Inmigración y algo más…

El hotel de los Inmigranes en el puerto de Gualeguaychú

Hoy 4 de septiembre se celebra el Día del Inmigrante, fecha que nos invita a mirar hacia el pasado y a rever el origen de los apellidos, en cuyo caso es probable que la mayoría de los argentinos registre pruebas de su ascendencia extranjera. 

En la Argentina del siglo XIX, alentar la inmigración fue una política de Estado, para responder a la necesidad de poblar el país en su vasta extensión. "Gobernar es poblar…" decía Alberdi; "El mal de la Argentina es la extensión…" sostenía Sarmiento. Dos estadistas con visión clara de lo que exigía el país para despegar.

Y aunque con criterios diferentes, respecto a qué tipo de inmigración convenía alentar, ambos coincidían en que esta aportaría las mentes y los brazos que Argentina requería.

Desde mediados del siglo XIX, estimulados por la Constitución, que concedía iguales derechos civiles a los inmigrantes, comenzaron a bajar de los barcos contingentes que se establecieron, preferentemente, en Buenos Aires, y en el litoral. Fenómeno cuyas consecuencias, aún pueden palparse, porque es en donde más se notó -con el tiempo- la influencia europea en la cultura y en la raza, que contrasta con el modo de ser de los pueblos del Noroeste, que no solo conservan rasgos definidos, de la pureza de su raza, sino también tradiciones y costumbres ancestrales. 

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El litoral, por su fácil acceso -por el puerto de Bs. As. - se abrió a "Todos los hombres del mundo…", que en principio fueron vascos, luego italianos que se establecieron en Entre Ríos y en Santa Fe y abrieron surcos en esta bendita tierra, a los que se sumaron progresivamente personas de otras nacionalidades. Porque, como en una ecuación matemática, se daban los términos necesarios: puerto, trabajo, ferrocarril, ley de inmigración, y hasta el Hotel de inmigrantes, constituido en refugio para ayudarlos a superar las necesidades de sus primeros pasos en la nueva tierra. En ese largo proceso, en que el país se pobló y se desarrolló, también debió instrumentarse el sistema educativo: idioma, historia, y geografía argentinas para integrar culturalmente al inmigrante. Todo fue parte de un proyecto…

En Gualeguaychú también se dio idéntico esquema (puerto, trabajo, ferrocarril) y hasta Asilo de inmigrantes, que cumplía la función de atenderlos a su ingreso y buscarles ocupación. 

Cabe aclarar que, este asilo nació por iniciativa popular privada, no como el Hotel del Inmigrante que era administrado y mantenido por el Estado. 

Los recién llegados, en general, no traían nada, solo ideales y la esperanza de "hacerse la América", conscientes de que tendrían que trabajar de sol a sol para superar la adversidad. En muchos casos, al tiempo de su llegada, se agruparon en organizaciones mutuales para superar el desarraigo. Así, italianos, españoles y franceses dieron origen a la fundación de instituciones que aún hoy nos recuerdan su legado. 

La Dra. Elsa Bachini, en un profundo trabajo de investigación periodística, publicado luego en "Conferencias", aporta información de las ocupaciones y profesiones de aquellos pioneros, artesanos y primeros profesionales, que contribuyeron con sus servicios a la urbanización y al desarrollo y bienestar de Gualeguaychú.

Los primeros emprendimientos fueron saladeros y barracas, como la de Domingo Garbino y la de Eusebio Goldaracena, de larga trayectoria. Goldaracena y Garbino tenían sus propios barcos. También los molinos tuvieron un activo movimiento comercial.

Cercanos al puerto estaban los almacenes marinos y las empresas navieras "La Pava Tuerta" de don Francisco Babuglia, "La Platense" de don José Gavazzo, la "Agencia de Mensajería Fluviales" de don Juan Bagalciaga, entre otras.

A través de los periódicos pueden conocerse los nombres de inmigrantes de distintos rubros que ofrecían sus servicios, de los que seleccionamos algunos ejemplos.*

Del mismo modo ingresaron constructores, arquitectos, y la ciudad, gradualmente cambió su imagen. La población aumentó notablemente: de alrededor de 6000 habitantes que tenía en 1853, en algo más de 20 años, había duplicado su número y contaba con escuelas, hospital, teatro, biblioteca pública, periódicos, mercado, bancos, cementerio, etc.

Toda esa urbanización, por impulso de la inmigración. 

Hoy el paradigma ha cambiado, la inmigración europea es escasa, llegan de países limítrofes, o desde Oriente (chinos y coreanos). 

Los primeros ocupados como obreros o empleados en comercios; los segundos con emprendimientos como supermercados, o bazares, en lo que trabajan con horarios sin límites y sin feriados.

Pero lo más grave es el otro fenómeno: la emigración de jóvenes argentinos, muchos de ellos formados profesionalmente, que tienen puestos sus ojos en un futuro fuera del país… y muchas veces son alentados por sus familias. Lo justifican por la triste razón de que no encuentran alternativas para realizarse en la tierra a la que pertenecen, y que hasta ha invertido en su formación a través de la educación pública. 

Indudablemente, algo anda mal… ¿por qué unos vienen y otros se van?

Sin duda que una vez procesados los datos del último censo habrá una información precisa sobre movimientos migratorios. 

Es de esperar que esos datos sirvan para corregir y llevar adelante una política de Estado, ¡hoy urgente!, que revierta esta dolorosa realidad… Atender este problema es pensar, tal como lo hicieron en el siglo XIX, en el porvenir de Argentina.

Fuentes

BACHINI, Elsa. Conferencias. Aporte a la historia de Gualeguaychú, Gchú. Talleres Gráficos Gutemberg, 1975.FERNÁNDEZ, Elisa y Luisa MELCHIORI. Historia de San José de Gualeguaychú. Paraná. Delta Editora. . 2011. GRUPO ITÉN. Inmigrantes de Gualeguaychú.. Buenos Aires. Libros en Red. 2012.

Autores: Profes. Delia Reynoso de Ramos y Alejandro Guimera

Colaboración Profesorado de Historia Instituto Sedes Sapientiae

Publicado en "El Argentino" el 4 de Septiembre de 2022

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