En el calendario de efemérides patrias, si miramos la hoja del almanaque del mes de mayo, veremos que el 1° está marcado con rojo, y que al pie de la página se aclara: feriado nacional por el Día del Trabajo y tal vez, en algún caso, se mencione la Constitución.
Pero rara vez los almanaques hacen referencia al pronunciamiento, sólo los entrerrianos lo tenemos presente.
Sin embargo es probable que sin esa decisión de Urquiza, por mucho tiempo, no se hubiera sancionado la Constitución, ni reconocido el derecho al trabajo. Para tener en claro en qué consistió el pronunciamiento, conviene repasar la situación política del país antes y después de esa decisión de Urquiza.
Antes del pronunciamiento
En el año 1851, Argentina era una confederación de provincias autónomas cada una con su propio gobierno, pero sin gobierno nacional.
Por esta razón, los estados provinciales delegaban el manejo de las Relaciones Exteriores en el Gobernador de Buenos Aires, que desde 1835 era Juan Manuel de Rosas.
Entonces -como ahora- el país estaba dividido por ideas políticas opuestas: unitarios y federales con respecto a la organización nacional, lo que malograba la intención expresada desde 1813 de contar con una constitución, anhelo postergado largamente. Fue una idea frustrada por los fracasos constitucionales de 1819 a 1826, y por las guerras civiles desatadas en consecuencia.
Paradójicamente, al mismo tiempo, los pactos preexistentes, aquellos a los que hace referencia el preámbulo -Tratado del Pilar, Tratado del Cuadrilátero y Pacto Federal- fijaban como objetivo común la reunión de un Congreso Constituyente. Pero las diferencias políticas, y la defensa de ciertos intereses económicos dilataban esa convocatoria.
En el año del Pronunciamiento, los liderazgos políticos eran detentados por Rosas, Gobernador de Buenos Aires que retrasaba esa invitación, y Justo José de Urquiza, Gobernador de Entre Ríos, que bregaba por hacerlo. Ya en el año 1851, era evidente el distanciamiento entre ambos caudillos por diversas causas. Por eso, Carlos Terrade, en el periódico La Regeneración del 5 de enero, editado en Concepción del Uruguay, hace un llamado a la unidad nacional y señala entre otros conceptos:
"Este año de 1851 se llamará en esta parte de América "La Organización' obra de una admirable combinación de ciencia, de patriotismo y de firmeza, habrá paz general y gloria en la República...".
El mensaje hacía presumir que la suerte estaba echada -tal como sentenció Julio César, cuando cruzó el Rubicón-. Y así ocurrió en la Confederación Argentina, poco tiempo después.
El paso del Rubicón, fue en este caso, la decisión de Urquiza de retirar a Rosas el manejo de las Relaciones Exteriores de Entre Ríos y asumirlas él, como Gobernador. Además invitaba a las provincias hermanas a que hicieran lo mismo. Esto significaba pronunciar públicamente que le retiraba la confianza y que a partir de esa disposición comenzaba una nueva etapa...
Después del pronunciamiento
Este decreto de Urquiza fue la antesala de Caseros y de lo que vendría después: el Protocolo de Palermo, el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, donde todos los gobernadores unánimemente con su firma, el 31 de Mayo de 1851, dieron apoyo a la convocatoria para el Congreso Constituyente a reunirse en Santa Fe, instancia anhelada desde los albores de las luchas por la independencia.
En consecuencia, no obstante la resistencia porteña -que rechazó dicho acuerdo- los constituyentes se reunieron y dieron vida a la futura estructura política de la República, con los principios que la consagraban. Sin duda, el libro de Juan Bautista Alberdi: Bases y punto de partida para la organización política de la República Argentina los orientó en la elaboración de la Constitución que debían realizar, cuya estructura política aún perdura y aspiramos a conservar.
Está claro que a pesar de los 170 años transcurridos (1853- 2023), defender la soberanía popular, la división de poderes, el derecho al trabajo, la periodicidad y la responsabilidad de los funcionarios y exigir la publicidad de los actos de gobierno, son cuestiones que hoy nos movilizan y a veces nos preocupan y que, como ciudadanos y habitantes del suelo argentino, no debemos desatender porque de ellos depende nuestro presente y nuestro futuro.
Por eso, aunque la hoja del almanaque del 1° de Mayo no haga referencia al pronunciamiento de Urquiza, debemos ser conscientes de que -en aquel momento- ese fue el paso necesario para impulsar la Organización Nacional, que consagra, sí, el derecho al trabajo, por eso los trabajadores pueden en esta fecha celebrar su día, pero también nos recuerda que la Constitución nos garantiza y ordena las reglas para todos los días...
El general Urquiza, una vez instalado el Congreso Constituyente, así se expresó ante los congresales:
"Aprovechad, augustos representantes, de las lecciones de nuestra historia y dictad una constitución que haga imposible, para adelante, la anarquía y el despotismo. Uno nos ha llenado de sangre, y el otro, de sangre y de vergüenza. La luz del cielo y el amor a la patria nos iluminen...!"
¿Habrá pensado entonces, el general Urquiza que esa declaración podría ser también válida para las generaciones del porvenir:..?
Autores: Profes. Delia Reynoso de Ramos y Alejandro Guimera
Colaboración Profesorado de Historia Instituto Sedes Sapientiae
Publicado en "El Argentino" el 30 de Abril de 2023
1 de Mayo