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Halloween es una de las épocas favoritas del año para los niños, pues es divertido tomar el papel de un personaje de alguna película, serie o libro que les guste y pedir dulces durante una noche. Lo mejor es que no solamente te puedes disfrazar tú solo, sino que puedes hacerlo con amigos, lo cual es aún más entretenido. Aunque la mejor manera de disfrutarla siempre va a ser la tradicional (ir a pedir dulces disfrazados), también hay otras opciones para aquellas personas que no son fanáticas de la época y que no quieren disfrazarse: una de ellas es ver una película cada día de octubre; a pesar de que el reto parezca muy sencillo, muchas veces puede ser complicado porque requiere interés y constancia.
Existen muchos tabúes acerca de la celebración de Halloween, porque siempre se ha relacionado con una época oscura, magia negra, cultos satánicos, dónde las víctimas siempre van a ser los protagonistas, es decir, los niños. Niños que sólo quieren divertirse, disfrazarse de sus personajes favoritos, ir a pedir dulces con sus amigos o con sus padres y poder vivir la experiencia de un Halloween sano, sin tantas supersticiones sociales, que lo que hacen es inculcar miedo con sus estigmas.
Aunque no es una época originaria de Colombia, es una tradición que se vive en casi todo el mundo, es por esto que es importante mencionar algunas de las ventajas de celebrar esta época:
1. Desarrollo de la creatividad: muchas personas en vez de comprar disfraces, los confeccionan ellos mismos, lo cual es admirable, puesto que ponen en práctica habilidades como la creatividad, e incluso muchos de los disfraces los hacen reutilizando materiale3s, lo que es buenísimo para el planeta. También es divertido decorar las casas alusivas a la festividad.
2. Ser quién queremos: alguna vez de niños tuvimos la ilusión de ser quién quisiéramos, así como dice Barbie, y esta época nos permite disfrazarnos de ese personaje que tanto nos gusta y fomentar la fantasía.
3. Convivir con amigos y familia: esta tradición es propicia para unirnos más a nuestros seres queridos gracias a que se puede compartir tiempo y disfrutar disfrazándonos en familia, recorrer las calles, ver los disfraces de las otras personas e incluso conocerlas, lo cual no sólo enriquece los momentos en familia, si no también las habilidades sociales.
4. Ir a una fiesta de Halloween: es muy divertido ir a una fiesta de Halloween, ya que se pueden encontrar disfraces distintos que posiblemente no se nos hubieran ocurrido, y en muchas fiestas hacen concursos del mejor disfraz, lo cual nos invita a esmerarnos por sorprender con nuestro traje y así competir por el premio.
5. Conocer otras culturas: muchos países tienen su manera de disfrutar esta fecha y sería muy agradable que cada año se escoja la tradición de un país distinto. Por ejemplo: en México la festividad dura 3 días, empieza el 31 de octubre, dónde los niños, adolescentes y adultos se disfrazan, el 1 de noviembre se preparan para el día siguiente, haciéndole ofrendas y conmemoraciones a sus seres fallecidos, y al día siguiente, se celebra el día de los muertos, en el cual las personas van a los cementerios a decorar las tumbas con flores y comparten en familia con las delicias gastronómicas como: el pan de muerto, calaveritas dulces y tartas.
Como se pudo notar, a pesar de ser una tradición un poco satanizada, Halloween tiene muchas ventajas que aportan al desarrollo de los niños y familias. Es necesario reconocer que se celebra una vez al año y que vale la pena esperar todos los 365 días para poder disfrutar de ella. Finalmente es importante recalcar que es una festividad principalmente para niños y no hay nada más bonito que verle una sonrisa de ilusión a los más pequeños al disfrutar de ella.
Alejandra Martínez, 11°A.
¡Cuidado con los lugares a los que vas a pedir dulces! Yo sé por qué te lo digo...
No hace mucho tiempo vivían en el municipio de Montelíbano tres pequeños niños, ¡qué digo pequeños!, ya estaban grandecitos, tenían entre catorce y quince años. A ellos les encantaba celebrar Halloween, así que durante esa noche del 31 de octubre se alistaban para salir a pedir dulces.
Estaba previsto que aquella fuera una noche perfecta: dulces gratis, amigos y gente con disfraces tontos para burlarse. Todo iba de maravilla. Sin embargo, cuando se acercaba la media noche comenzó a sentirse una muy mala vibra en el ambiente. Aunque los amigos sintieron un frío extraño decidieron seguir y visitar la última casa del pueblo, la cual estaba llena de velas oscuras y su fachada se veía un poco maltratada. Entre más se acercaban a la extraña casa los tres niños comenzaron a sentirse mal, pero no podían dejar de caminar hasta la vieja puerta, era como si sus pies se movieran solos. Al tocarla, les abrió una niña de pelo blanco, peinada con dos colitas, su piel era tan blanca que parecía muerta y tenía los ojos fríos como el hielo. También tenía un vestido blanco que le llegaba a los talones.
Sin saber cómo (porque se sentían paralizados de miedo), los niños comenzaron a cantar para pedir los dulces, pero antes de que pudieran terminar la canción, apareció una señora con cara de amargada, alta, con un vestido negro y el pelo totalmente recogido y un poco canoso. La señora tenía unas largas y afiladas uñas que parecían cuchillos.
Los niños extendieron sus manos para recibir los caramelos, pero lo último que alcanzaron a hacer fue gritar de una manera espantosa…
Al día siguiente, los padres de los tres niños los velaban vestidos de negro en el cementerio. La gente se preguntaba qué les había pasado a los pobres: Ana, Andrea y David, pero los padres destrozados tampoco podían explicar lo que sucedió. Las malas lenguas dicen que encontraron sus cuerpos sentados junto a un pequeño riachuelo en el bosque, con una mancha de sangre en forma de mano en sus disfraces.
En la autopsia solo se encontraron unas raras marcas en sus muñecas, como si fueran rasguños hechos por un pequeño cuchillo.
Valeria Panza, 5°D.
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Elaborados por: Daniela Regino 4D
Editoras generales: Alejandra Martínez, 11A; Sofía Uparela, Luna Martínez, Sofía Valle, Isabella Echavarría, Ana Sofía Estrada, 11C; Silvia Castilla, Melissa Villadiego, 11D.
Diagramación: Ana Sofía Estrada 11C.
Redacción: Alejandra Martínez 11A; Valeria Panza 5D.
Ilustraciones: Daniela Reigno 4D.
Asesores: Beatriz Watts, Carlos Betancurt (Departamento de Español).