Hablar del libro es un desafío porque puede ser objeto de distintos enfoques y apreciaciones. Pero hemos de coincidir en que se trata de un amigo que nos habla, nos ilustra, desarrolla nuestra inteligencia e imaginación y hasta nos da consejos. Además, a través de él se hace una conexión espiritual entre quien lo escribe y quien lo lee, cualquiera sea su carácter: científico, religioso o de recreación.

Hechas estas consideraciones generales, vamos a enfocarnos sobre aquello de leer y escribir libros en la historia de Gualeguaychú. Así, si nos retrotraemos en el tiempo y nos ubicamos en el el siglo XIX, en el espacio de la cultura local, debemos reconocer que en materia de libros y de lectura este pueblo ha tenido y tiene un comportamiento singular.

Allá por 1869, Olegario V. Andrade escribe a José Cortínes, secretario de la Comisión Protectora de la Educación de Gualeguaychú, para promover la creación de una biblioteca para uso de todos. El 31 de mayo de ese año, Cortínes responde que adhiere a la idea del establecimiento de una "biblioteca popular" como meta compartida por ambos. Anhelo que recién se pudo concretar en 1872, al ser inaugurada con el nombre de El Educacionista Argentino, que en 1905 cambió por el de Biblioteca Popular Sarmiento. 

Cabe destacar que esta ciudad -además de contar con la primera biblioteca de la Provincia y una de las primeras del país- tiene el mérito de poseer la primera biblioteca fundada "por mujeres y para mujeres", con el propósito de brindarles la posibilidad de crecimiento cultural a través de la lectura. 

En 1898, Luisa Bugnone y Camila Nievas fundaron la Sociedad por la Patria y el Hogar, origen de la Biblioteca Olegario Víctor Andrade del Instituto Magnasco, inaugurada en 1900.

• Don Manuel Almeida, buceador del pasado indígena regional, que no solo escribió sobre lo que había indagado, sino que dejó un inmenso patrimonio cultural, hoy conservado en el museo arqueológico que lleva su nombre.

• El Padre Juan C. Borques, que no nació en Gualeguaychú, pero identificado con este pueblo, registró sus investigaciones en Ensayos históricos sobre la historia del periodismo de Gualeguaychú.

• Don Horacio Romero, funcionario municipal y un personaje casi olvidado, autor de numerosas obras de las que destacamos especialmente Del Cabildo a las Municipalidades en Entre Ríos que, bien documentada, hace un importante aporte a la historia de la ciudad, porque abre camino a otras indagaciones de carácter institucional.

• Elsa Bachini, a quien también corresponde citar en el campo de la historia, porque si bien no escribió libros compartió sus investigaciones sobre el Gualeguaychú del siglo XIX, en conferencias sobre el puerto, los comercios, los inmigrantes, las profesiones; material que, post morten, por su importancia, fue recopilado y publicado en el libro Conferencias, editado en Gualeguaychú.

• Enrique Ángel Piaggio, autor de obras poéticas y de Evocaciones del Ayer, libro que hace un viaje al pasado gualeguaychuense.

• Camila Nievas. Mujer culta y docente de vocación, quien expresó su pensamiento y sus conocimientos través del periodismo y de su labor docente, algunos recogidos en Escritos y Discursos, contribución a la historia de Gualeguaychú, editado en 1939 en Buenos Aires.

• Naty Sarrot. Docente, mujer de vasta cultura; junto con su esposo dejó a través del periodismo, en Cuadernos de Gualeguaychú -publicados por El Argentino- una importante y rica fuente de información referida a personajes, costumbres, conflictos e instituciones locales.

Demás está decir que quedan muchos en el tintero, por eso es oportuno recordar que en el año 2011 el Grupo Itén -abocado a rescatar distintos aspectos en la historia de nuestro pueblo- hizo una convocatoria a todos los autores locales para participar de un encuentro y de una muestra de libros de todos los tiempos, realizados por autores locales; paralelamente se presentó un registro (catálogo) de autores y obras, editado por de diario El Día. 

El encuentro, realizado en el Instituto Magnasco, fue exitoso por la adhesión lograda. En cuanto al catálogo, de acuerdo con lo que se pudo registrar en 2012*, el número de autores era de alrededor 140, y en cuanto a obras, se contabilizaron más de 400, todas de producción gualeguaychuense (prosa y poesía). Lástima que ese registro no está hoy actualizado.

Otra inquietud local destacable es la Muestra del libro para niños, iniciativa conjunta de nuestras bibliotecas populares, con el fin de acercar a los pequeños a la lectura a través de cuentos, teatralizaciones y diversas actividades. La idea fue de Diola Barel de Franchini y se realizó en forma ininterrumpida desde 1983 hasta el 2019, suspendida por la pandemia; a ella concurrían niños de distintos barrios y escuelas con sus maestras.

¿El libro es libro? 

Debido la tecnología, hoy el soporte papel ha perdido lugar, y hay quienes opinan que el libro digital no puede reemplazarlo; sin embargo, en un mundo tecnológico -donde el tiempo parece más vertiginoso- resulta a veces más operativo y práctico. No se trata de polemizar al respecto, sino de tener bien claro que gracias a los libros cruzamos el umbral de la ignorancia hacia el saber y por eso es tan importante la lectura.