04 febrero_Viernes

FRAILES DE LA ORDEN DE PREDICADORES

PROVINCIA SAN LUIS BERTRÁN DE COLOMBIA

CONVENTO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

MEDITACIONES PARA LA PREDICACIÓN

Fr. Juan David OSPINA OSPINA, O.P.

VIERNES: 04 de febrero de 2022

Síntesis del Evangelio: Muerte de Juan Bautista a manos del Rey Herodes.

La primera lectura tomada del libro del Eclesiástico, el autor sagrado con ocasión del regreso a la casa del Padre del Rey David nos narra y recuerda las grandes hazañas que el Rey en vida llevó a cabo gracias al auxilio del Señor. Sin embargo, lo importante de la primera lectura NO ESTÁ en los portentos narrados que pudo realizar en vida el Rey David; Lo importante del texto sagrado está en que nos recuerda que David por cada una de esas maravillosas hazañas daba gracias al Altísimo, el Santo, proclamando su gloria.

Es decir, queridos hermanos, la gran enseñanza que nos deja hoy la primera lectura es que, por la bondad, por la misericordia y el auxilio del Señor es que podemos ganar las batallas a las que día a día nos enfrentamos. Hoy el Señor nos recuerda que sin importar lo grandes y maravillosas de las acciones, tareas o prodigios que podamos llevar a cabo, cada una de esas acciones son posibles gracias al auxilio del Señor. Y así lo reconoció David.

David que jugó con leones como si fueran cabritos y con los osos como si fueran corderos, supo reconocer que cuanto realizaba era gracias al poder y auxilio de Dios y para su gloria. David tenía un corazón agradecido. Hoy en nuestra vida cristiana, queridos hermanos, cada uno de nosotros libra sus propias batallas, y cada uno de nosotros se enfrenta a sus propias debilidades. Y en no pocas ocasiones luchamos sin confiar, sin encomendarnos o sin tener presente al Señor, y cuando salimos airosos de las dificultades, nuestra vanidad nos hace creer que solo nuestras fuerzas bastan. Nuestro orgullo y vanidad nos hace olvidar que, aun cuando creemos pelear solos nuestras batallas, Dios siempre está ahí.

Que hoy sea una ocasión especial de rogar a Dios para que nos regale un corazón agradecido, que nos permita reconocer en Dios el artífice de todas nuestras victorias, y poder dar gracias aún por los logros más mínimos y pequeños.

Por su parte, el Evangelio de hoy nos presenta el relato de la decapitación de Juan Bautista a manos del Rey Herodes. El Evangelio inicia su relato presentando la incertidumbre sobre la identidad de Jesús por parte de aquellos que han escuchado sobre la fama de Cristo. Algunos se preguntan si Juan Bautista acaso ha resucitado, o si de casualidad es Elías, o alguno de los antiguos profetas.

El Evangelio de hoy nos pone en sobreaviso sobre las consecuencias de actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, y sobre las consecuencias de recorrer sus caminos en fidelidad en medio de un mundo acostumbrado a la maldad. Las enseñanzas de las lecturas de estos días pasado nos han enseñado que Dios quiere nuestra salvación y que vivamos de acuerdo con sus preceptos; que Cristo nos envía a predicar la Buena Nueva y que Cristo nos exige coherencia entre lo que predicamos con la palabra y lo que predicamos con nuestras acciones; Hoy el Evangelio va más allá y nos presenta la muerte de Juan el Bautista.

¿Cuál es el propósito de que el Evangelios nos presente tal escena? Pues queridos hermanos, de los personajes del Nuevo Testamento que se nos presentan como modelo de vida en fidelidad a Dios uno de los más sobresalientes es Juan el Bautista. Con el relato de su muerte, hoy el Evangelio nos enseña que hemos de estar preparados para afrontar las consecuencias de ser testigos fieles y confiados a la providencia de Dios. Que, si bien Dios nos auxilia para poder realizar obras portentosas en su nombre y para su gloria, el hacernos testigos de su amor y el anunciar a toda la tierra que el Señor tiene un proyecto, un plan para cada uno de nosotros no siempre es bien recibido, más aún cuando el anuncio choca de frente contra el pecado y la maldad de nuestros corazones.

Juan Bautista, luego Jesús, luego los Apóstoles y tantos otros hombres y mujeres que a través de la historia han entregado sus vidas para sellar con sangre su testimonio de fidelidad, nos enseñan que hemos de estar preparados para poder anunciar y revelar al mundo quién es en verdad Jesús, no con palabras, sino con acciones.

Así lo supo hacer en su vida Santa Catalina de Ricci, Santa religiosa dominica que hoy en la Orden de predicadores conmemoramos. Santa Catalina de Ricci quien vivió a finales del siglo XVI en Italia, se entregó a la contemplación de Jesús crucificado tan devotamente que revivió en su cuerpo las llagas del crucificado. En su vida tuvo gran amistad y brindó consejo a grandes santos de la historia, como San Carlos Borromeo, San Felipe Neri y San Pio V.

Para Santa Catalina de Ricci “Su único afán fue amar a Dios y servirlo, muy especialmente, en la ayuda incondicional al prójimo, comenzando por sus hermanas de comunidad; a ellas procuró todo tipo de bien espiritual y temporal. Cuando alguna enfermaba, la visitaba de día y de noche, consolándola y haciendo el buen oficio de madre.” (https://www.dominicos.org/)

Por último, queridos hermanos, sigamos los ejemplos de San Juan Bautista y Santa Catalina de Ricci y unamos nuestros sentimientos a los sentimientos del Salmista que clama: “Perfecto es el camino de Dios, pura y sin defecto es la promesa del Señor; él es escudo para los que a él se acogen.” (Sal. 17, 31). Amén.