Hoy hace exactamente 41 años de aquel 2 de abril, día en que nos despertamos con la noticia de la recuperación de las Islas Malvinas. Hecho que en principio generó satisfacción y alegría, pero que finalmente terminó en una dolorosa realidad: la guerra.
La última guerra "por la patria" librada en espacio geográfico argentino (aire, mar y tierra) que resultó breve, pero muy dolorosa y cruel.
La mayoría de los protagonistas de las trincheras fueron jóvenes, "...los pibes de Malvinas que jamás olvidaré..." podríamos entonar imitando la canción popularizada en este último tiempo, por el triunfo de la Selección Argentina de Fútbol como campeona mundial.
Es que la letra de esa canción resuma un sentimiento colectivo muy fuerte. Y aunque el fútbol y la guerra no parecen compatibles, en los últimos tiempos, el enfrentamiento de Malvinas y el triunfo futbolístico han sido las únicas causas convocantes capaces de hermanar a los argentinos sin diferencias de ningún orden, a un pueblo generalmente dividido por distintas razones desde nuestros orígenes Es como si existiera en el interior de cada uno una fibra de argentinidad a la espera -como Lázaro- de una voz que le diga: "levántate y anda". Algo así, como una escarapela que inflama a quienes deben defender sus colores y contagiar a los compatriotas.
El sentimiento de reconocimiento que hoy merecen "los pibes de Malvinas"-ya veteranos que plasmaron con su entrega "el coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir"-como dice el Himno Nacional también corresponde hacerlo extensivo a todos: la lucha armada que se dio en el campo de batalla fue de hombres, pero también hubo personal femenino que desde los barcos-en escenario bélico, o en hospitales les brindaron atención sanitaria: personal de salud que sufrió con ellos. Que compartió el dolor de los heridos, los curó, los cuidó y hasta los acompañó en su último aliento.
Además, están aquellas otras mujeres (madres, esposas, hijas, hermanas...) que sin pisar Malvinas, estuvieron desde el primer momento con el corazón puesto en aquellas "tierras irredentas", como decía el Padre Jeannot, que estuvo estrechamente ligado al conflicto y a sus protagonistas. Por eso, para valorar esta gesta, nada mejor que su palabra autorizada, en la transcripción de fragmentos de un discurso suyo a los veteranos de guerra, donde habla del porqué, del cómo y de la entrega de todos esos argentinos por la patria.
Entre otras consideraciones, el texto dice así:
"...La historia de los pueblos es una trama ininterrumpida de desafíos y respuestas. Las Malvinas son un desafío: el heroico desembarco del 2 de abril (de 1982) fue una respuesta del honor ultrajado por el zarpazo imperialista de 1833.
Pero es una gesta de vigencia permanente. Por eso el Dia de los Veteranos de la Guerra y de los Caídos en Malvinas. Por eso ningún argentino tiene derecho a olvidar ese día grande, independientemente de los errores de sus protagonistas".
Seguramente hubo errores políticos, diplomáticos y militares.
La rendición de Puerto Argentino el 12 de junio frente a la tercera potencia mundial y a poderosos aliados que olvidaron la doctrina Monroe "de América para los americanos", no fue para nosotros una derrota sino una experiencia que nos madura como pueblo y nos abre un nuevo capítulo en la historia".
Hubo miles de argentinos que lucharon heroicamente, frente a la superioridad material y técnica. Hubo mucha sangre derramada. Fueron 791 compatriotas que se inmolaron en aras de la soberanía como en las guerras de la Independencia, como en la vuelta de Obligado.
Es un pacto de honor sellado en sangre, es un sagrado compromiso que a todos nos obliga... y no nos vamos a rendir, ante la injusticia, los millones de argentinos que seguimos creyendo en esta CAUSA JUSTA (...)
No olvidemos a los que se jugaron la histórica patriada en el operativo que llevó el nombre de la Virgen cuyo manto maternal ha cobijado a los que volvieron y a los que allí quedaron.
Pasamos revista a nuestros héroes que desde la gloria nos dirán: "¡PRESENTE!". Capitán Giachino, primer caído en la gesta malvinense.
Nuestros copoblanos: Sargento Dimota, y soldado Mosto. Compatriotas abatidos en las islas o en el mar nuestro. Víctimas del hundimiento del Crucero.
Veteranos de la Guerra: vuestro sacrificio no fue en vano. Nos argentiniza más y llevamos vuestros nombres prendidos como una escarapela sobre el corazón de cada Argentino".
Sabias palabras, que no solo llaman a la gratitud, sino que también marcan el camino, de defensa, de compromiso y de solidaridad que nos exige la tierra en que hemos nacido.
Fuente:
*ASOCIACIÓN AMIGOS DEL CURA GAUCHO, Vida y Obra del Padre Jeannot Sueyro. Gualeguaychú. Rojas Impresiones, 2018, pp. 336, 337.Autores: Profes. Delia Reynoso de Ramos y Alejandro Guimera
Colaboración Profesorado de Historia Instituto Sedes Sapientiae
Publicado en "El Argentino" el 2 de Abril de 2023
Malvinas...