27 febrero_Domingo

FRAILES DE LA ORDEN DE PREDICADORES

PROVINCIA SAN LUIS BERTRÁN DE COLOMBIA

CONVENTO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

MEDITACIONES PARA LA PREDICACIÓN

Fr. Juan David OSPINA OSPINA, O.P.

DOMINGO: 27 de febrero de 2022

Síntesis del Evangelio: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? (…) ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?” (Lc. 6, 39-45)

Estimados hermanos, la primera lectura tomada del libro del eclesiástico (27, 4-7) nos presenta un panorama muy cercano y familiar para todos nosotros y que, de cierta manera, podemos resumirlo en una frase o refrán muy popular: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Sin embargo, la reflexión de la primera lectura nos presenta un panorama mucho más amplio en cuanto a aquellas realidades que pueden revelarnos quién en verdad es el otro, o quién en verdad soy yo.

Así como la calidad de una vasija se prueba en el horno del alfarero, así la calidad humana y cristiana de una persona se prueban en sus pensamientos, en sus palabras, en sus acciones y en sus frutos. Pero no en cualquier momento ni en cualquier circunstancia; sino en los momentos adversos y de mayor dificultad. Queridos hermanos, los tiempos de paz NO nos revela quiénes son los hombres y mujeres de paz, solo nos dice que hay una ausencia de conflicto. Por el contrario, son en los momentos de guerra y conflicto, donde se conocerán los verdaderos hombres y mujeres de paz por sus pensamientos, palabras, acciones y por sus frutos. Es decir, los buenos no son buenos porque no hay maldad; los buenos son buenos aún en medio de la maldad, porque se rehúsan a ella con todo su ser.

Hoy la primera lectura nos recuerda aquella invitación que en Evangelios pasados nos hacía Jesús al enseñarnos que no hay ningún mérito en amar a quienes nos aman y que no hay ningún mérito en hacer el bien a quienes nos hacen el bien. (Lc. 6, 32ss.) Del mismo modo, no hay mérito alguno en ser buenos cuando todos son buenos, ni desear la paz cuando todos desean la paz, ni desear y defender la vida cuando todos lo hacen. Hoy Dios nos invita a ser buenos cuando nadie es bueno, a desear la paz cuando los demás desean la guerra, a desear y defender la vida cuando todos los demás desean la muerte. Dios está invitándonos una vez más a que nos comportemos como verdaderos cristianos, asumiendo el compromiso real y vivo de seguir a Jesús. Preferir la paz sobre la guerra, preferir el respeto a la vida por encima de la condena a muerte por el egoísmo, preferir una sociedad equitativa y solidaria por encima de una sociedad salvaje y desigual, preferir acoger al desamparado y proteger a los más vulnerables en vez de descartarlos y desecharlos; preferir la salvación del hermano antes que su perdición; estas son las exigencias del Evangelio aún cuando el mundo pretenda y enseña lo contrario.

Estimados hermanos ser realmente cristianos significa un compromiso total y real con la causa de Cristo. Una causa que proclama que Dios quiere y desea la libertad, la paz y la vida para todos los hombres y para todo el hombre. Hoy también se nos invita a que como hijos de Dios velemos por nuestros pensamientos, palabras, obras y trabajos, de tal manera que, de hoy en adelante, pensemos siempre en Dios, hablemos de Dios, obremos según la voluntad de Dios y padezcamos por Dios, en medio de un mundo que pregona la guerra como más deseable que la paz y la muerte como la solución a los problemas. Con ello, cumpliremos también con la enseñanza de Pablo en su primera carta a los Corintios: “manteneos firmes y constantes. Trabajad siempre por el Señor, sin reservas, convencidos de que el Señor no dejará sin recompensa vuestra fatiga”. (1 Cor. 15, 54ss.)

Por su parte, el Evangelio de San Lucas (6, 39-45) nos enseña que un ciego no puede guiar a otro ciego y, más aún, que no debemos juzgar la mota en el ojo del hermano sin antes deshacernos de la viga que hay en el ojo propio.

La enseñanza que hoy Jesús trae a nuestra vida es a que no seamos presas de los antivalores de egoísmo, orgullo, soberbia, megalomanía, intransigencia y violencia que pareciera que rigen y gobiernan nuestro mundo y más aún, la conciencia de muchos de nuestros hermanos, e incluso nuestra propia conciencia. Si como cristianos nos dejamos absorber y sucumbimos ante los ideales del mundo, ¿Cómo daremos testimonio de Jesús?

Hermanos míos, roguemos hoy a Dios para que sea Él quien cierna nuestra vida, aleje de nosotros todo desecho y desperdicio, nos ayude a quitar la viga de nuestros ojos y podamos guiar a nuestros hermanos hacia Cristo, aún en los momentos más oscuros. Amén.