Nunca más

Cuál debe ser el alcance del Día de la Memoria

El pueblo celebra la recuperación de la libertad y de la fe en un político y en un sistema.
Raúl Alfonsín celebraba el retorno a la democracia, en el balcón del Cabildo, tras asumir como presidente electo, el 10 de diciembre de 1983.

El documento publicado en septiembre de 1984, conocido como "Informe Sábato", refleja la inquietud de los argentinos para que “nunca más” el terrorismo perturbe el orden y la  paz  de la nación.  Y el 24 de marzo, ha sido señalado como Día de la Memoria para tomar conciencia y recordar esa triste y dramática etapa de nuestra historia, que como todo proceso tuvo un antes y un después.

La fecha fue establecida en el año 2002 por Ley de la Nación 25.633, cuyo artículo 1º establece: “Institúyase el 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en conmemoración de quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en esa fecha del año 1976.

En 1984, Ernesto Sábato, director de la CONADEP, le entregó al Raúl Alfonsín un informe que cambiaría la historia argentina para siempre.

Todo hecho tiene causas y consecuencias, por eso es importante tener claro que si bien esa fecha marca el golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez, no es el comienzo de ese nefasto proceso de acción y reacción (subversión-represión) que, movido por distintas ideologías, vivió el país desde fines la década del 60 hasta 1983.

Porque si hablamos de memoria, ésta no puede ser selectiva. Es oportuno recordar que el país,  desde fines de  la década de 1960,  padecía  una ola de atentados y secuestros, que se auto atribuían el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y la organización Montoneros; actos terroristas que violaban derechos humanos y resultaban difíciles de controlar,  y que por la misma razón la presidenta de la nación el 6 de noviembre de 1974  declaró el Estado  de Sitio,  lo que significaba dar más atribuciones a las fuerzas de seguridad (el congreso en ese momento estaba en receso)

Sin duda que, en 1976, la situación del país, por diversas razones, era cada vez más incontrolable, y se hacía más grave por la crisis económica que atravesaba, y porque el gobierno estaba desacreditado y debilitado. Entonces se produjo el golpe de Estado, que en el momento no sorprendió, incluso se creyó que sería una medida transitoria.

La presidenta fue reemplazada por la Junta de Comandantes de las tres fuerzas (Videla, Masera y Agosti) el Congreso de la Nación fue disuelto, para luego ser reemplazado por la CAL (Comisión de Asesoramiento Legislativo) también las autoridades provinciales y municipales, de todo el país, fueron depuestas y reemplazadas, de acuerdo a los criterios del nuevo gobierno.

Ese mismo año (1976) las madres en Plaza de Mayo, se organizan para reclamar por sus hijos desaparecidos, en su mayoría estudiantes universitarios (La Plata y Buenos Aires) sospechados de acciones terroristas.

Pero, lo que se llamó “proceso de reorganización nacional”, se dilató en el tiempo más de lo que se esperaba, y respondió con violencia a la violencia, con las nefastas consecuencias que todos conocemos (terrorismo de Estado)

La CONADEP se encargaba de recibir las denuncias y pruebas sobre crímenes cometidos durante la dictadura cívico militar

Es que el terrorismo siempre es condenable, porque es un delito llevar a cabo acciones graves que atacan los derechos de las personas, usando como metodología la lucha armada con la finalidad de imponer cambios por la fuerza

Lamentablemente en Argentina, ese recurso se usó antes y después de 1976

Primero como metodología de lucha para subvertir el orden, por parte de las organizaciones extremistas, que movidas por su ideología aspiraban a introducir cambios en la estructura orgánica del país, y después –como respuesta- se impuso en el llamado “proceso de reconstrucción nacional” que se convirtió en terrorismo de Estado.

En el análisis de esa etapa de nuestra historia, desde el punto de vista ideológico, según la óptica desde donde se lo mire se podrá justificar o condenar. Porque es un tema, muy profundo y sensible, que afectó a todos de distinta forma y no es fácil ser objetivo. Pero los hechos y la cronología de los mismos -no las interpretaciones-  son irrefutables.

El pueblo argentino que vivió esa época, unos como protagonistas y otros como testigos, sabe lo que fue…y si apelamos a la memoria hemos de reconocer que, tanto de un lado como del otro, hubo víctimas y victimarios, y seres con derechos que sufrieron las consecuencias de lo que fue una guerra encubierta, con secuestros, atentados, torturas, desaparecidos, muertos y mucho más…  Violencia que a nadie benefició y solo generó sufrimiento, odio y sed de venganza, aún no superados y que en nada ayudan a construir un futuro mejor, que era supuestamente lo que aspiraban desde uno y otro bando.

Experiencia dolorosa que se debe recordar, pero no fragmentada sino como fue, en su conjunto.  Para eso, debe servir el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, para que “nunca más” la violencia atemorice o gobierne a los argentinos.

Nada más oportuno, que el discurso del Dr. Ricardo Alfonsín, cuando el 10 de diciembre de 1983, restaurada la democracia, desde los balcones del emblemático Cabildo, recitaba el preámbulo de la constitución y enumeraba sus principios 

“constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad…”.

Antítesis de la experiencia antes vivida, que se quería superar.

Con ello dejaba en claro las verdaderas aspiraciones del pueblo argentino en la nueva etapa que se empezaba a transitar; volver a la constitucionalidad y respetarla. 

1853 y 1983 son dos momentos de la vida de los argentinos, que marcan el verdadero camino al que ciudadanía y gobierno -cualquiera sea su bandera política- deben encuadrar sus comportamientos y encauzar sus acciones.

Autores: Profes. Delia Reynoso de Ramos y Alejandro Guimera

Colaboración Profesorado de Historia Instituto Sedes Sapientiae

Publicado en "El Argentino" el 24 de Marzo de 2023

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