Capítulo 2: DEVASTACION
PARTE 6
Capítulo 2: DEVASTACION
PARTE 6
Gefto y Fritsa llegaron al campamento de Dhorizon, un lugar devastado que reflejaba el caos vivido. Los forgaros, criaturas creadas por Forgara, deambulaban desorientados y erráticos, como si hubieran perdido todo sentido de propósito tras la muerte de su creadora. Aquellos seres, antaño imponentes, eran ahora un reflejo sombrío de la devastación.
No eran los únicos afectados. Los Doeeld de Trisdal, también presentes en Dhorizon, mostraban signos evidentes de haber sucumbido a la melancolía que impregnaba el lugar. Los pocos supervivientes parecían haber perdido algo esencial en su ser, como si la influencia de ese lugar y su comida los hubiera quebrado.
Gefto y Fritsa se dirigieron a una carpa asignada al llegar. Al entrar, Gefto observó la austera sencillez del espacio: una cama en un rincón y un aire pesado de melancolía impregnando cada rincón. Con un suspiro, se dejó caer sobre la cama, el agotamiento físico y emocional finalmente haciéndose sentir. Su mente estaba llena de preguntas, todas sin respuesta, mientras intentaba procesar el caos en el que estaban envueltos.
Gefto Dellerd
Fritsa permaneció de pie, observándolo. Tras un momento de silencio, preguntó suavemente:
—¿Estás muy cansado?
Gefto alzó la vista hacia ella. Parecía ella, pero no lo era del todo. Su aliada, la verdadera Fritsa, había caído, y esta... esta era una nueva versión creada por Forgara. Esa realidad lo desconcertaba profundamente. Con voz temblorosa, preguntó:
—¿Sigues siendo tú?
Fritsa desvió la mirada hacia el techo de la carpa, como si buscara una respuesta en el vacío. Tras unos segundos, habló con una voz tranquila pero extrañamente distante:
—Sí... y no. Ahora soy más libre, Gefto. Es como si las ataduras mentales de la mortalidad se hubieran desvanecido. Estoy aquí, contigo, pero no soy exactamente la misma.
Sus palabras resonaron en la mente de Gefto, sumiéndolo aún más en la incertidumbre. Antes de que pudiera procesarlo, Fritsa se inclinó hacia él, tomando sus manos con firmeza pero suavidad. Lo levantó de la cama con un gesto decidido, dejando a Gefto frente a ella, sus miradas cruzándose en un momento cargado de emociones.
Fritsa lo miró fijamente, sus ojos brillando con una intensidad que él no podía comprender del todo. Antes de que pudiera reaccionar, ella se acercó más, intentando besarlo. Gefto, con el corazón acelerado y una ola de vergüenza invadiéndolo, apartó el rostro rápidamente.
—Fritsa... no... yo... —balbuceó, incapaz de articular una respuesta coherente.
Ella lo observó con una mezcla de calma y comprensión, como si hubiera anticipado su reacción.
—No tienes que entenderlo todo ahora —dijo con una leve sonrisa mientras soltaba sus manos con cuidado—. Pero recuerda esto: siempre estaré a tu lado, sea cual sea mi forma.
Fritsa Dellerd
Replica cazadora
El momento fue interrumpido abruptamente cuando Doór, con su imponente figura, apareció en la entrada del campamento. Sin pronunciar palabra, convocó a Gefto y a Fritsa al gran salón, donde los supervivientes ya se habían reunido bajo su liderazgo.
El ambiente en el salón estaba cargado de solemnidad. Doór, con voz firme pero marcada por una amarga determinación, se dirigió al grupo:
—Dhorizon ha caído, pero nuestra lucha no termina aquí. Dranaval nos espera, y allí encontraremos a Mirae, quien puede ayudarnos a reconstruir un ejército. Este es un momento crucial, y no podemos permitirnos caer en la desesperanza.
Sus palabras resonaron entre los presentes, devolviendo un tenue resplandor de esperanza a sus rostros apagados. Gefto sintió el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero no vaciló.
—Tomaré ese papel —declaró con firmeza, levantándose para asumir el liderazgo que las circunstancias requerían.
A su lado, Fritsa asintió en silencio, sus ojos reflejando una resolución inquebrantable. Estaba decidida a seguirlo en esta nueva etapa de su misión, sin importar los peligros que pudieran aguardar en el camino hacia Dranaval.
Mientras se preparaban para viajar a Dranaval, Doór les explicó el camino a seguir.
—Deben evitar el bosque central —advirtió con severidad—. Esa zona está controlada por los zarcas, y no toleran intrusos. Son muy agresivos y no dudarán en atacarlos si los ven.
En su lugar, señaló hacia un mapa rudimentario y marcó una ruta que seguía las costas.
—Sigan esta dirección. Es más seguro, aunque no por mucho.
Luego, sacó un pequeño amuleto de Forgara y se lo entregó a Gefto.
—Este amuleto servirá como prueba de que vienen de Dhorizon. Úsenlo si se encuentran con alguien de nuestras alianzas.
Antes de dejarlos partir, Doór se detuvo un momento, su expresión endureciéndose.
—Una última cosa —añadió, mirándolos fijamente—. Tengan cuidado con Mirae. Es poderosa, pero impredecible. Si no confía en ustedes, las cosas se pueden poner muy difíciles.
Las palabras de Doór resonaron en la mente de Gefto mientras salían del salón. Con el peso de las advertencias y la misión, el camino hacia Dranaval parecía más desafiante que nunca. Sin embargo, tanto Gefto como Fritsa sabían que no podían permitirse fallar.