Iglesia Nuestra Sra. del Rosario en Villa de Leyva


La Confesión

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

“Este es el punto más negro de la sociedad presente”



"Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos"

AUDIO



Vol. 15-17 (1-3) Abril 21, 1923

"El fingimiento es el pecado más feo y el que más hiere mi corazón, por eso ruega y repara"


"los enemigos no tienen más temor, horror de acercarse a las personas de la Iglesia"

  

Esta mañana mi siempre amable Jesús me ha transportado fuera de mí misma, en un lugar donde se veían banderas ondeando en el aire, audiencias donde todas las clases de personas tomaban parte, también sacerdotes, y Jesús como ofendido por todo esto quería tomar en su mano a las criaturas para triturarlas, y yo tomando su mano en la mía la he estrechado diciéndole:

"Jesús mío, ¿qué haces? Parece que no son cosas malas las que hacen, más bien parecen buenas, parece que la Iglesia se une con tus enemigos de antes, y estos no muestran más aquella aversión a tratar con las personas de la Iglesia, más bien las llaman a bendecir las banderas, ¿no es esta una buena señal? Y Tú en vez de agradecerlo parece que te ofendes". Y Jesús suspirando y sumamente afligido me ha dicho:

"Hija mía, cómo te engañas, este es el punto más negro de la sociedad presente, y la unión significa que todos tienen un mismo color; los enemigos no tienen más temor, horror de acercarse a las personas de la Iglesia, porque no hay en ellos verdadera fuente de virtud y de religión, es más, algunos celebran el Divino Sacrificio sin creer en mi presencia, otros, si creen, es fe sin obras y su vida es una cadena de sacrilegios enormes, por lo tanto, ¿qué bien pueden hacer si no lo tienen en ellos? ¿Cómo pueden llamar al cumplimiento de verdadero cristiano, haciendo conocer que gran mal es el pecado, si falta en ellos la vida de la gracia? 

Con todas las uniones que hacen ya no hay hombres que cumplan el precepto, por lo tanto no es la unión del triunfo de la religión, es el triunfo del partido, el cual, disfrazándose busca ocultar el mal que van maquinando, es la verdadera revolución que se esconde bajo estas mascaras, y Yo quedo siempre el Dios ofendido, tanto por los malos que fingen una apariencia de piedad para reforzar su partido y así poder hacer un mal más grave, como por las personas de la Iglesia, porque teniendo ellos una falsa piedad, no son ya buenos para atraer a los pueblos a mi seguimiento, más bien aquellos son los que los arrastran a éstos. ¿Se puede dar un tiempo más triste que éste? El fingimiento es el pecado más feo y el que más hiere mi corazón, por eso ruega y repara".

 Fiat Divina Voluntad