08 febrero_Martes

FRAILES DE LA ORDEN DE PREDICADORES

PROVINCIA SAN LUIS BERTRÁN DE COLOMBIA

CONVENTO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

MEDITACIONES PARA LA PREDICACIÓN

Fr. Juan David OSPINA OSPINA, O.P.

MARTES: 08 de febrero de 2022

Síntesis del Evangelio: .

La primera lectura tomada del primer libro de los Reyes se nos narra la súplica que presenta Salomón a Dios para que Él habite en la tierra, especialmente en el lugar que Salomón ha edificado para ser la morada de aquel a quien “los cielos y los cielos de los cielos no pueden contener.”

Lo hermoso del pasaje de la primera lectura, es que en la oración que presenta Salomón se expresan confesiones de fe que son bellísimas y que hoy nos recuerdan quién es nuestro Dios. Una de las primeras confesiones de Salomón sobre nuestro Dios es que como nuestro Dios no hay otro. Hoy quizás esta declaración nos parezca la más obvia de todas, sin embargo, es necesario tener presente que en aquel tiempo los pueblos vecinos a Israel, cada uno de ellos tenían sus propios dioses.

Sin embargo, Salomón reconoce que Dios sobresale y es más grande que todos los otros dioses a los que los pueblos paganos honraban y adoraban. Pero Salomón va más allá, y reconoce que Dios es el más grande porque es un Dios que cumple sus promesas y guarda su fidelidad para quienes caminan en su presencia de corazón. Ya para los judíos YAHVÉ se diferencia de los demás dioses porque para Él no importan los sacrificios y rituales externos, lo que realmente le importa es el corazón y el culto que se ofrece con todo el ser.

Hoy nuestra fe como cristianos debe movernos a no olvidar nunca que nuestro Dios es un Dios que ha prometido estar con nosotros todos los días de nuestra vida (Mt. 28, 20); y ya que nuestro Dios es el mismo al que hoy Salomón clama, que alegre noticia el saber que nuestro Dios guarda su fidelidad y que nos guardará en su nombre mientras seamos peregrinos en este mundo (Jn. 17, 11ss).

Además, queridos hermanos, la primera lectura nos invita a dejarnos invadir por la alegría al poder tener la plena certeza de la presencia de Dios en medio de nosotros. En su tiempo Salomón -en nombre de todo el pueblo judío- ruega a YAHVÉ para que habite en el templo que le ha edificado; Hoy nosotros tenemos la plena confianza en que Dios habita en nosotros, que su morada está en el corazón de todos los hombres y mujeres de buena voluntad que buscan seguir con fidelidad los planes de Dios. Y más aún, que podemos ver, tocar y recibir a Cristo en la Hostia y el Vino consagrados.

Por su parte, hoy el Evangelio nos presenta un enfrentamiento entre Jesús y algunos fariseos y escribas. Reprochan a Jesús que él y sus discípulos no cumplen con algunos preceptos mandados por la tradición. Jesús responde afirmando que muchos de esos preceptos tradicionales son contrarios a la voluntad de Dios ya que son contrarios a lo mandado en la Sagrada Escritura. Sin embargo, y a pesar de que las enseñanzas del evangelio de hoy son muchas, quiero centrar la atención en la denuncia que hace Jesús, siguiendo al profeta Isaías: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío…” (Is. 29, 13).

Hoy Jesús nos invita a abandonar las apariencias, a abandonar los ritos externos que no dicen nada de nuestro compromiso cristiano, y a que centremos nuestro culto honesto, sincero y sencillo de entrega total ofreciendo el corazón y nuestra vida entera a Dios como un sacrificio de amor. Cristo hoy nos invita a centrar nuestra vocación cristiana en lo realmente importante, el mandamiento del Amor; todo lo demás, es secundario y todo lo demás, si no está en orden al amor, entonces no es Dios. Amén.