El precio de la Independencia
Cuando se celebra el Día de la Independencia, habitualmente se hace referencia a los Congresales de Tucumán que tomaron aquella solemne decisión. Sin embargo, ese acontecimiento tuvo un antes y un después. Porque el proceso revolucionario iniciado en 1810 está indefectiblemente ligado a la guerra, al resultado del enfrentamiento con los realistas por más de una década, puesto que la Junta de Mayo, constituida en Buenos Aires, no fue reconocida por todos los pueblos del virreinato.
En Córdoba estalló una contrarrevolución que fue inmediatamente sofocada. Santiago de Liniers fue una de las primeras víctimas de la revolución.
El puerto fortificado de Montevideo quedó en poder de los realistas y desde allí avanzó el almirante Michelena, en noviembre de 1810, sobre las villas de Entre Ríos (Gualeguay, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú) que transitoriamente quedaron bajo poder español. En el caso de Gualeguaychú, cuando se tuvo noticia del inminente avance realista, el 7 de noviembre de 1810, se convocó a un cabildo abierto, y como los vecinos congregados no poseían armas, ni municiones, ni "ropas de línea", todos de acuerdo, incluido el vicario de la villa, Mateo F. Gordillo, resolvieron entregarse sin resistencia. El 18 de noviembre las tropas de Michelena ocuparon esta villa e hicieron jurar obediencia al Consejo de Regencia. Pero en febrero de 1811 -como apunta Julio Irazusta- los gauchos de Entre Ríos "salvan la revolución" liderados por Zapata y Samaniego, que una a una recuperaron las villas tomadas.
Paraguay tampoco reconoció a la Junta de Buenos Aires y hacia allí fue enviado Belgrano en una expedición libertadora. En el tránsito por nuestra provincia consiguió un gran apoyo de Gregoria Pérez, la primera patricia argentina que puso a disposición su patrimonio para equipar al ejército, y especialmente del sacerdote Antolín Gil Obligado, que ante la necesidad de caballos, con su prédica inflamó "… tanto los ánimos de aquellos avitantes que al oyr las expresiones activas del Vicario a porfía ofrecían caballos" (sic). También otro sacerdote, R.P Fray Mariano Amaro, donó 28 ejes y 44 tacuaras para las carretillas de la expedición. Estas acciones muestran la precariedad de las tropas y la respuesta de los entrerrianos.
El Alto Perú también desconoció al gobierno revolucionario, con el agravante de que recibía refuerzos desde el Perú, donde estaba concentrada la mayor fuerza militar española. Esa región era un punto estratégico y hacia allí se enviaron tres expediciones militares donde se libraron batallas con triunfos y grandes fracasos y, finalmente, se usó una estrategia especial para detener el avance español: la guerra gaucha.
Los números de las batallas gloriosas
SUIPACHA: Fuerza patriota: 1000 hombres y 2 piezas de artillería; fuerza realista: 800 a 1000 hombres y 4 piezas de artillería.; duración: 30 minutos. Pérdidas patriotas: 1 muerto y 12 heridos; pérdidas realistas: 40 muertos y 150 prisioneros, 4 piezas, zurrones con dinero y banderas.
TUCUMÁN: Fuerza patriota: cerca de 1600 hombres; 4 piezas de artillería; fuerza realista: 3200 hombres y 13 piezas de artillería; duración: 30 minutos: Pérdidas patriotas: 71 muertos y 200 heridos; pérdidas realistas: 450 muertos, 200 heridos, 626 prisioneros y toda la artillería, municiones y 3 banderas.
SAN LORENZO: (combate) Jefe patriota San Martín ; Jefe realista: Juan Antonio Zabala. Fuerzas patriotas: 140 granaderos y 70 milicianos; fuerzas realistas: 250 infantes y 2 piezas de artillería; duración: 15 minutos. Pérdidas patriotas: 16 muertos; pérdidas realistas 40 muertos, 14 prisioneros, las 2 piezas y la bandera.
CHACABUCO: Fuerza patriota. 3600 hombres, más 9 piezas, fuerzas realistas 2.450 hombres, más 5 piezas; duración: 10 horas. Pérdidas patriotas: 130 muertos y 180 heridos; pérdidas realistas: 600 muertos, más de 500 prisioneros, 1000 fusiles, 5 piezas, 1 bandera y municiones.
MAIPÚ: Fuerza patriota: 4900 hombres más 21 piezas de artillería; fuerza realista: 5300 hombres, 12 piezas de artillería; duración: 6 horas. Pérdidas patriotas: 1000 bajas entre muertos y heridos; pérdidas realistas: 2000 muertos y más de 2400 heridos.
Respecto a la larga agonía de esta lucha, el historiador Julio Irazusta, en una publicación titulada Dos comienzos (1776-1810)* analizaba las razones por las cuales el proceso de independencia norteamericano fue tan corto y el de América del Sur tan largo, y señalaba la importancia de las relaciones internacionales de esta forma: "Nuestros antepasados no fueron ayudados por nadie; los de los yanquis recibieron auxilios decisivos (…). Una coalición formada por Francia, España y Holanda puso a Inglaterra, en el espacio de un siglo, en condiciones de inferioridad naval, lo que le impidió reforzar y abastecer sus contingentes de América…" y a la vez compara esa realidad internacional, con la de los comienzos revolucionarios en Sud América; "… nosotros lo hicimos cuando Europa empezaba uno de sus más largos períodos de paz general…".
Circunstancia que permitía a España atender los focos revolucionarios de sus colonias con el potencial militar necesario, y destaca que "La campaña de los Andes, en cuanto a raciocinio previo y ejecución, puede exhibirse al lado de las mejores empresas político militares de la historia. Pero las agonías de la lucha librada con exclusivos recursos propios agotaron al país y perturbaron a sus dirigentes…". Significa que sin ayuda y con pocos recursos militares, el proceso independentista se prolongó en el tiempo, a lo que deben sumarse las divergencias y las luchas internas.
También Daniel Balmaceda diferenció las dos fechas con las que se celebra el nacimiento de la patria: "El 25 de mayo de 1810 lo que logramos fue un gobierno autónomo y el 9 de julio de 1816 logramos un Estado soberano: empezamos a ser nosotros por nosotros mismos", pero eso fue con el precio de 90 batallas".
Sin subestimar, ni quitar mérito, a la solemne e indispensable declaración de Tucumán, es indudable que esta habría sido vana si no hubiera estado respaldada por la lucha armada y el sacrifico de miles de vidas anónimas, tan importantes para la patria como las de los Congresales de 1816.
Fuentes:
*1776-1810 Dos Comienzos, por Julio Irazusta, en De la epopeya emancipadora a la pequeña Argentina. Buenos Aires, 1979, Edic. Dictio, p.185.ARCE, Facundo, Entre Ríos en los Albores de la Revolución de Mayo. Paraná, 1960FERNÁNDEZ, Elisa y otros. Historia de San José de Gualeguaychú. Paraná. Delta. 2012.SCAGLIOTTI, Federico José. El libro de oro de la argentinidad. Buenos Aires.Ed. Sudamericana.
Autores: Profes. Delia Reynoso de Ramos y Alejandro Guimera
Colaboración Profesorado de Historia Instituto Sedes Sapientiae
Publicado en "El Argentino" el 10 de Julio 2022
Independencia