Un asteroide con anillos sorprende a los astrónomos. Foto: ESO.
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Hasta ahora, los sistemas de anillos eran considerados un rasgo exclusivo de los planetas gigantes, como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Sin embargo, un estudio internacional, en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha detectado dentro del Sistema Solar un objeto con dos anillos, probablemente formados por hielo de agua.
Los resultados del trabajo, publicado en la revista Nature, sugieren que los anillos podrían ser estructuras más comunes de lo que se pensaba hasta el momento.
Cariclo, nombre que ha recibido este asteroide en castellano, presenta un diámetro de unos 250 kilómetros y se encuentra situado entre Saturno y Urano. Sus dos anillos, de gran densidad y separados por una zona estrecha y oscura, tienen 7 y 5 kilómetros de anchura respectivamente.
El hallazgo ha sido posible gracias a la observación, desde ocho enclaves distintos, del paso de Cariclo por delante de una estrella (fenómeno conocido como ocultación) en junio de 2013. "Pensábamos que lo que habíamos detectado alrededor de Cariclo durante la ocultación se debía a material que este planeta menor pudiera expulsar a chorros, como hacen los cometas, ya que presenta algunas propiedades y una órbita similar a la de los cometas", ha explicado el investigador del CSIC, José Luis Ortiz.
"Sin embargo, tras dar muchas vueltas, vimos que el material se distribuía en forma de elipse alrededor de Cariclo, formando un anillo como el de Saturno", ha aclarado.
Anillos de hielo de agua
Esta conclusión permitió, además, explicar otros fenómenos extraños que se habían observado años antes. Cariclo es el mayor de una población de objetos conocidos como centauros, que se distribuyen en una extensa región entre Júpiter y Neptuno y que comparten características tanto con los cometas como con los asteroides.
Entre 1997 y 2008 Cariclo mostró un, hasta el momento, inexplicable descenso de brillo acompañado de la desaparición de la señal que indica la presencia de hielo.
"Creemos que el hielo de agua no se encuentra en la superficie de Cariclo, sino en su sistema de anillos. Cuando no se detectó el hielo fue precisamente en un periodo en el que los anillos se hallaban de canto, de forma que apenas se veían porque son muy finos", ha aclarado Ortiz.
Del mismo modo, el científico René Duffard ha señalado que "los anillos de Saturno están formados por hielo de agua en un gran porcentaje, así que los de Cariclo serían una versión pequeña de ellos".
Según el estudio, la posición de los anillos de Cariclo indica que, o bien se trata de un sistema formado recientemente, o bien que existe un cuerpo (lo que suele conocerse como satélite pastor) aún no detectado que contribuye a que los anillos permanezcan confinados.
El origen de los anillos, creen los astrónomos, podría estar relacionado con la existencia de satélites que pudieron impactar y generar un disco de escombros en torno a Cariclo. "Aunque el hallazgo de anillos en un planeta menor parece apuntar a que se trata de estructuras más comunes de lo que se pensaba, por ahora Cariclo constituye un objeto excepcional", ha concluido Duffard.
Hubble capta por primera vez la misteriosa desintegración de un asteroide
Secuencia de la desintegración. NASA
El telescopio espacial Hubble de la NASA/ESA ha fotografiado lo nunca antes visto: la desintegración de un asteroide, fragmentado en un máximo de diez piezas más pequeñas. Aunque ya se habían observado núcleos de cometas desmoronarse cuando se acercan al Sol, nunca se había visto antes un fenómeno como el protagonizado por P/2013 R3 en el cinturón de asteroides. Otro asteroide surcará el espacio entre la Tierra y la Luna esta noche.
"Se trata de una roca. Verlo desmoronarse ante nuestros ojos es bastante asombroso", dijo David Jewitt de la UCLA, que dirigió la investigación astronómica forense.
El P/2013 R3 fue visto por primera vez como un objeto raro y difuso el 15 de septiembre de 2013, por los estudios del cielo Catalina y PanSTARRS. Las observaciones de seguimiento el 1 de octubre con el Telescopio Keck en Mauna Kea, Hawai, revelaron tres cuerpos móviles integrados en un envoltorio de polvo que era casi el diámetro de la Tierra.
"Keck nos demostró que esto era digno de mirar con el Hubble", dijo Jewitt . Con su resolución superior, las observaciones del Hubble en el espacio pronto demostraron que eran en realidad diez objetos distintos, cada uno con colas de polvo de cometa. Los cuatro fragmentos rocosos más grandes alcanzan hasta 200 metros de radio, alrededor de dos veces la longitud de un campo de fútbol.
Los datos del Hubble mostraron que los fragmentos se alejan unos de otros a 1,5 kilometros por hora, más lento que la velocidad de un humano paseando. El asteroide comenzó a desmenuzarse a principios del año pasado, pero las imágenes más recientes muestran que siguen apareciendo trozos.
"Nunca habíamos visto nada como esto antes"
"Esto es una cosa muy extraña de observar. Nunca hemos visto nada como esto antes", dice la coautora Jessica Agarwal, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar, Alemania. "La ruptura podría tener muchas causas diferentes , pero las observaciones del Hubble son lo suficientemente detalladas para que en realidad podamos identificar el proceso responsable", dijo.
El continuo descubrimiento de más fragmentos hace que sea poco probable que el asteroide se desintegre debido a una colisión con otro asteroide, que sería instantánea y violenta en comparación con lo que se ha observado.
También es poco probable que el asteroide se está desmoronando debido a la presión de los hielos interiores por el calentamiento y la vaporización. El objeto es demasiado frío para que se sublime de manera significativa, y es de suponer que ha mantenido su distancia de casi 480 millones de kilómetros del Sol durante gran parte de la edad del Sistema Solar.
Esto deja un escenario en el que el asteroide se está desintegrando debido a un sutil efecto de la luz solar que causa que la velocidad de rotación aumente lentamente con el tiempo. Con el tiempo, sus piezas componentes quedan sometidas debido a la fuerza centrífuga. La posibilidad de este fenómeno, conocido como el efecto YORP, ha sido discutido por los científicos desde hace varios años, pero, hasta ahora, nunca se había observado de manera fiable.
Para que ocurra la ruptura, P/2013 R3 debe tener un débil y fracturado interior, probablemente resultado de numerosas colisiones antiguas y no destructivas con otros asteroides. La mayoría de los asteroides pequeños se cree que han sido severamente dañados de esta manera, dándoles una estructura interna propia de un "montón de escombros". P/2013 R3 es probablemente el producto de la rotura de colisión de un cuerpo más grande alguna vez en los últimos mil millones de años.
El material remanente de P/2013 R3, con un peso de 200.000 toneladas, proporcionará una fuente rica de meteoroides en el futuro. La mayoría se sumergirá finalmente en el Sol, pero una pequeña fracción de los residuos puede un día que se desintegre al contacto con nuestra propia atmósfera.