Vive la naturaleza I

Los enemigos silenciosos: soledad y tedio

La soledad y el tedio llegan de forma gradual una vez que el individuo, realizadas las tareas inmediatas, se sienta a esperar y la mente comienza a divagar y a jugarnos malas pasadas. Con ellas aumenta la depresión y disminuye la voluntad de sobrevivir. Se combaten de la misma manera que el miedo y el pánico: manteniendo la mente ocupada. Siempre existen tareas que realizar para aumentar las probabilidades de ser rescatado (preparar fogatas, señales...) o simplemente para estar más cómodos (construir un refugio... ). Analícense los peligros o emergencias que nos pueden sobrevenir y prepárense planes para afrontarlos. Es buena idea elaborar un programa de actividades que nos imponga disciplina al cuerpo y la mente y llevar un diario. Y si ves que ya no se te ocurre nada que hacer y que tu mente comienza a desobedecerte hundiéndose en le desesperación, corta unas flores y haz un mosaico en el suelo con ellas. Cualquier cosa en buena con tal de que nuestra mente y nuestra actitud no zozobre.

La mejor arma: estar preparados

Indudablemente, nadie espera encontrarse en una situación de este tipo, pero si viajamos por zonas deshabitadas o en avioneta o por mar, el riesgo, aunque sea mínimo, siempre está presente. La regla principal que todo el mundo debe seguir es informar a alguien de cual va a ser nuestro itinerario. De esta manera aumentan nuestras posibilidades de ser rescatados con brevedad. Llevar un equipo de supervivencia en nuestra mochila, un manual de supervivencia y conocer las técnicas que nos ayudarán a sobrevivir proporciona una gran fuerza psicológica. Por otro lado, una vez extraviados, siempre hay que prepararse para el supuesto de que pasaremos un largo periodo de tiempo en el que tendremos que seguir vivos, incluso aunque hayamos informado de nuestra ruta. Normalmente es mejor permanecer al lado del vehículo accidentado. Si nos alejamos de la ruta que habíamos trazado para nuestro viaje tendrán más dificultades para rescatarnos. No debemos olvidar que el momento más duro será cuando el avión o el barco se aproxime a nosotros y pase de largo. Supondrá una dura prueba psicológica; la desesperación y el abatimiento en estos casos son naturales, pero debemos luchar contra ellos y pensar que ya pasará otro. Si nos están buscando, antes o después volverán. La preparación física también es importante. Lógicamente tendrá mas posibilidades de sobrevivir quien está en buena forma que quien no. Pero el riesgo no se encuentra en estar en baja forma, si no en ignorarlo. Debemos valorar nuestra fuerza y resistencia de forma realista, sin dejarnos influir por las marcas de nuestra juventud. Hay que tener la sensatez de adecuar nuestras actividades a lo que somos capaces de hacer. Acometer empresas que luego no podremos terminar sólo sirve para derrochar una energía muy valiosa y que nos invada la desesperación.

Cómo actuar

Tener un plan de acción aumenta nuestra confianza y mantiene nuestra mente ocupada. Los siguientes puntos pueden ayudarnos a elaborarlo.

1.- Análisis de la situación: Se debe analizar la situación para organizar un plan. Quizá hay heridos, o me amenaza algún peligro. Tener agua y alimentos es importante, igual que poder obtenerlos por los alrededores. A la hora de trazar un plan hay que establecer prioridades. Hay que tener en cuenta los peligros del entorno y cómo evitarlos. En ocasiones, dependiendo de cada situación concreta, habrá que alterar el orden de las prioridades o sustituir unas por otras. Por ejemplo:

-Prestar primeros auxilios

-Preparar las señales

-Abastecerse de agua

-Procurarse un refugio

-Abastecerse de comida

-Prepararse para desplazarse (normalmente suele ser mejor permanecer al lado del vehículo accidentado)

Es útil preparar un inventario del material, el agua y la comida de la que disponemos y prepararnos para abastecernos por nuestros propios medios de estos últimos antes de que se agoten las reservas.

2.- No tener prisa: Salvo en los casos de urgencia médica, la conservación de nuestra energía es un factor más importante que el tiempo. Por otro lado, el agotamiento por una actividad física sin un objetivo preciso provoca una situación de desamparo que socava nuestra moral. Por ello, todo lo que hagamos tiene que responder a un plan y un objetivo preciso.

3.- Recordar dónde te encuentras: Probablemente tendremos que alejarnos del lugar del accidente o de nuestra base o refugio para explorar los alrededores. En estos casos hay que tomarse un tiempo en analizar los rasgos del paisaje y hacer un mapa mental del lugar. Debemos marcar el camino para poder volver sobre nuestros pasos y no perdernos, pues el golpe psicológico que provoca esta situación es durísimo.

4.- Dominar el miedo y el pánico: Hay que mantener la mente ocupada con estas medidas. Debemos ser optimistas y confiar en ser rescatados, pero también debemos prepararnos para afrontar futuros problemas.

5.- Improvisa: En una situación de supervivencia siempre hay algo que hacer. Utilizar nuestra inventiva y creatividad aumenta nuestra confianza

6.- Valora tu vida: Si perdemos la voluntad de sobrevivir, el deseo de mantenernos con vida, el conocimiento de estas técnicas es inutil. No debemos correr riesgos innecesarios que puedan provocarnos un accidente.

Circunstancias personales

Las personas que emprendan viajes, especialmente si van a zonas alejadas o peligrosas, deben tener en cuenta sus necesidades personales. Diabéticos, alérgicos etc. deben incluir sus medicamentos en el equipaje. También deberían llevar unas gafas de repuesto quienes las necesiten. Cada uno debe conocer sus circunstancias y prepararse para afrontarlas.

El equipo de supervivencia

Manual de supervivencia - Survival

No hay manual de supervivencia que se precie que no incluya un listado con los artículos más útiles para sobrevivir en la naturaleza. Existen variaciones entre unos autores y otros que se deben, probablemente, a sus experiencias personales y a sus puntos de vista sobre la supervivencia (no es lo mismo la supervivencia individual que la supervivencia de un grupo, o ir a pie o en vehículo: en alguno de los ejemplos necesitaremos porteadores para llevar todo el equipo). Por otra parte, los manuales de supervivencia de los EEUU suelen incluir armas de fuego, algo impensable en España y, en general, en Europa, con países muchísimo más restrictivos en cuanto a la tenencia y uso de este tipo de artículos. Como sé que resulta muy interesante leer estas listas, voy a incluir las de varios autores para que podáis compararlas. En algunos casos se trata de publicaciones de hace 30 años, por lo que ciertas partes del equipo o el material del que habla pueden estar obsoletas al haber sido sustituidas en la actualidad por nuevos sistemas y materiales.

Fuente: Vivir y sobrevivir en la naturaleza. Ed. RM; Yves Coineau – L.P. Knoepffler

“Los objetos contenidos en la siguiente lista y que caben con facilidad en un macuto de tamaño mediano permiten la supervivencia durante varios días sin demasiados problemas a condición de tener agua. Pesarán, en total, alrededor de los 3 kg:

  • 1 cuchillo resistente y su funda

  • 1 cantimplora con vaso

  • Cerillas impermeabilizadas o encendedor de yesca

  • 1 linterna con pilas y bombillas de recambio

  • 1 vela

  • 1 caña de pescar y sus complementos

  • 1 brújula

  • 1 botiquín de primeros auxilios

  • 1 espejo de señales

  • 1 funda de supervivencia (en aluminio especial)

  • 1 Ovillo de cordón resistente

  • 2 metros de tubo plástico

  • 20 metros de cuerda (7mm = 30gr. Por metro)

  • 1 placa de rappel

  • 1 olla pequeña con tapadera

  • 1 mosquitera

  • Algunos recipientes de tripa (para hinchar en caso de tener que cruzar un río)

  • 1 recipiente estanco con algunos terrones de azúcar, un poco de té, algo de sal y algunas pastillas de caldo concentrado.”

Teoría y psicología de la supervivencia

Manual de supervivencia - Survival

Supervivencia deportiva y supervivencia real

La supervivencia deportiva es un deporte de aventura con múltiples facetas, ya que requiere conocimientos de técnicas de variadas disciplinas (orientación, escalada...) y del medio (botánica, meteorología...) que nos permitan desenvolvernos en la naturaleza, reconocer y aprovechar sus recursos y evitar sus peligros. La práctica de este deporte fortalece el cuerpo y la mente y aumenta la seguridad en nosotros mismos, nuestra capacidad de improvisación, de lucha por la existencia y nos prepara para una situación de supervivencia real. Sin embargo, la mayoría de nosotros jamás tendremos que enfrentarnos a tales circunstancias, pensaréis. Es cierto que no necesitaremos comer grillos ni dormir en un refugio improvisado, pero los beneficios psicológicos que proporciona nos ayudarán a enfrentarnos a la lucha por la vida en nuestra sociedad consumista depredadora. Por otro lado, cualquiera que practique montañismo puede verse incomunicado en medio de ninguna parte por un brusco cambio de tiempo, los trekkings a zonas salvajes y apartadas están cada vez más de moda, con el riesgo de perderse o tener un accidente, aunque sea mínimo, siempre presente, y millones de personas viven en zonas con peligro de inundaciones o terremotos. Incluso en la era de las telecomunicaciones, cuando todo el globo terrestre está fotografiado y cartografiado, existen zonas salvajes a las que nuestra civilización no ha llegado y en las cuales no tendremos dónde enchufar el microondas ni podremos dormir en un colchón Flex. Pero no nos engañemos, nadie está totalmente preparado para enfrentarse al violento choque mental y emocional que supone encontrarse abandonado y solo en un lugar remoto. Las técnicas de supervivencia nos ayudarán a vencer al medio, pero el peor enemigo está dentro de nosotros: pánico, soledad, desesperación..., y para vencerlo hay que conocer cómo funciona.

El poder está en la voluntad

Debemos tener en cuenta que una situación de supervivencia es una prueba de resistencia. Y en este tipo de pruebas el músculo que jamás debe fallar es la voluntad. Voluntad de vencer, voluntad de sobrevivir, este es el factor más importante. Al final todo se reduce a una actitud psicológica fuerte que nos permita enfrentarnos sin desfallecer a la desesperación, la angustia, el tedio, el dolor, el hambre, la fatiga... Si no estamos mentalmente preparados para enfrentarnos con lo peor tendremos pocas posibilidades de sobrevivir.

Aliado y enemigo: miedo y pánico

Es imposible no sentir miedo cuando uno se encuentra aislado y perdido lejos de la civilización. El miedo es una reacción natural de todos los animales frente a elementos hostiles, una descarga de hormonas en la sangre que agudiza los sentidos y prepara el cuerpo para luchar o huir. En este sentido, el miedo es, sin duda, beneficioso. La cara oscura del miedo es el pánico. El miedo descontrolado e irracional. Jamás debemos caer en él. El pánico es destructivo, conduce a la desesperación, impide analizar la situación con claridad y tomar decisiones positivas. Conocer las técnicas de supervivencia inspira confianza y es un paso muy importante para evitar sucumbir al pánico. Por otro lado, debemos concentrar nuestro pensamiento en el análisis de la situación y las tareas que debemos realizar para aumentar nuestras probabilidades de supervivencia, y eliminar de inmediato cualquier pensamiento autocompasivo, o de desesperación.

El equipo de supervivencia debemos confeccionarlo en función del entorno y de las circunstancias

Fuente: Manual Tutor de supervivencia en tierra. Ediciones Tutor; Franc C. Craighead, Jr. – John J. Craighead

“[…] Cuando esté hacienda la bolsa de supervivencia para tierra o mar, compruebe los artículos de la lista siguiente. Además, tenga en cuenta la ropa de protección especial y el calzado y otros artículos especiales recomendados para zonas geográficas específicas. Los artículos marcados con un asterisco (*) se consideran piedras angulares del equipo de supervivencia. También debe incluirse siempre en toda bolsa de supervivencia un manual de supervivencia como éste:

Botiquín de primeros auxilios

  • * Vendas de gasa esterilizadas

  • * Vendas 2,5x2,5 cm.

  • * Venda de muselina 94x94x132cm.

  • * Esparadrapo (rollo/s)

  • * Tiritas

  • * Alcohol (en recipiente plástico)

  • Loción antisolar

  • * Aspirinas

  • Solución local antiséptica

  • Pomada contra mordeduras de serpiente

  • Bicarbonato sódico

  • Repelente de insectos

  • Ampollas aromáticas (1/3 cm3, diez unidades)

  • * cuchillas de afeitar

  • Pastillas antidiarreicos

  • Laxante

  • Loción de calamina

  • * Jabón germicida

  • Tela de Madrás

  • Tijeras

  • Pinzas

  • Ilustraciones de CPR, colocación de torniquete, puntos de presión y entablillado

  • Agujas grandes y pequeñas

  • Guantes de goma

Señales

  • Radio, emisor-receptor

  • * Espejo

  • Silbato

  • Linterna (sin pilas)

  • * Bengalas

  • * Señalizadotes de humo

  • Ilustraciones de señales tierra-aire

Agua

  • Agua enlatada

  • Alambique solar

  • * Contenedor de plástico

  • * Hoja de plástico de 1,8 x 1,8 m.

  • * Pastillas para purificar agua

  • Ilustración del alambique solar y marino

  • Esponja

  • Bolsas de plástico de 60x120 cm.

  • Ilustración del alambique vegetal

Construcción de un refugio

  • Ilustraciones de refugios de supervivencia

  • * Cuchillo fuerte y afilado

  • * Piedra de afilar

  • Hacha

  • * Sierra flexible

  • Pastillas de combustible

  • Mantas aislantes (lana)

  • Velas

  • * Lino

  • Mosquitera

Comida

  • * Pastillas de glucosa (azúcar duro)

  • * Cecina

  • Cubitos de caldo

  • Pedernal y eslabón

  • Cerillas a prueba de agua

  • Aparejo de pesca

  • Red vertical de pesca

  • * Papel de aluminio

  • Rifle y munición

  • Honda

  • Alambre (para trampas)

Navegación

  • * Mapa de la zona

  • * Brújula

  • Ilustraciones de calzado improvisado

  • Cuerda

  • Equipo de escalada

  • Machete”

Fuente: Manual de supervivencia. El libro de las fuerzas armadas de los estados Unidos. Ed. Martínez Roca; John Boswell

“Las mochilas de nilón con armadura de aluminio pesan poco y son lo bastante espaciosas para contener muchos artículos indispensables además de las mantas (en climas fríos son más prácticos los sacos de dormir; en la selva, utilícese una hamaca) y pequeñas tiendas plegables o tela de paracaídas.

He aquí una lista de tales artículos:

  • Un traje ligero de tela impermeable, enrollado

  • En climas cálidos, un sombrero de poco peso y alas anchas

  • En climas fríos, un gorro de punto que cubra la cabeza, oídos inclusive, y algún par suplementario de guantes o manoplas.

  • Una muda de ropa interior y calcetines

  • Una jábega enrollada, de metro y pico de largo. (Los soportes pueden improvisarse con estacas o palos que se encuentren junto al sitio escogido para pescar.)

  • Fósforos que puedan encenderse frotándolos contra cualquier superficie, en una caja a prueba de agua.

  • Una linterna sin pilas, también a prueba de agua.

  • Varios cabos de vela (Además de su utilidad para dar luz, la cera de las velas sirve a veces de tapón o parche)

  • Un encendedor u otros útiles para hacer fuego (aparte de los fósforos)

  • Papel higiénico (¡No se empleen hojas de hiedra venenosa!)

  • Algún producto (en pulverizador de plástico) para repeler insectos.

  • Loción o crema antisolar

  • Gafas ahumadas

  • Un espejo de señales

  • Dos señalizadotes de humo

  • Dos bengalas o cohetes de señales

  • Una brújula

  • Mapas topográficos de la zona que va a recorrerse

  • Pastillas para purificar agua

  • Dos docenas de anzuelos diversos

  • Filamento sintético para sedales (unos 15m.)

  • Anillas móviles de latón y 7 u 8 metros de alambre fino para montar trampas.

  • Una navaja parecida a las utilizadas por el ejército suizo

  • Agujas e hilo de coser

  • Cuerda de paracaídas u otra muy resistente de fibra sintética (de 7 a 8 metros)

  • Una lima de estrías finas o piedra de afilar

  • Un hacha

  • Una sierra fuerte, fácilmente transportable pero capaz de cortar árboles de bastante grosor

  • Un paquete de plástico con cubitos de sopa concentrada y varios paquetes de chocolate soluble

  • Hoja de aluminio (aproximadamente 1m2)

  • Pomada antiséptica

  • Una pequeña libreta y lápiz bolígrafo”

Sobrevivamos. Ed.Matínez Roca; Rüdiger Nehberg

El cinturón de supervivencia

“El cinturón de supervivencia […] está pensado para el caso de emergencia. Para cuando se está sólo en la naturaleza, en casa o lejos de tu país. […] El contenido está enumerado. Las cosas que yo llevo conmigo, pero que pueden estar prohibidas o ser peligrosas o innecesarias para los jóvenes las he señalado con un asterisco.

En vez de esto puede haber otras cosas que os interese llevar personalmente. Así se completa la lista. En realidad no existen dos cinturones de supervivencia idénticos, ya que el contenido cambia según la persona y según la meta del viaje. Está claro que las mujeres tendrán otras necesidades que los hombres, y que los que viajan a zonas árticas necesitarán otras cosas que los que se van al desierto.

Contenido del recipiente en la bolsa que cuelga del cinturón de supervivencia:

  1. Papel para anotaciones

  2. Bolígrafo o lápiz

  3. Escalpelo u hoja de afeitar

  4. Tijeras

  5. 10 cm. de cordel de perlón, de 2mm de diámetro.

  6. Pegamento de dos componentes

  7. Anzuelos para pescar (10 unidades, en dos tamaños)

  8. 1 m. de manguera de plástico para succionar charcos pequeños y para respirar bajo el agua

  9. Un espejo de metal con un agujero de orientación en el centro

  10. Remaches de metal

  11. Imperdibles

  12. Aguja de coser e hilo

  13. Foto de una persona querida

  14. Armónica

  15. aparato de señales a base de cohetes

  16. Brújula

  17. Cerillas y superficie que frote en cajita impermeable

  18. Lupa

  19. pinzas pequeñas

  20. Gafas de sol (desierto, ártico, océano)

  21. Mini abrelatas

  22. Lámpara de bolsillo pequeña, con tablas de Morse en el compartimento de las pilas

  23. Velas

  24. Pasaporte, cartas de recomendación, lista de palabras, 5 signos internacionales de ayuda […]

  25. Gasas triangulares

  26. Mechero de gas

  27. Mapas

  28. Tabletas contra la malaria

  29. Mikropur, acquapur (para esterilizar el agua)

  30. tabletas para dormir

  31. antibióticos

  32. Agujas quirúrgicas

  33. Jeringas y, por ejemplo, suero contra mordeduras de serpiente.

  34. esparadrapo, vendas de gasa

  35. Tabletas contra el dolor

  36. Captaron *

  37. Pervitin *

  38. Zyankali *

  39. Librito de primeros auxilios

  40. Billetes”

Fuente: Manual de supervivencia del SAS. Ed. Paidotribo; John “Lofty” Wiseman

Kit de supervivencia

“[…] Coge las cosas que enumeramos a continuación. Todas ellas pueden introducirse en una pequeña caja, como una pequeña lata de tabaco […]. Debes acostumbrarte a llevarla siempre contigo. No utilices una caja mucho mas grande porque encontrarás incómodo llevarla y la dejarás olvidada cuando realmente la necesites. […] Séllala para que no le entre el agua y su interior se mantenga seco; esto puedes hacerlo con cinta adhesiva que puede cambiarse fácilmente. […] Periódicamente debes revisarla para comprobar que su contenido se encuentre en buen estado, y debes cambiar todos los utensilios que se hayan deteriorado. […] en todas las cajitas que contengan medicamentos marca la fecha de caducidad, la dosis que debe tomarse y cuando deben cambiarse. El espacio que queda vacío dentro de la caja rellénalo con algodón, que hará que los utensilios no se agiten y además es útil para encender fuego.

  • Cerillas

  • Velas

  • Pedernal

  • Lupa

  • Agujas e hilo

  • Anzuelos y sedal de pesca

  • Brújula

  • Luz beta

  • Alambre

  • Sierra flexible

  • Botiquín (analgésico, calmante intestinal, antibióticos, antihistamina, pastillas para esterilizar el agua, pastillas antimalaria, permanganato potásico)

  • Bisturís quirúrgicos

  • Suturas mariposa

  • Tiritas

  • Preservativo (es una buena bolsa para el agua y tiene una capacidad de 1l.)

Cómo hacer un kit de supervivencia

Manual de supervivencia - Survival

En general, creo que podemos diferenciar entre el kit de superviencia (en una pequeña caja o bolsa que llevaremos siempre encima y que será muy útil en caso de que perdamos el resto de nuestro equipo y nos quedemos aislados en plena naturaleza) y el equipo de acampada. Lo más adecuado es que cada uno haga su lista en función del lugar a donde vaya y de la época del año.

El kit de supervivencia

Para el caso de la supervivencia deportiva, en mi kit de supervivencia yo incluiría lo siguiente:

Una manta de supervivencia. Se trata de una fina lámina que normalmente es plateada por una cara y dorada por otra y que, al cubrirnos con ella, nos devuelve reflejado nuestro propio calor. Es muy útil en una situación extrema, cuando hayamos perdido nuestro equipo. Las hay desechables y reutilizabes.

Una pequeña linterna de dinamo. Funciona sin pilas agitándola o girando una manivela. Si no es impermeable la guardaremos en una bolsa impermeable.

Anzuelos de varios tamaños, un rollo de sedal. Cuando practiquemos supervivencia deportiva no podemos utilizar las técnicas de caza y pesca prohibidas, pero sí pescar conforme a la ley improvisando una caña con una vara larga. No debemos olvidarnos de llevar la licencia de pesca en regla.

Un pequeño rollo de cordel resistente y unos metros (3 ó 4) de cuerda resistente que puede servirnos para improvisar el refugio.

Una navaja pequeña y afilada

Unas tiritas, una venda, un rollo de esparadrapo (útil también para pequeñas reparaciones) y alcohol en un pequeño frasco de plastico. En mi caso, y en primavera, atihistanimicos e inhaladores para la alergia.

Una aguja de coser fina y otra fuerte con hilo. No es para cosernos las heridas, sino para reparar nuestra ropa o el equipo con el hilo o el sedal de pesca, mas resistente (hay que comprobar que el sedal entra por el agujero de la aguja)

Pedernal y eslabón para encender fuego. Si no tenemos, podemos sustituirlo por cerillas en un recipiente impermeable y/o mechero.

Un par de señales de humo o bengalas para que nos localicen si nos están buscando.

Un poco de azúcar, leche en polvo, café o té según nuestras preferencias. Nos ayudará echar un trago caliente cuando se compliquen las cosas.

• Un par de dosis de bebida isotónica en polvo para mezclar con agua y recuperar energías.

• Un par de bolsas de comida liofilizada. Si lo perdemos todo y estamos desamparados, al menos el primer día tendremos el estómago lleno mientras buscamos una solución. Sólo hay que echar el contenido de las bolsas en agua y calentarlo. Podemos sustituirlo por papilla en polvo para bebés; es menos “profesional”, pero más fácil de encontrar y más barato. Guardaremos en un pequeño recipiente lo necesario para dos comidas.

• Un silbato y un espejo para señales de emergencia si necesitamos ser rescatados.

• Lo ideal sería guardar todo esto en una lata metálica que nos serviría de recipiente para calentar el café o la comida, y la lata meterla en una funda que llevaríamos siempre sujeta al cinturón.

Todo esto ocupa poco espacio. Cualquier cosa de este kit que vaya a necesitar habitualmente yo la guardaría por duplicado en un bolsillo de la mochila, y mantendría el kit intacto para un caso de emergencia.

Kit de supervivencia comercial. Nosotros podemos fabricar nuestro propio kit adaptado a nuestras necesidades. Fuente de la imagen: www.surplusandoutdoors.com

El equipo de acampada

En cuanto al equipo de acampada para practicar supervivencia deportiva en plena naturaleza, podría ser algo parecido a este:

Una mochila. Las mochilas alargadas de alpinismo podemos vaciarlas y meter las piernas dentro para estar más calientes en caso de necesidad.

Un saco de dormir. El mejor que podamos adquirir y con un grosor adecuado al clima y la época del año en que realicemos nuestra aventura.

Una esterilla aislante. Imprescindible para aislarnos del suelo frío.

• Aunque deseemos improvisar nuestro refugio en plena naturaleza no está de más incluir en nuestro equipo una lámina de PVC para hacer un refugio impermeable en caso de necesidad.

• En muchos lugares, durante las épocas más calurosas del año, está prohibido hacer fuego en el campo, así que lo más adecuado es llevar un pequeño hornillo para preparar la comida.

Cantimplora

Mechero o cerillas en un recipiente impermeable.

• Un cazo de aluminio con una tapa que pueda emplearse como plato, un vaso y cubiertos.

• Un cuchillo de monte bien afilado y en su funda para no cortarnos.

• Un botiquín que incluya protector solar y repelente para mosquitos, especialmente si dormimos al raso y sin mosquitera en lugares próximos a zonas húmedas; algún analgésico y los medicamentos específicos que podemos necesitar (en mi caso y en primavera antihistanímicos, como ya sabéis).

• Una muda de ropa interior y un poco de jabón para asearnos. No tenemos por que apestar.

• Un gorro de lana en invierno y un sombrero en verano, imprescindibles desde que me quedé calvo.

• Una brújula y mapas de la zona que vamos a recorrer

• Una linterna de mayor tamaño y potencia que la anterior, si funciona sin pilas, mejor.

• Una cámara fotográfica (compacta para que ocupe poco espacio) capaz de grabar video HD de buena calidad y con sonido estéreo y un pequeño trípode. Para documentar la aventura. Obviamente no es necesaria, pero yo me lo pasaré mejor si la llevo. Existen modelos sumergibles, resistentes a golpes y a las bajas temperaturas, aunque suelen ser totalmente automáticas.

Aparejos para pescar. Si somos aficionados a la pesca podemos incluir en nuestro equipo una caña de pescar telescópica (ocupa poco espacio) con un carrete y los aparejos correspondientes. Siempre hay que pescar respetando la ley y las tallas de los peces.

• Un cuaderno y un par de bolígrafos para tomar notas del viaje.

• En cuanto a los alimentos, si deseamos alimentarnos exclusivamente de lo que encontremos, pasaremos hambre. Pero la supervivencia trata de eso precisamente, de sobreponerse a la adversidad y seguir adelante. Si llevamos una tienda de campaña y alimentos para todos los días, estaremos realizando una excursión, no practicando supervivencia. Podemos, no obstante, llevar en un recipiente estanco, un poco de azúcar, sal y pastillas de caldo concentrado que harán más sabrosa cualquier sopa campestre. Naturalmente, vosotros podéis completarlo y adaptarlos según la naturaleza del lugar donde os vais a internar. La decisión final es vuestra... también la responsabilidad.

El fuego

Manual de supervivencia - Survival

En una situación de supervivencia en zonas frías, nuestra vida puede depender de nuestra capacidad para encender y mantener un fuego. Sin llegar a esos extremos, podremos necesitar fuego para secarnos, calentarnos, hacer señales a los equipos de rescate y cocinar eliminando los posibles gérmenes y parásitos de nuestros alimentos.

También, como excursionistas, podemos sentirnos tentados a sentarnos al lado de una hoguera bajo las estrellas. En este caso debes tener en cuenta las leyes que regulan estas prácticas en tu país. En España, y más concretamente en Galicia, esta práctica está prohibida durante los meses más calurosos y severamente penalizada.

En cualquier caso, no debes olvidar que un fuego es muy peligroso, debes seguir todas las normas de seguridad:

- No hagas hogueras más grandes de lo necesario, son más dificiles de controlar y de mantener.

- Elimina las ramitas y todo material combustible en un radio de dos o tres metros alrededor del fuego.

- No lo hagas cerca de la maleza o ramas bajas

- Ten siempre cerca un cubo u otro recipiente con agua y/o una rama frondosa para apagarlo rápidamente si es necesario.

Siempre debemos llevar en nuestra mochila o equipaje, especialmente si vamos a atravesar zonas inhóspitas, un mechero y/o cerillas en un recipiente impermeable (una caja de carrete fotográfico, por ejemplo. Lleva también los rascadores) o impermeabilizadas (con esmalte de uñas o parafina). Si así lo hacemos, nuestras posibilidades de supervivencia aumentarán y no tendremos que preocuparnos de hacer fuego con medios improvisados.

Preparar, encender y mantener el fuego

Antes de nada debemos decidir donde lo ubicaremos, prestando atención a viento y a la vegetación, y preparar el lugar eliminando ramas, hierbas, etc.

Es buena idea excavar un hoyo de unos 10 ó 15 cm y rodearlo con piedras para alojar en él la hoguera. Cuando deshagamos el campamento, taparemos las cenizas con la tierra que sacamos, devolveremos las piedras a su sitio y dejaremos todo de manera que nadie pueda notar que hemos estado allí. (Esta norma es bueno seguirla tanto si hacemos fuego como si no).

Fuegos en "tipi" y en "cobertizo".

Hay que buscar el material combustible: ramas secas de diferentes grosores, la más menuda para encenderlo y la más gruesa para mantenerlo. No será difícil de encontrar en zonas boscosas y con tiempo seco. Las crecidas acumulan ramas en las orillas de los ríos y en ocasiones las convierten en un auténtico filón. Las ramas más bajas de los árboles están, con frecuencia, secas y se rompen con facilidad. En caso de tiempo húmedo debemos buscar en los huecos de los troncos secos, que proporcionan madera podrida que arde bien, en zonas resguardadas al lado de rocas, caminos, grutas. Si no ha llovido demasiado, quizá logremos madera seca simplemente descortezando las ramas húmedas. Si no, tendremos que coger las ramas gruesas y cortarlas en pedazos longitudinales para aprovechas las astillas secas que obtengamos. Pondremos la madera húmeda a secar cerca del fuego.

Para prender el fuego usaremos al principio leña más fina que dispondremos en forma de "tipi" o de "cobertizo" con ayuda de una roca o un tronco para que el aire circule bien y se inflame rápido. Por encima de la leña fina la iremos añadiendo más gruesa. Si no disponemos de suficiente leña fina podemos hacer astillas la más gruesa con ayuda de nuestro cuchillo.

En la base del "tipi" o del "cobertizo" habremos puesto la "yesca", que es el material inflamable que encenderemos. Consistirá en hojarasca, hierba seca, ramitas resinosas de pinos, sus hojas o agujas, su resina. La madera podrida es una buena yesca en tiempo húmedo, pues suele ser fácil arrancar las partes externas de los troncos para alcanzar las zonas interiores secas. Algunos frutos secos, como las nueces, poseen un aceite que les hace inflamables y arden lentamente. Especialmente útil es la corteza de abedul cortada en tiras, pues se inflama rápido, y arde despacio y con buena llama. Se puede, incluso, hacer una antorcha improvisada enrollando una tira de corteza a una vara.

En los lugares donde no hay leña el hombre recurre a otro tipo de combustibles. En los desiertos se queman los excrementos de los camellos; y en las zonas polares, la grasa de las focas y otros animales.

Tipos de leña

No todas las leñas arden igual, desprenden el mismo calor y las mismas llamas ni forman una brasa duradera. Cada madera tiene sus propias características. Alan Sauri describe en su obra "La Vida Autosuficiente - Ed. Blume" las características de las leñas de los árboles más comunes de esta manera:

Leñas duras: Dan poca llama, pero su calor lento y prolongado las hace excelentes para la cocina y la calefacción.

Arce: Bueno, buena llama

Fresno: Bueno, buenas brasas, fuego lento

Olivo: Excelente, brasas duraderas

Falsa Acacia: Buena, malas brasas, muy chisporreteante

Carpe: Excelente combustible, llama viva, buena brasa

Haya: Buena, buenas brasas, llama clara

Olmo: Fuerte calor, quema lentamente

Roble: Bueno (también para carbón de leña) se consume lentamente, se pone negro y se carboniza.

Leñas tiernas: Se consumen rápidamente con llamas continuas; resultan, por lo tanto, excelentes maderas para encender o iluminar.

Abedul: Arde bien y rápido, llamas claras. Leña para encender e iluminar

Aliso: Arde bien y rápido

Castaño: Poco calor, despide chispas

Majuelo: Arde bien y rápido aunque esté verde

Sauce: Llamas claras y vivas, leña para encender

Tilo: Mediocre

Álamo: Mediocre

Castaño de Indias: Mala leña

Plátano: Mediocre y ruidoso

Sauco: Leña pequeña para encender

Construcción de un refugio

Manual de supervivencia - Survival

La función principal del refugio es protegernos de los peligros de medio ambiente. Un calor extremo puede producir un síncope o un golpe de calor; por el contrario, el exceso de frío produce hipotermias y congelaciones. En las zonas pantanosas nos pueden devorar los mosquitos y si nos calamos hasta los huesos mientras dormimos podemos coger una pulmonía, aparte de la incomodidad, la ausencia de descanso y el golpe contra nuestra moral que esto supone.

Un buen refugio, además de protegernos de los elementos anteriores, proporciona comodidad, seguridad y firmeza psicológica.

El tipo de refugio que construyamos dependerá de nuestras necesidades, del tiempo que vamos a permanecer en ese lugar y de las herramientas de las que dispongamos. Siempre deberíamos incluir en nuestro equipaje al menos una buena navaja, un cuchillo de monte y una lámina de plástico de 2x2 metros o similar que ocupa y pesa poco y nos proporciona un techo impermeable. Si el peso no importa, también podemos incluir un hacha pequeña o un machete.

Emplazamiento

Evidentemente, buscaremos en lo posible un lugar seco y al abrigo del viento, lejos de aguas estancadas o pantanos para evitar que nos devoren los mosquitos, aunque una fuente cercana o un pequeño curso de agua sería ideal.

Es aconsejable, para minimizar los riesgos, huir de las orillas de los ríos, pues puede sorprendernos una crecida, incluso en tiempo soleado, por la rotura de una presa formada de manera natural a causa de la acumulación de ramas, como sucedió no hace mucho en un camping español, que quedó arrasado en cuestión de pocos minutos. La gente murió dentro de sus vehículos y caravanas, que fueron arrastrados por la fuerza de la corriente. Lo mismo se puede decir de los cauces secos de los ríos, que con una tormenta pueden convertirse en torrentes antes de que nos demos cuenta.

También se desaconseja acampar bajo los árboles por el riesgo de que nos caiga una rama encima. Reconozco que yo me salto esta norma con frecuencia, pues los árboles protegen del rocío. Si decides hacer como yo, fíjate bien que no tenga ramas secas que supongan un riesgo pata ti. Evita también los lugares con peligro de desprendimiento de rocas o riesgo de aludes de nieve.

Es importante prestar atención a los alrededores para no darnos cuenta, una vez terminada nuestra construcción, de que tenemos un hormiguero o un avispero como vecinos.

Tipos de refugios

Vehículo

Si nos encontramos en una situación de supervivencia real por haber sufrido un accidente y nuestro vehículo aún está habitable, puede constituir un buen refugio. De lo contrario prestemos atención al material que lleva dentro y que podría servirnos. Los periódicos son un buen aislante; si disponemos de ellos utilicémoslos para cubrir las ventanas y protegernos mejor del frío. Si necesitamos hacer fuego y no disponemos de cerillas ni mechero podemos empapar con gasolina un trozo de tela, de papel, de esponja de los asientos, etc. y hacer chispas sobre él cruzando los terminales de la batería. Si quemamos o añadimos aceite de motor al fuego conseguiremos un humo negro y denso excelente para hacer señales.

Refugios naturales

Son refugios cuya construcción requiere poco o ningún esfuerzo por nuestra parte. Se improvisan en hendiduras y oquedades de rocas, cuevas, formaciones del terreno y de la vegetación. Una hendidura en una pared rocosa que nos proteja de la lluvia y el viento y no ofrezca riesgos de desprendimientos es ideal. Sólo tendremos que preocuparnos de construir un lecho seco y confortable.

Refugios improvisados

Son los que construimos con los materiales que encontramos en la naturaleza o que llevamos en nuestro equipaje.

Refugio con una lámina de plástico. Si disponemos de una lámina de plástico suficientemente grande podemos improvisar un refugio tendiendo una cuerda entre dos árboles y colocando la lámina como una tienda de campaña clásica. En los extremos envolveremos unas piedras que luego sujetaremos con unas orquillas de madera o las anudaremos y las afirmaremos con cuerdas y piquetas improvisadas con unos palos de madera resistente. Si cavamos una zanja alrededor evitaremos que nos anegue el agua en caso de tormenta.

Refugio con un bote salvavidas. Un bote salvavidas vuelto del revés y elevado por un lateral con ayuda de unos palos constituye un refugio excelente.

Cobertizo. Es probablemente el más clásico de los refugios de supervivencia. Utiliza un armazón de madera, pero si utilizamos uno o dos árboles como columnas nos ahorraremos mucho trabajo y el refugio ganará en solidez. En climas fríos utilizaremos un fuego para calentarnos y un reflector de troncos detrás para aprovechar mejor el calor. Por ello es importante tener en cuenta la dirección del viento si no queremos terminar ahumados. El techo lo cubriremos de materia vegetal. En algunas zonas es fácil encontrar grandes hojas con las que construir un techo impermeable ensamblándolas a modo de tejas. También se pueden improvisar tejas con trozos de corteza. Si no, un techo de hierba seca y paja, si es lo suficientemente grueso, también nos proporciona cierta impermeabilidad.

Refugio con un árbol caído. Hay que cortar algunas ramas para hacer una oquedad en la copa caída. Es un refugio acogedor y, si el árbol es frondoso, nos protegerá del viento, pero no de la lluvia.

Refugio con soporte de ramas en forma de A. Es otro refugio clásico y que ofrece mayor abrigo que el cobertizo. Se construye con un armazón de palos que adoptan la forma de una tienda de campaña canadiense tradicional o de una A. Se cubre con una capa de hojas grandes a modo de tejas, y por encima de éstas una capa de hierba, hojarasca, ramas que no perforen las tejas para evitar que el viento nos levante el techo.

Refugio de tronco. Es un tipo de refugio únicamente apropiado para pasar cortos periodos de tiempo porque no suele ser muy cómodo, a no ser que el tronco posea un gran diámetro. Consiste en un sencillo cobertizo que se realiza apoyando una serie de ramas sobre un tronco caído y cubriéndolas con los materiales indicados anteriormente.

El lecho

Es una parte fundamental de nuestro refugio. Debe de ser blando, seco, horizontal y caliente (excepto en el desierto, que será fresco). Esto lo lograremos escogiendo bien el emplazamiento (huir de zonas con humedad), quitando los palos y piedras que pueda haber en el suelo, y aislándonos bien de éste con hojarasca, helechos, ropa, etc

Refugios para condiciones especiales

Manual de supervivencia - Survival

Desiertos cálidos

La función del refugio en el desierto es protegernos del sol y del calor. Otros factores importantes son las tormentas de arena y las, en ocasiones, frías temperaturas nocturnas.

Se recomienda enterrarse en la arena para minimizar las pérdidas de agua y protegerse del sol. También podemos cubrirnos con una tela de paracaídas si disponemos de ella.

Para construir un refugio o desplazarse escójanse las horas más frescas del día, al amanecer o al atardecer.

La temperatura suele ser varios grados más baja a unos centímetros por debajo del suelo, por lo que excavaremos un hoyo que cubriremos con una tela o el material del que dispongamos y que nos ofrezca sombra.

Zonas frías y de montaña

Cuando el frío se acerca a valores extremos, el refugio se convierte en el elemento del que dependerá nuestra supervivencia, y su construcción pasa a ser la principal prioridad.

No debemos olvidar que el viento agrava los efectos negativos del frío.

El propósito fundamental del refugio en zonas frías es retener nuestro calor y el producido por otras fuentes de calor que podamos emplear. Para eso es necesario que no haya corrientes de aire y que el refugio no sea grande en exceso. Un refugio pequeño es más caliente.

Cueva de nieve. Después del iglú, probablemente sea el mejor refugio para zonas frías. Se necesita una pala u otro utensilio improvisado (un plato, un palo...) con el que cavar donde haya nieve amontonada. Debe excavarse una cueva pequeña (cuanto más grande más dificil será de calentar) con un lecho a unos 40 cm por encima del nivel del suelo y, si se desea, también podemos añadir una plataforma para cocinar con un hornillo 30 cm más alta. No debemos olvidarnos de practicar un agujero de ventilación en la parte de arriba y otro en el bloque de hielo o nieve compactada que sirva de puerta. La pala debe guardarse dentro por si es necesario utilizarla para salir por la mañana. Encendiendo una simple vela en el interior de este refugio conseguiremos que la temperatura aumente varios grados.

Trinchera. Si no existe suficiente nieve para excavar una cueva, se puede hacer una trinchera y cubrirla con bloques de nieve compactada o el material que se tenga a mano.

Cobertizo. En las zonas donde no hay mucha nieve y tenemos madera abundante, podemos construir un cobertizo clásico con el lado inclinado apuntando en la dirección del viento. Haremos un fuego y colocaremos un reflector de troncos o piedras que refleje el calor hacia nosotros.

Iglú. Es el mejor refugio contra el frío. Sin embargo requiere de un previo aprendizaje de la técnica, de herramientas, (como mínimo un cuchillo) y de varias personas para realizarlo. Sólo merece el esfuerzo si vamos a pasar bastante tiempo en ese lugar.

Selva tropical

Debido a la gran abundancia de insectos, todo el que se disponga a atravesar una selva debería incluir en su equipaje una tela mosquitera. Una hamaca es ligera y aísla del suelo. Si no disponemos de ella quizá tengamos material con el que improvisarla (tela de paracaídas, una manta, etc...) Un techo sobre nuestra hamaca o nuestro lecho nos protegerá de la lluvia.

El refugio con soporte de ramas en forma de A es muy indicado para protegernos de la lluvia.

Plataforma con tela mosquitera. Este refugio nos aísla del suelo y nos protege de insectos. Si se le añade un techo nos protegerá además de la lluvia. El lecho lo cubriremos con hojas de palmera u otra materia vegetal.