Oración para todos los días


Oración Eucarística pidiendo irradiación del Amor Divino

Pbro. Padre Juan Martín Osorio

Colombia

Enseñanza Eucarística



AUDIO



Vol. 25-1 (7-8) Octubre 7, 1928

En la apertura de la Casa de la Divina Voluntad en Corato, y en la entrada de Luisa en ella.




“La lámpara Eucarística y la lámpara viva

de quien hace la Divina Voluntad”




(7) En la noche quedé sola con mi Sacramentado Jesús, mis ojos estaban fijos en la puertecita del tabernáculo, la lámpara con su temblor continuo me parecía que ahora se quisiera apagar, pero después se reavivaba, y yo sentía un sobresalto en el corazón temiendo que Jesús pudiese quedar a oscuras. Y mi siempre amable Jesús, moviéndose en mi interior me ha estrechado entre sus brazos y me ha dicho: 

(8) “Hija mía, no temas, que la lámpara no se apaga, y si se apagara te tengo a ti, lámpara viva, lámpara que con tu temblor, más que temblor de la lámpara eucarística me dice ‘te amo, te amo, te amo.’ ¡Oh, cómo es bello el temblor de tu te amo, me dice amor, y uniéndose con mi Voluntad, de dos voluntades formamos una sola! ¡Oh, cómo es bella tu lámpara y el temblor de tu te amo, no se puede comparar con la lámpara que arde ante mi tabernáculo de amor! Mucho más que estando en ti mi Divina Voluntad, formas el temblor de tu te amo en el centro del Sol de mi Fiat, y Yo veo y siento que no una lámpara, sino un sol me está delante. 

Sea bienvenida mi prisionera, has venido a hacer compañía a tu Prisionero, los dos estamos en prisión, tú en la cama y Yo en el tabernáculo, es justo que estemos juntos, mucho más que una es la finalidad que nos tiene en prisión, la Voluntad Divina, el amor y las almas. Cómo me será agradable la compañía de mi prisionera, estaremos juntos para preparar el reino de mi Fiat Supremo. 

Pero debes saber hija mía, que mi Amor te ha precedido, Yo me he puesto primero en esta custodia, prisionero, para esperar a mi prisionera y tu dulce compañía. Mira entonces cómo mi Amor ha sido el primero en correr hacia ti, cómo te he amado y te amo, porque después de tantos siglos de prisión en este tabernáculo no he tenido jamás una prisionera que me hiciera compañía, que me estuviera cerca, cerca, he estado siempre solo, o a lo más en compañía de almas no prisioneras, en las cuales no veo mis mismas cadenas; ahora finalmente ha llegado el tiempo de tener una prisionera, para tenerla continuamente cercana, bajo mis miradas sacramentales, y que sólo las cadenas de mi Voluntad Divina la tienen prisionera. Compañía más dulce y más agradable no podía tener, por lo tanto, mientras estemos en prisión nos ocuparemos del reino del Fiat Divino y trabajaremos juntos y nos sacrificaremos para hacerlo conocer a las criaturas”.