17 febrero_Jueves

FRAILES DE LA ORDEN DE PREDICADORES

PROVINCIA SAN LUIS BERTRÁN DE COLOMBIA

CONVENTO NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

MEDITACIONES PARA LA PREDICACIÓN

Fr. Juan David OSPINA OSPINA, O.P.

JUEVES: 17 de febrero de 2022

Síntesis del Evangelio: “¿Quién dice la gente que soy yo? (Mc. 8, 27-33)

Queridos hermanos, La primera lectura tomada de la carta del apóstol Santiago (2, 1-9) nos presenta un escenario que hoy por hoy no es bien conocido y es el escenario de la discriminación. El apóstol denuncia las actitudes discriminatorias que pueden darse dentro de una comunidad de creyentes cuando juzgando solo la apariencia, se privilegian los ricos y poderosos por encima de los pobres y de los más vulnerables. La primera lectura nos recuerda que los pobres heredarán el Reino prometido, pero no por el hecho de ser pobres, sino por el hecho de ser quienes más confían y más aman al Señor. Así mismo, el autor sagrado nos pone de sobre aviso que privilegiar a los más necesitados por encima de aquellos que no se consideran pobres también es un modo de discriminar y, por tanto, tampoco es el ideal.

¿Qué hacer entonces ante tal panorama? La respuesta nos la da el apóstol al recordarnos que la ley que debe conducir la vida y las acciones del cristiano es el amor al prójimo y el amor a sí mismos. Ese amor personal y a los hermanos debe conducirnos a superar los prejuicios y barreras que nos impiden acercarnos y entablar relaciones humanas con los otros. Sin embargo, es importante tener presente que los prejuicios o las barreras no se limitan al vestido o a la apariencia, como hoy lo denuncia la primera lectura, sino que en nuestro día a día, incluso en un ámbito universitario, las barreras o prejuicios suelen establecer una distancia con: aquellos que vienen de lejos, con aquellos que no visten según mis gustos, con aquellos que utilizan implementos que no son de marca, o que no visten de marca, que se peinan distinto, que hablan con acento distinto, que opinan distinto o que no saben; Y así podríamos seguir identificando muchas otras excusas. Parafraseando a una gran artista de la música colombiana: “el cuerpo y cuando llevamos encima es solo un estuche; lo importante es la esencia y no las apariencias.”

Estimados hermanos, lejos de nosotros el convertirnos en jueces de criterios inicuos al invitar a algunos a sentarse a nuestro lado y a otros a sentarse en el suelo. Que esta etapa de universidad, de formación humana y académica les sea de provecho para superar toda clase de prejuicios y discriminación, de tal modo que NUNCA, JAMÁS salga de nuestra boca: “¿Usted no sabe quién soy yo?”

Por otra parte, ¿Quién dice la gente que soy yo? Es la gran pregunta que nos deja el Evangelio de San Marcos (8, 27-33). Hoy el evangelio se conecta con la enseñanza de la primera lectura siendo una invitación directa de Jesús en centrar la atención en lo esencial y no en lo accidental. Solo la familiaridad, la cercanía, la compañía, el encuentro y la escucha para con los demás nos permitirán descubrir la realidad del corazón. De Jesús solo los Apóstoles, sumados a la confesión de Pedro, descubrieron que Jesús era el mesías, porque vivieron, comieron y caminaron con Él; Para todos los demás, era un desconocido y como tal fue reprobado, castigado y muerto.

¿Qué clase de cristiano elegimos ser HOY? Un cristiano reprochador y castigador de todos aquellos que nos sean desconocidos; o queremos ser ese alguien capaz de descubrir la luz que habita en todos. Esta es la invitación de Dios hoy; si no quieres ser de los primeros, entonces pide hoy al Señor un corazón como el suyo dispuesto y abierto para el encuentro y una fe como la suya capaz de romper barreras. Amén.