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De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 25-32 (2) Marzo 22, 1929


"Dios en sus obras se sirve de medios humanos"


(2) “Hija mía, Yo en mis obras me sirvo de medios humanos, si bien hago la primera parte, el fundamento y toda la sustancia de la obra que quiero hacer, y después me sirvo de las criaturas para hacer que mi obra sea conocida y tenga vida en medio a las criaturas. Así hice en la Redención, me serví de los apóstoles para hacerla conocer, para propagarla y recibir y dar los frutos de la Redención. Y si los apóstoles no hubieran querido decir nada de lo que Yo dije e hice al venir a la tierra, y encerrados en su mutismo no hubieran hecho un paso, ni un sacrificio, ni puesto la vida para hacer conocer el gran bien de mi venida a la tierra, habrían hecho morir mi Redención en el momento de nacer, y las generaciones habrían estado privadas del Evangelio, de los Sacramentos y de todos los bienes que ha hecho y hará mi Redención. Fue esta mi finalidad por la que en los últimos años de mi vida acá abajo llamé a mi alrededor a los apóstoles, para servirme de ellos como pregoneros de lo que había hecho y dicho. ¡Oh, si los apóstoles hubieran callado habrían sido reos por las tantas almas perdidas si no hubieran conocido el bien de la Redención, reos por tanto bien no hecho por las criaturas! En cambio, porque no callaron y pusieron su vida, se pueden llamar, después de Mí, autores y causa de tantas almas salvadas y de todos los bienes que se han hecho en mi Iglesia, que como primeros pregoneros forman sus columnas inquebrantables. Esta es nuestra costumbre divina, primero hacemos nuestro primer acto en nuestras obras, ponemos todo lo que se necesita, y después las confiamos a las criaturas, dándoles gracias suficientes para que puedan continuar lo que Nosotros hemos hecho, y por eso nuestras obras son conocidas según el interés y la buena voluntad que tienen las criaturas. 

Así será del reino de mi Voluntad Divina, te llamé a ti como a una segunda madre mía, y al tú por tú, como hice con Ella en el reino de la Redención, te he manifestado los tantos secretos de mi Fiat Divino, el gran bien de Él y cómo quiere venir a reinar sobre la tierra. Puedo decir que he hecho todo, y si he llamado a mi ministro a fin de que tú te confiaras con él para hacerle conocer, mi finalidad ha sido para que tuviese interés de hacer conocer tanto bien, y si por parte de quien debiera ocuparse no existiera este interés, el reino de mi Voluntad lo pondría en peligro de hacerlo morir al nacer, quedando ellos como reos de todo el bien que puede traer un reino tan santo; también merecerían que haciéndolos a un lado, llamara a otros como pregoneros y propagadores de los conocimientos de mi Fiat Divino. 

Hasta en tanto que no encuentre quién tenga interés, y tenga más en cuenta que a su propia vida el hacer conocer sus conocimientos, el reino de mi Voluntad no puede tener su principio, ni su vida sobre la tierra”. 


Fiat Divina Voluntad




CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA


"Las llaves del Reino"

551 Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con Él y participar en su misión (cf. Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2). Ellos permanecen para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su Iglesia:

«Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel» (Lc 22, 29-30).