hasta 1926, pero el interés por la escultura parece decaer a partir de esta serie. En Guitarra (1924), obra cumbre de esta etapa, introduce el empleo de metales (hierro, láminas de acero, etc.), que caracterizará su trabajo posterior.
La cerámica de Pablo Picasso.
Obra bidimensional
Entre 1927 y 1930 Picasso renueva su amistad con el escultor catalán Julio González, así como el gusto por la escultura, esta vez trabajada según los consejos de este último en cuanto al uso de metales y sus posibilidades plásticas. La muestra exhibe una decena de piezas en las cuales ambos artistas han trabajado conjuntamente como es el caso de Mujer en el jardín (1929), soldada y pintada por el artista en el taller de González en París.
Pero, vuelve Picasso a abandonar la escultura y los ejemplos de ésta en la década del 30 se presentan como trabajos aislados, reminiscencias de búsquedas anteriores o piezas complementarias de obras plásticas mayores como sucede con Mujer con vaso (1933) presentada junto al Guernica en el Pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937.
Con el estallido de la II Guerra Mundial en Europa se produce un nuevo intento por parte del artista de expresar a través de la escultura la angustia del momento. Es a través de tres piezas de 1943: Calavera, Hombre con cordero y Segador, que Picasso se expresará independientemente de la influencia de los escultores contemporáneos.
El grito desgarrador de Calavera es la pintura revertida en la escultura, o sea, la escultura como compendio de que el pintor ya ha dejado establecido a través de su obra bidimensional. Es quizás en este momento en que su escultura cobra verdadera significación.
Picasso no experimenta, no es el escultor diletante, ni el hombre que parece divertirse intentando nuevas formas a través de una escultura que nunca ha dominado y que sólo parece haberle servido de trampolín para apoderarse del cuadro. Instaurada la paz en Europa, la posguerra significará también un período de estabilidad emocional para Picasso.
Establecido en Villauris, poblado de la Riviera Francesa de antiquísimas tradiciones alfareras que el artista descubriera en 1936 junto a Paul Elouard, comienza un etapa en que Picasso-escultor se convierte en Picasso-ceramista. Los temas de la maternidad y la fecundidad aparecen con frecuencia en las piezas de Villauris: Mujer encinta, Mujer con coche y La cabra, todas de 1950, hasta La mona y su bebé (1951) en que el escultor incorpora dos carritos de juguete de su hijo Claude.
La tumba de Apollinaire en el cementerio del Père Lachaise presenta un monumento-menhir concebido por Picasso y financiado por la venta de dos obras de Matisse y Picasso el 21 de junio de 1924.
Picaso escultor
Foto de Pablo Picasso (Enero, 1962)
La década de los 50 lo absorbe en un trabajo de mayor intimidad en que un acontecimiento como el nacimiento de su hija Paloma quedará recogido en su famosa serie de palomas, alegoría de la paz a la que aspira el artista septuagenario.
Mujer con llave, una obra desarticulada de 1954 es concebida a partir de tejas, codos de cañerías, pedazos de ladrillos que Picasso recoge de su patio en donde los habitantes de Villauris echan por sobre el muro los objetos inservibles que creen pueden serle de utilidad al artista. La exposición del Pompidou culmina con una serie de cartones recortados a partir de los cuales Picasso crea sus Futbolistas, de 1961.
Picasso escultor es una retrospectiva de la recuperación en que la escultura aparece como boceto o instante de reflexión que precede al trabajo de la tela. La diversidad de obras presentadas no desmiente la versatilidad de Picasso como artista, sus constantes búsquedas, su temperamento apasionado, su genialidad; sin embargo, con altas y bajas, con períodos de franca inactividad y de marcadas influencias, la obra de Picasso-escultor no lo sitúa entre los maestros de su siglo en esta disciplina.
La escultura para Picasso significaba tal vez un terreno de experimentación, de juegos y tanteos como bien lo reflejan las imágenes de 1953 filmadas por Luciano Emmer en Villauris que también propone el Centro Pompidou junto a otros documentales realizados sobre el artista, en vida o después de su muerte en Mougins en 1973.
En el cortometraje mencionado, Picasso cree haber terminado su Mujer con llave. En el suelo de su taller reposan los diferentes elementos que en su conjunto conforman una figura femenina. En la mano izquierda ha colocado una llave aprisionada por un círculo de cemento, en la derecha nada.
De pronto Picasso decide llenar la nada y sale al exterior del taller, corta una rama de un arbusto y la coloca en la mano libre. El artista ha llenado el vacío con ese «algo» que creía faltarle. De igual modo Picasso creó con la escultura un espacio alternativo, lúdico, en que el escultor diletante ocupó y moldeó su tiempo, ese tiempo que al Picasso-pintor solía parecerle de infinita lentitud entre dos series, e incluso entre dos telas.
Espero que la recopilación que he realizado de sus esculturas os resulten interesantes.
Museo Picasso. París. La ubicación del Museo Picasso (París) en el hotel Salé fue decidida en 1974. El fondo de obras se nutrió básicamente de la donación producida a la muerte del artista por sus sucesores, como intercambio por los impuestos derivados de la herencia. El museo fue abierto al público en 1985.
Como su obra es muy extensa, he desligado este tema del trabajo que realicé de sus pinturas, si queréis echarle un vistazo dejo el enlace: http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=3745
Algunas esculturas de Picasso
Female head por Picasso en Halmstad, Suecia.
La petite faucille, de Julio González (1876-1942).
Picasso volvió a la escultura en 1928 de la mano de González, con quien aprendió a trabajar el metal. Hijo de una familia de orfebres catalanes, González aprendió a forjar y soldar en el taller de su familia, pero quería ser pintor y marchó a París en 1900. Tenía ya cincuenta años cuando decidió consagrarse a la escultura, coincidiendo con su colaboración con Picasso en el Monumento a Apollinaire (1928), pero pese a lo tardío de su vocación, se convirtió en un referente de la escultura contemporánea, «padre indiscutible» de la escultura en hierro del siglo XX. Su lenguaje escultórico, basado en el ensamblaje de elementos lineales y planos vacíos que dibujan en el espacio, fue dominante entre las décadas de 1930 y 1950.
Escultura dedicada a Pablo Picasso. La Gangosa, Vícar (Almería), parque Pablo Picasso. 2001
Las obras son: Maya à la poupée, un lienzo de 60x40 centímetros de su hija Maya que pintó en 1938 ... y un retrato de 170x150 centímetros de su segunda y última esposa, Jacqueline.
En 1989 unos ladrones robaron cuatro lienzos del pintor de la casa de su nieta Marina en la ciudad francesa de Cannes, amén de otros dos de Henri Matisse y uno de Auguste-René Rodin. Las obras fueron recuperadas cuatro días después.
Ayer mismo, la ministra de Cultura española, Carmen Calvo, depositaba en el Museo Picasso de Málaga dos nuevos cuadros comprados y cedidos por Unicaja, que pagó tres millones de euros a Jacqueline y la hija de ésta. Se trata de Retrato de Paulo con cuello blanco y Retrato de Olga, pintados en 1922 y 1923, respectivamente.
Diana Widmaier Picasso, la nieta del pintor de cuya casa fueron sustraídas las obras.
PARÍS.- Suena a sarcasmo, pero resulta que el abogado de la familia Picasso declaró el jueves al diario 'Le Figaro' que los cuadros del artista sustraídos el martes en París no estaban, a priori, asegurados.
Llama la atención la expresión a priori, aunque el letrado en cuestión, Olivier Baratelli, atribuye semejante desamparo a dos razones complementarias: cuesta demasiado dinero asegurar un cuadro de Picasso y está demostrado que es prácticamente imposible vender en el mercado clandestino las pinturas de tal importancia y cotización.
Es la misma esperanza a la que ahora se aferra Diana Widmaier-Picasso, nieta del artista malagueño y propietaria de las tres obras que unos ladrones descolgaron de las paredes de su casa en la madrugada del martes.
Las más importantes conciernen a un retrato de Maya (1938) y a otro de Jacqueline (1961), valoradas conjuntamente en unos 50 millones de euros, aunque el botín también contenía un dibujo.
La policía francesa anuncia una investigación "larga y difícil". Los expertos creen haberse topado con profesionales de altura. Sólo así puede explicarse que los ladrones pudieran introducirse en la casa de Diana Widmaier sin forzar la puerta ni deteriorar las ventanas. Más aún, el robo se produjo con tal silencio y discreción que la nieta de Picasso permaneció dormida mientras la desvalijaban.
Uno de los representantes legales de la familia aseguró el miércoles que los cuadros sustraídos estaban protegidos por una alarma.
Picasso frente a la mujer libre. Una exposición en París recorre el mito de Carmen en la obra del pintor malagueño
Retrato de Benedetta Canals, de Picasso. 1905
Sabemos que Picasso se interesa por Carmen, por el mito de mujer libre y cambiante, ya en 1898. Un dibujo lo prueba. Y sabemos también que el personaje de La Celestina también le inspiró en repetidas oportunidades, desde el famoso cuadro de la mujer tuerta de 1904 hasta los 66 grabados que dedicó a los personajes de Fernando Rojas. Y Carmen también siguió ocupando su espíritu y sus manos, pues en 1957 realiza una serie de dibujos que completa en 1964 y que acompaña una edición del libro de Mérimée.
El Museo Picasso de París agrupa, hasta el próximo 24 de junio, 220 obras del artista en las que Carmen es protagonista. Pinturas, dibujos, acuarelas, grabados o simples cartas postales se reúnen para dar sentido a una visión de la mujer heredada tanto de la literatura como de la experiencia en los burdeles o de las sucesivas relaciones con las numerosas conquistas femeninas del pintor.
Se trata de una exposición temática, muy libre, en la que las obras maestras se codean con esbozos o con material documental que da testimonio de una obsesión y de la capacidad de Picasso para guardarlo y reciclarlo todo. En sus manos cualquier cosa puede convertirse en un objeto artístico, es bien sabido.
Si durante su juventud, la Carmen de Mérimée, consumidora de puros y hombres, llena parte de los sueños estéticos del artista, luego éste vive un proceso de adaptación a la vida parisiense, al delirio de las vanguardias o al retorno al orden impuesto tras la victoria -enga-ñosa- en la guerra 1914-1918. Hay un periodo en que Picasso se aburguesa y será Dora Maar quien, a principios de la década de los treinta, le saque de la comodidad y le haga sentir de nuevo la atracción del peligro. Una mujer. Una Carmen artista. Una Carmen espiritual y carnal. La iconografía se llena de nuevo de toros y caballos, de sátiros y mujeres que abren sus piernas. Tras la ocupación alemana, Picasso busca el sol en Antibes y Vallauris y se encuentra también con las plazas de toros de Arles y Nimes. El viejo rito del desafío entre el hombre y la bestia va a alimentar otra vez la obra de Picasso.
Del impresionante conjunto reunido en París, 14 obras proceden del Museo Picasso de Barcelona y otra del de Málaga. Es la aportación material hispana, que se completa con unas pocas obras venidas de EE UU y Rusia y de un gran contingente que pertenece a colecciones públicas o privadas francesas. El préstamo barcelonés, que incluye La Chata, el retrato de la señora Canals, el de la Salsichona o El beso es muy importante, sobre todo porque se trata de obras de referencia de la juventud del artista, el periodo que mejor cubre el museo de la Ciudad Condal. Es la primera vez que la colaboración entre Barcelona y París es tan amplia. "Y no va a limitarse a préstamos de obras sino a la elaboración de un catálogo razonado de la obra picassiana", explican Pepe Serra y Anne Baldassari, directores respectivos de los museos de Barcelona y París.
La buena relación entre los dos museos -y el de Málaga- puede ser determinante a la hora de imponer criterios sobre qué exponer de Picasso y cómo hacerlo. Si las coproducciones son difíciles por la diferencia de magnitud entre las colecciones respectivas, la complementariedad existe en diversos momentos de la trayectoria artística picassiana. Es una vía distinta y que parece más productiva que la mera compra de exposiciones, tal y como ha procedido el Reina Sofía en su relación con el Picasso parisiense.
El Museo Picasso de Málaga inaugura una exposición con obras de artistas coetáneos del pintor malagueño
La muestra está formada por obras de la colección Pierre y Maria-Gaetana Matisse en The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
El Museo Picasso Málaga presenta hoy una exposición con obras de artistas coetáneos del pintor malagueño, pertenecientes a la colección Pierre y Maria-Gaetana Matisse del Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. En total, 50 obras de artistas como Matisse, Balthus, Miró, Giacometti o Dubuffet se exhiben desde hoy y hasta el 24 de junio en el museo andaluz.
Las pinturas, esculturas y dibujos que componen la muestra llegan de los fondos donados al célebre museo neoyorquino en 2002, procedentes de la colección del marchante de arte Pierre Matisse y su mujer, Maria-Gaetana von Spreti.
Desde 1931 y a lo largo de más de 60 años, la galería de arte de Pierre Matisse (1900-1989), situada en el edificio Fuller de Manhattan, fue pionera del avance del arte europeo de vanguardias en Estados Unidos e impulsó la carrera americana de artistas como Balthus, Miró, Giacometti o Dubuffet. Sus exposiciones determinaron la apreciación del arte contemporáneo por parte del público norteamericano.
Pierre Matisse fue amigo personal de muchos de estos artistas y coleccionó obra de todos ellos, además de piezas de figuras ya consagradas en la época, como Chagall o su propio padre, Henri Matisse.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibe una colección de grabados de Pablo Picasso
Un visitante observa uno de los grabados de la exposición.
BILBAO.- El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibe desde el 3 julio y hasta el 23 de septiembre, la colección completa de grabados de Pablo Picasso, titulada 'Suite Vollard' y considerada por los especialistas como una de las obras maestras de este género en el siglo XX.
La exposición de las 100 piezas que forman parte de la colección completa ha sido presentada en conferencia de prensa por el director de la pinacoteca bilbaína de arte clásico y contemporáneo, Javier Viar, y el representante de la caja de ahorros levantina propietaria de la misma y que colabora con el museo bilbaíno, en su estrategia de expansión comercial en el País Vasco.
La "Suite Vollard", explicó Viar, fue realizada por Picasso entre 1930 y 1936 a propuesta del marchante de arte parisino Ambroise Vollard, a quien se la vendió en 1937 a cambio de recuperar algunos de sus cuadros, propiedad del tratante de arte.
El director de la pinacoteca bilbaína recordó que Vollard fue la persona que descubrió y apoyó a Pablo Picasso cuando, casi un adolescente, llegó a París y comenzó a exponer con el marchante, en cuya galería colgaban su obra otros artistas de la época ignorados por la mayoría de los críticos oficiales de arte de finales del siglo XIX, como Manet, Degás, Cezanne, Bonnard, Gauguin o Matisse.
La idea de Vollard
Vollard, que era un entusiasta del grabado y de los libros, según precisó Viar, tuvo la ocurrencia de encargar a los pintores que exhibían obra en su galería trabajos de litografía, incluso a aquellos artistas que nunca se habían planteado crear obra gráfica.
Fruto de uno de estos encargos, agregó el director del museo bilbaíno, surgió la "Suite Vollard", primera colección de obra gráfica que hizo Picasso y que está considerada una obra maestra del grabado y la estampa del siglo XX, equiparable en calidad y cantidad a la realizada anteriormente por Goya o Rembrandt.
La colección se compone de 97 estampas divididas en cuatro bloques de temas típicamente "picasisanos", como son "El taller del escultor", "El minotauro", "Rembrant" y la "Batalla del amor", realizados "de manera novedosa y sorprende con diversas técnicas de grabación como el buril, la tinta seca, el aguafuerte y la aguatinta al azúcar", a las que añadió tres retratos de Vollard realizados en 1937 y firmados con lápiz rojo.
El cuadro recibe el nombre de una calle de Barcelona en la que había prostíbulos
Las señoritas de Aviñón, de Picasso.
PARIS | NUEVA YORK.- Cuando al nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, se le preguntó en plena campaña electoral por sus preferencias artísticas, respondió que para él 'Les Demoiselles d'Avignon' de Pablo Picasso era la obra de arte más francesa del siglo XX.
Claro que el cuadro, que el español terminó en su estudio parisino de Montmartre hace exactamente 100 años, en el verano de 1907, y que ahora se exhibe en un lugar destacado en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, pertenece a toda la humanidad.
En un acto creativo superior, Picasso dinamitó con su obra maestra casi todo lo que distinguía al arte occidental hasta entonces y le entregó así su expresión artística al mundo, que vivía un espectacular cambio tecnológico, científico-cultural, político y económico.
En la escena de burdel, que recibió su título una década después de una calle de Barcelona en la que había prostíbulos (Avinyó), Picasso renunció a la imitación del mundo objetivo, habitual durante décadas, que él mismo ejercitaba hasta poco antes con sus motivos circenses en el "periodo rosa".
Rompió con las leyes de la perspectiva, expulsó la "belleza" del arte e hizo una clara referencia a la sutil rusticidad de las máscaras africanas e ibéricas antiguas, que había visto en los museos de la capital francesa.
Las cinco mujeres desnudas, cubiertas sofisticadamente con paños, se convierten en superficies geométricas fragmentadas. Ninguna luz modela los cuerpos desprovistos de toda individualidad e incluso todo el espacio del cuadro parece también unido en una sola superficie.
Una pintura 'exorcista'
"Mi primer cuadro exorcista", describió Picasso más adelante su obra, que no sólo abrió las puertas para el cubismo sino también para todo el arte por venir, desde el expresionismo y el 'Cuadrado negro' de Malevich hasta el arte conceptual de hoy en día.
El experto en Picasso Werner Spies considera que la obra es una "barricada" ante el anticuado academicismo. Ocultos permanecen, sin embargo, también en este punto de giro de la historia del arte rastros de la tradición en la que el joven Picasso se basa conscientemente: ya sean los desnudos de Ingres, los bañistas de Cézanne o la liberación del color en la tradición de Van Gogh o Gauguin.
Intensa fue la reacción de los pocos amigos a los que Picasso mostró el cuadro, largamente oculto entre paños en su taller y cuya forma casi cuadrada de aproximadamente 2,40 metros de largo ya era extraña.
Georges Braque opinó que alguien había bebido petróleo para escupir fuego. André Derain estaba seguro de que pronto se encontraría al español colgado junto a su cuadro. Pasarían unos 30 años hasta que el cuadro realmente se hizo conocido en el mundo del arte tras su adquisición por parte del MoMA de Nueva York.
Ya los alrededor de 700 bocetos y estudios para las 'Demoiselles', tantos como seguramente no hubo para ningún otro cuadro de la historia del arte, demostraron que Picasso de ninguna manera estaba trabajando en un éxtasis creativo ciego.
Para ello están demasiado equilibrados los pálidos tonos de la piel desnuda y acertadamente calculadas las claras simetrías y asimetrías del lienzo, que convierten al observador en un voyeurista visitante de un burdel.
Cómo Picasso inventó el cubismo
Picasso ante su cuadro Homme accoudé sur une table (1916), en el taller de la rue Schoelcher.
En el terreno del arte, las grandes revoluciones no coinciden con los cataclismos políticos. En 1906, Pablo Picasso se compromete a realizar el retrato de Gertrude Stein. Necesitará 96 sesiones para terminar el cuadro, que presenta el rostro de la escritora como una máscara primitiva. Ese mismo año el pintor descubre, en el Louvre, la escultura ibérica y estudia la pintura de Gauguin. El primitivismo, el deseo de volver a lo que es natural, de romper con las convenciones sociales, se acrecienta cuando ve por primera vez tallas de lo que entonces se llamaba arte negro.
En Gósol, alejado de todo y de todos, trabajando a partir de fotografías de colecciones etnográficas, Picasso prepara su revolución. La primera gran materialización de ese deseo de "no conformarse con ver de otra manera sino en querer ver otra cosa" será Las señoritas de Aviñón, tela de gran formato, estampa de burdel de inusitada violencia plástica. Para Alfred Barr, es la primera obra cubista aunque hoy Pierre Daix haya demostrado que la afirmación es exagerada. Para construir el cuadro, Picasso realizó más de 800 bocetos.
El Museo Picasso de París presenta, hasta el 7 de enero, 350 obras cubistas -o precubistas o poscubistas- realizadas por Picasso entre 1906 y 1922. Faltan hitos insustituibles como Las señoritas de Aviñón, también los retratos de tres de sus marchantes -Vollard, Uhde y Kahnweiler-, para poder seguir la evolución picassiana -la aventura la compartió con Georges Braque-, pero esas ausencias se paliaban en parte con bocetos y materiales complementarios.
El cubismo se permite descomponer la figura científicamente, dividirla en planos, dislocar el espacio, la manera de sugerir movimiento y volumen en una superficie plana e inmóvil. Es una revolución tan mental como plástica. En su momento los resultados de la operación parecían incomprensibles. "No tiene ninguna importancia. Yo no sé inglés y para mí un libro en inglés es un libro vacío, pero eso no significa que el inglés no exista", decía Picasso. Si el espectador no descifraba la tela no tenía pues que enfadarse con el artista sino consigo mismo por no haber aprendido un nuevo lenguaje. Para el artista, "el cubismo no es ni una semilla ni un feto sino un arte que trata sobre todo de las formas y, cuando una forma se materializa, ésa vive su propia vida".
La evolución cubista de Picasso, del llamado cubismo analítico al sintético finalizando en el estrictamente picassiano, es una aventura prodigiosa, hecha de talento, imaginación y humor. Por ejemplo, a principios de la segunda década del siglo las palabras pueden sustituir a la cosa. Ya no se trata de reconocer el motivo, sino únicamente de saber que está ahí. No hace falta pintar todas las páginas de un diario para que el periódico esté allí. A partir de 1912, en forma de collage, la propia materialidad de la hoja impresa se instala en la tela. La aventura continúa.
El Museo Picasso de Málaga muestra el tratamiento que el artista dio a la cerámica
Vista de algunas de las obras de la exposición temporal 'Picasso.
MÁLAGA.- El Museo Picasso de Málaga explora con la nueva exposición temporal que se inaugura hoy el proceso creativo del artista y la interrelación entre la cerámica y el resto de las técnicas que cultivó a lo largo de su carrera, con unas sesenta obras que permanecerán expuestas hasta el próximo 27 de enero.
Christine Ruiz-Picasso, nuera del artista, ha recordado los años en que le conoció, cuando el malagueño se interesaba en la ciudad francesa de Vallauris por la cerámica, "una nueva materia que quería entender y dominar, y él lo hizo de manera magistral, porque renovó totalmente las técnicas y se apropió de la materia".
"La cerámica es algo muy difícil de dominar, porque depende del fuego y cuando se juega con fuego es peligroso, pero a Picasso le encantaba el peligro y le gustaba dominarlo", ha señalado Christine.
También ha rememorado la "inquietud" que el artista sentía cuando le llevaban las piezas que habían sido sometidas al fuego y cómo se sentía "realmente feliz cuando lograba realizar lo que había imaginado".
Por su parte, uno de los comisarios de la exposición, Harald Theil, ha explicado que ésta pretende demostrar que Picasso "trató todas las técnicas como iguales", y que en su proceso creativo "el arte no se limita a la estética, sino que es un medio de conocimiento del funcionamiento de la creatividad misma".
"Picasso fue un gran explorador porque desde los 15 años tenía un don artístico, y no le interesaba ya realizar el arte académico del siglo XIX, sino la invención y la exploración de su propia creatividad", ha añadido Theil.
En este sentido, ha apuntado que la exposición busca demostrar que la cerámica en Picasso "no sólo fue una síntesis entre la pintura y la escultura", sino que el artista además mostró la "autonomía" de esta técnica, que ahora pretenden "restituir" dentro del conjunto de la obra picassiana.
El otro comisario, Salvador Haro, ha precisado que la exposición temporal "muestra la cerámica de Picasso con un nuevo enfoque global, considerando la unidad de su obra".
Según Haro, para Picasso la cerámica fue "una consecuencia lógica del trabajo de toda su vida, pero al mismo tiempo un nuevo desafío para él", y el interés que mostró hacia esta técnica lo revela el hecho de que se dedicó de forma "casi exclusiva" a ella entre los años 1947 y 1948.
Las piezas expuestas proceden de una veintena de colecciones públicas y privadas de Alemania, Francia, Suiza y España y de los Museos Picasso de Antibes y Barcelona, así como la Fundación Picasso, con sede en la Casa Natal del artista, o el Museo de Bellas Artes de Málaga, entre otras instituciones.
Retratos, bodegones y escenas mitológicas se reúnen en la casa natal de Pablo Picasso
MÁLAGA.- Retratos de modelos, escenas de tauromaquia, bodegones, animales o escenas mitológicas son algunos de los temas más recurrentes que acompañaron al pintor Pablo Picasso durante toda su vida y que éste plasmó en una selección de obras que desde este jueves pueden verse en la casa natal del artista.
'La permanencia de la huella. Obra gráfica de Picasso' es una exposición permanente compuesta por 17 piezas representativas en las que aparecen reflejados algunos de los temas que forman parte de sus obsesiones y sus preocupaciones y que fueron objeto de estudio. De esta exhibición forman parte series como 'Dos mujeres desnudas', 'Toro', 'David y Bethsabé', 'Venus y el amor' o 'Joven inspirada por Cranach', piezas en las que Picasso se encumbra como el verdadero renovador de la técnica litográfica.
La muestra la completan otras litografías como 'Página de toros', 'Françoise con los cabellos ondulados', 'La lechuza en una silla con fondo ocre', 'El gran búho' y 'Fauno entre ramajes'.
Asimismo, se exponen 'Las tres bañistas II', 'Figuras en traje de baño con tiempo nublado' y 'Françoise, Claude, Paloma: La lectura y los juegos II', tres obras que abarcan tres períodos distintos como son el clasicismo, el cubismo y el surrealismo y cuya técnica es el aguafuerte.
La primera de estas obras es esencialmente clásica y posee referencias temáticas a las 'Tres Gracias', mientras que en 'Figuras en traje de baño con tiempo nublado' aparece una iconografía surrealista poco habitual en los grabados de Picasso.
En la última pieza, protagonizada por la familia del artista, el lenguaje de fragmentación es de tipo cubista, más acentuado en el rostro de Françoise Gillot, cuya figura domina la composición.
Desde 1988 hasta la actualidad la Fundación Picasso ha reunido cerca de 300 obras gráficas del pintor malagueño elaboradas en períodos estéticos comprendidos entre 1905 y 1971.
Roban un boceto de Picasso a un coleccionista mexicano
El dibujo, titulado Rostro masculino, se encontraba dentro de un portafolios junto con 90.000 dólares
Un boceto del pintor español Pablo Picasso, valorado en 650.000 dólares, fue robado de la casa de un coleccionista en el Estado de México, colindante con la capital del país, informaron ayer fuentes policiales.
Una fuente de la fiscalía del Estado de México afirmó que el dibujo, titulado Rostro masculino, se encontraba dentro de un portafolios de metal junto con un documento donde se describía el valor de la obra y 90.000 dólares que también fueron sustraídos.
El propietario de la obra, Arturo Iturbide Hernández, de 42 años, presentó su denuncia el domingo después de que al llegar a su domicilio, en el municipio de Tlalnepantla, encontrara forzada la puerta.
Iturbide explicó a las autoridades que también le fue robada una colección de relojes y un reproductor de DVD, lo que sería un indicio de que los ladrones desconocían el valor del boceto de Picasso y se lo llevaron sólo porque estaba en el mismo portafolios que el dinero.
El Reina Sofía se llenará de 'Picassos
El cuadro de Picasso 'François, Paloma y Claudia', de 1951. El cuadro de Picasso 'François, Paloma y Claudia', de 1951.
407 obras del pintor malagueño se expondrán en el Museo madrileño.
La retrospectiva podrá verse del 5 de febrero al 5 de mayo próximos.
Será la más completa que haya podido verse jamás.
Minuteca todo sobre: Picasso
Los ministros de Cultura de España y Francia, César Antonio Molina y Christine Albanel, firmaron el protocolo de préstamo de 407 obras del Museo Picasso de París al Museo Reina Sofía de Madrid (MNCARS) para ofrecer, del 5 de febrero al 5 de mayo próximos, una retrospectiva irrepetible sobre Picasso.
'Minotauro', 'El pintor y su moledo' o 'Retrato de Olga' podrán contemplarse en Madrid. La muestra La colección del Museo Picasso. París contendrá piezas tan emblemáticas como Minotauro, El pintor y su modelo o Retrato de Olga en un sillón, que habitualmente se exhiben en la capital gala, pero que deberán retirarse con motivo de las obras que se realizarán en el museo que las acoge.
En su viaje oficial a la capital francesa, Molina también visitó el centro de arte Jeu de Paume y celebró una reunión con su directora, María Gili.
Después acudió al Ayuntamiento de París, donde se entrevistó con el alcalde y su vicealcaldesa antes de cerrar un acuerdo para la realización de la exposición La noche española en el Petit Palais, en julio de 2008.
Los pintores que amó Picasso... El museo del artista en Barcelona dedica una exposición a la que fue su colección privada, con obras de Renoir, Miró y Rousseau, entre otros
Una persona observa la obra Paul Cezanné 'Cinco bañistas', de la colección personal del artista malagueño Pablo Picasso.
JOAN SÁNCHEZ - 2007-12-19
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Pablo Picasso fue coleccionando arte a lo largo de toda su vida. Las obras de su colección privada compartían su cotidianeidad, le rodeaban e invadían su espacio, apoyadas en las paredes y esparcidas por el suelo. Le encantaba enseñarlas y manosearlas, eran la prueba del vínculo que le unía a los artistas que más admiraba, la prueba de su amistad.
Por primera vez en 10 años, esta colección -heredada por el Estado francés, que la expuso primero en el Louvre y después en el Museo Picasso de París- sale de Francia para mostrarse en el Museo Picasso de Barcelona hasta el 30 de marzo.
"Es singular, apasionada, sorprendente y a veces inexplicable. Es una colección sin criterios de fondo, tan sólo hay pasión", afirma Pepe Serra, director del museo barcelonés, que aporta una pequeña selección de piezas al conjunto procedente de París. Las 120 piezas -que incluyen 43 pinturas de Renoir, Cézanne, Matisse, Degas, Dalí y Miró, entre otros- se presentan en un montaje que subraya las afinidades y conexiones entre Picasso y las obras de sus artistas preferidos, y ofrece nuevas claves de lectura de la colección permanente.
Una amplia selección de imágenes de fotógrafos como Brassaï, Capa y Cartier-Bresson explicita la relación del maestro malagueño con unas piezas que le servían como "casos de estudio y alimento para su imaginación", según el comisario Philippe Saunier, conservador del Museo Picasso de París. Algunas le acompañaban en todos sus viajes, como un pequeño autorretrato del Aduanero Rousseau, cuyas aletas de la nariz se reencuentran en los personajes que Picasso pintó en la década de 1930. "Amaba todas sus obras por igual, pero el Aduanero era su pintor preferido. Admiraba su ingenuidad", explica Saunier.
El comisario destaca la coherencia de una colección que, aunque irregular, diversa y ajena a los criterios tradicionales, revela como común denominador un cierto primitivismo que subyace a la mayoría de las piezas, desde la Cabeza de gamuza elevada al rango de retrato por Gustave Courbet, pasando por "la mirada sintética y abreviadora" de Corot, hasta los paisajes de Gauguin, donde se mezclan los cultos arcaicos de los calvarios bretones y los ídolos del Pacífico.
Picasso y su colección se centra en las obras clásicas, prueba de "su vínculo indisoluble con la realidad y su capacidad de fagocitar y nutrirse del entorno", aunque incluye unas 20 piezas de la colección de arte africano, la más conocida, que pertenece a los herederos. Destacan por su encanto, entre místico y naïf, unas diminutas estatuillas ibéricas, entre las que se encuentra el clásico toro mediterráneo, destinado a convertirse en el Minotauro, el álter ego del artista.
Es el triunfo del realismo, no hay ninguna obra abstracta. Hay diversas telas de Renoir, cuyos desnudos recuerdan las bañistas que el malagueño pintaba en la década de 1920, y también varios cezánnes. Cierran el recorrido unas obras regaladas a Picasso por Julio González, Manolo Hugué, Marie Laurencin, Derain, Max Jacob y Cocteau que pertenecen al museo barcelonés.