Enseñanza y Reparación

Eucarística

Oración para todos los días


Oración Eucarística pidiendo irradiación del Amor Divino

Pbro. Padre Juan Martín Osorio

Colombia

Enseñanza Eucarística

 "puedo decir que de las especies sacramentales paso a las especies vivientes para continuar mi Vida sobre la tierra, 

no solo, sino junto con ella." 


AUDIO




De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 31-24 Enero 18, 1933 

Soledad en que es puesto Jesús por parte de aquellos que lo reciben Sacramentado, 

sus lágrimas, sus dolores

Las especies mudas y las especies vivientes.   

Continuación de la Vida de Jesús en la criatura




(1) Habiendo recibido la santa Comunión, estaba haciendo mis acostumbrados agradecimientos, y mi Sumo Bien Jesús se hacía ver afligido y taciturno como si sintiera la necesidad de compañía, y yo estrechándome a Él trataba de consolarlo con ofrecerme a estar siempre unida con Él, para no dejarlo jamás solo, y Jesús parecía todo contento y para desahogar su dolor me ha dicho: 

(2) “Hija mía, seme fiel en no dejarme jamás solo, porque la pena de la soledad es la más oprimente, porque la compañía es el alimento del desahogo de quien sufre, en cambio sin compañía se sufre el dolor y se está obligado a sentir el hambre, porque falta quien le dé el desahogo del alimento, falta todo, y quizá falta quien pudiese ofrecer el alivio, aunque fuera una medicina amarga. 

Hija mía, cuántas almas me reciben Sacramentado en sus corazones y me ponen en soledad, me siento en ellas como dentro de un desierto, como si no les perteneciese, me tratan como extraño, ¿pero sabes por qué no toman parte en mi Vida, en mis virtudes, en mi santidad, en mis alegrías y en mis dolores? Compañía significa tomar parte en todo lo que hace y sufre la persona que le está cerca, por tanto recibirme y no tomar parte en mi Vida, es para Mí la soledad más amarga, y quedando solo no puedo decirle cuánto ardo en amor por ellas, y por eso queda aislado mi amor, aislada mi santidad, mis virtudes, mi Vida, en suma, todo es soledad en Mí y fuera de Mí.

 ¡Oh! cuántas veces desciendo en los corazones y lloro, porque me veo solo, y cuando desciendo, viéndome solo, me siento no atendido, no apreciado, no amado, tanto, que estoy obligado por su desatención a reducirme al silencio y a la tristeza, y como no toman parte en mi Vida Sacramental, me siento apartado en sus corazones, y viéndome que no tengo qué hacer, con paciencia divina e invencible espero la consumación de las especies sacramentales, dentro de las cuales mi Fiat eterno me había aprisionado, dejando apenas los rastros de mi descendimiento, porque nada he podido dejar de mi Vida Sacramental, quizá sólo mis lágrimas, porque no habiendo tomado parte en mi Vida faltaba el vacío donde poder dejar las cosas que me pertenecen, y que Yo quería poner en común con ellas. Por eso se ven tantas almas que me reciben Sacramentado y no dan de Mí, son estériles de virtud, estériles de amor, de sacrificio, pobrecillas, se alimentan de Mí, pero como no me hacen compañía quedan en ayunas. 

¡Ay! en qué estrechura de dolor y de cruel martirio es puesta mi Vida Sacramental, muchas veces me siento ahogado de amor, quisiera liberarme y suspiro descender en los corazones, pero ¡ay de Mí! estoy obligado a salir de ellos más sofocado que antes. ¿Cómo podía desahogarme si ni siquiera han puesto atención a las llamas que me quemaban? Otras veces la plenitud del dolor me inunda, suspiro un corazón para tener un alivio a mis penas, ¡pero qué! quisieran que Yo tomase parte en las de ellas, no ellas en las mías, y lo hago, escondo mis dolores, mis lágrimas para consolarlas, y Yo quedo sin el alivio suspirado. 

¿Pero quién puede decirte los tantos dolores de mi Vida Sacramental, y cómo son más los que me reciben y me dejan en soledad en sus corazones, pero soledad amarga, que los que me hacen compañía? 

Y cuando encuentro un corazón que me hace compañía, pongo en comunicación mi Vida con ella, dejándole el depósito de mis virtudes, el fruto de mis sacrificios, la participación de mi Vida, y Yo la escojo como mi morada, para escondite de mis penas y como lugar de mi refugio, y me siento como correspondido por el sacrificio de mi Vida Eucarística, porque encuentro quién rompe mi soledad, quién me enjuga las lágrimas, quién me da libertad para que pueda desahogar mi amor y mis dolores, son ellas quienes me sirven como especies vivientes, no como las especies sacramentales que nada me dan, solamente me esconden, el resto lo hago todo Yo solo, no me dicen una palabra que rompa mi soledad, son especies mudas. 

En cambio en las almas que me sirven como especies vivientes, desarrollamos la vida juntos, palpitamos con un solo latido, y si la veo dispuesta le comunico mis penas y continúo en ella mi Pasión, puedo decir que de las especies sacramentales paso a las especies vivientes para continuar mi Vida sobre la tierra, no solo, sino junto con ella. Tú debes saber que no están más en mi poder las penas, y les voy pidiendo por amor a estas especies vivientes de las almas, que me suplan en lo que a Mí me falta. 

Por eso hija mía, cuando encuentro un corazón que me ama y me hace compañía, dándome la libertad de hacer lo que quiero, Yo llego a los excesos, no me fijo en nada, doy tanto, que la pobre criatura se siente ahogar por mi amor y por mis gracias, y entonces no queda más estéril mi Vida Sacramental cuando desciendo en los corazones, no, me reproduce, bilocando y continuando mi Vida en ella, y éstas son mis conquistadoras que suministran a este pobre indigente de penas, su vida y me dicen: ‘Amor mío, Tú tuviste tu turno de penas y terminó, ahora es mi turno, por eso déjame que te supla y que yo sufra en lugar tuyo’. Y ¡oh! cómo quedo contento por esto, mi Vida Sacramental queda en su puesto de honor, porque reproduce otras Vidas suyas en las criaturas. Por eso siempre junto conmigo te quiero, a fin de que hagamos vida juntos y tú tomes a pecho mi Vida y Yo tome la tuya”. 


Reparación Eucarística

Hora de la Pasión

"La finalidad de estas Horas de la Pasión... es la de la Reparación: uniéndonos a Jesús en cada uno de los diferentes pasos de su pasión y con su misma Voluntad Divina, hacer una digna reparación por cada una de las diferentes ofensas que recibe, haciendo todo lo que las criaturas le deben".

Luisa Piccarreta

Del Libro:

Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo


Hora 4

De la 8 a las 9 am

La Cena Eucarística


 " Repararte por todas las frialdades, 

las tibiezas y las ingratitudes que recibes"


“Jesús mío, Arquero Divino, beso tu pecho; es tanto y tan grande el fuego que contiene, que para darle un poco de desahogo a sus llamas que se elevan demasiado alto, tú, queriendo descansar un poco de tu trabajo, quieres también ponerte a jugar en el sacramento. Y tu juego es hacer flechas, dardos y saetas, para que cuando las criaturas vengan a ti, tú te pongas a jugar con ellas,, haciendo salir de tu pecho tus flechas para enamorarlas, y cuando las reciben te pones de fiesta y tu juego está hecho; pero muchos, ¡oh Jesús!, *las rechazan, correspondiéndote con flechas de frialdad, dardos de tibieza y saetas de ingratitud*, y tú quedas tan afligido que lloras porque las criaturas hacen que tu juego de amor fracase. 

¡Oh Jesús, aquí está mi pecho dispuesto a recibir no solamente las flechas destinadas para mí, sino también las que los demás rechazan, de modo que tus juegos ya no volverán a fracasar, y para corresponderte quiero repararte por todas las frialdades, las tibiezas y las ingratitudes que recibes!” 



Web: Texto completo de la Hora 4:


Reparemos junto a Jesús, en su Humanidad Divina. Con sus mismos actos, con su misma Palabra, con sus Mismas Reparaciones,...

Para que hagamos, reparemos y vivamos en Jesús y en su Divina Voluntad.