03 febrero_Jueves

FRAILES DE LA ORDEN DE PREDICADORES

PROVINCIA SAN LUIS BERTRÁN DE COLOMBIA

CONVENTO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

MEDITACIONES PARA LA PREDICACIÓN

Fr. Juan David OSPINA OSPINA, O.P.

JUEVES: 03 de febrero de 2022

Síntesis del Evangelio: Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos.

La primera lectura tomada del primer libro de los reyes nos presenta al Rey David, quien en su lecho de muerte aconseja a su hijo Salomón, para que sea valiente y se comporte como un hombre.

Si en lecturas pasadas durante esta semana se nos presentaba a un Rey David que lloraba la pérdida de su hijo Absalón, hoy se nos presenta a David aconsejando a su hijo Salomón, enseñando con sus últimas palabras los mandatos y preceptos que Salomón debería seguir y cumplir para garantizar una vida exitosa y agradable a los ojos de Dios.

Hoy la liturgia nos recuerda el sagrado deber de los padres para con los hijos, a la vez que nos recuerda el deber de los hijos. El pasaje de la primera lectura nos enseña que un deber insustituible de los padres es la de dar un buen consejo, ser luz, iluminar el camino de los hijos para que éstos puedan alcanzar el éxito. Sin embargo, en nuestro compromiso cristiano, una vida exitosa se traduce en una vida agradable a Dios; se traduce en un proyecto de vida en el que se acepten los planes y la voluntad de Dios, lo cual solo es posible si como padres, enseñamos a nuestros hijos a seguir los preceptos y los caminos que son agradables para Dios.

Así mismo, la primera lectura nos recuerda que como hijos podemos elegir entre dos caminos; cumplir la voluntad de Dios, siguiendo sus caminos y con ello honrar a nuestros padres, a ejemplo de Salomón; o podemos seguir nuestro propio egoísmo, buscar realizarnos lejos de los planes de Dios y buscando solo satisfacer nuestra avaricia, a ejemplo de Absalón. Si elegimos el primer camino, seguramente Dios cumplirá su promesa y hará nuestras vidas agradables a sus ojos y exitosas en todo lo que hagamos y en todos los lugares a los que vayamos; Sin embargo, elegir el camino de nuestro propio egoísmo, alejados de Dios y deshonrando a nuestros padres solo nos llevará a la muerte.

Ahora bien, David aconseja a su hijo Salomón, según lo que ha experimentado en su propia vida. David Sabe que Dios es fiel, que Dios cumple sus promesas, que Dios quiere nuestro bienestar, y que busca nuestra felicidad. David sabe que los planes de Dios son perfectos, que su proyecto para cada uno es un proyecto de realización humana plena.

David queriendo ser mejor padre de lo que fue con Absalón, enseña a su hijo Salomón que Dios es fiel, y que nuestra respuesta, para ganar la vida eterna, ha de ser la fidelidad en el seguimiento de Dios. Y aquí está la clave del éxito.

Siguiendo esta realidad, el Evangelio de hoy nos presenta a Jesús enviando a sus Doce apóstoles de dos en dos, con una serie de exigencias: “no llevar más que un bastón…”. Jesús hoy nos hereda dos enseñanzas:

1. El conocer y seguir a Jesús, implica necesariamente si o si el salir al encuentro de los demás, para predicar la buena nueva de su mensaje. Es decir, seguir a Jesús significa buscar y querer salir al encuentro de los hermanos; significa anunciar lo que hemos visto y oído al lado del maestro; significa buscar lo que Dios busca y querer lo que Dios quiere, y eso es: “que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad” (1 Tim. 2, 4).

Es precisamente por esto, como cristianos, que no podemos quedarnos pasivos y estáticos; al contrario, ser testigos de Jesús significa asumir la responsabilidad de la tarea que Cristo ha encomendado primeramente a los Apóstoles, y a través de ellos a todos los bautizados: “id al mundo entero a proclamar la Buena Nueva a toda la Creación” (Mc. 16, 15).

2. La segunda enseñanza que nos deja Jesús a través del pasaje del Evangelio de hoy es que, en el testimonio, en el ejemplo de vida, más que en las palabras, está la fuerza de la convección y la transformación. Como dice un conocido refrán: “la palabra convence, pero el ejemplo arrastra.”

En nuestro compromiso cristiano, estamos llamados más que a predicar con solo palabras, estamos llamados a vivir y dar testimonio de fidelidad en el seguimiento de Cristo. La sencillez y la coherencia entre lo que enseñamos de palabra y lo que vivimos y predicamos con acciones son la clave que permiten que realmente encarnemos en el aquí y el ahora de nuestra realidad la voluntad de Dios.

Hoy el Evangelio nos enseña que Jesús cuenta con nosotros para extender el Reino de Dios y llevar la Buena Nueva del Evangelio a todos los rincones del mundo, y que en todos los lugares se sepa que Dios es un Dios de amor que busca, que quiere, que desea, que lucha por nuestra felicidad y realización. Ahora pues, hermanos, es nuestro turno de, a pesar de nuestras debilidades y temores, responder a la confianza y a la fe que Jesús pone en nosotros para llevar a cabo la misión, con fidelidad y valentía, que Él nos ha encomendado.

Por último, queridos hermanos, no olvidemos que: 1. Si ser obedientes a los padres es garantía de una vida de prosperidad y éxito, cuanto más ser fieles y obedientes a Dios. Y 2. “El Señor no aprecia el vigor de los caballos, no estima los músculos del hombre; porque el Señor aprecia sus fieles, que confían en su misericordia” (Sal. 146, 10-11). Amén.