Cisnes reflejando elefantes.

La obra es subjetiva, pero puede interpretarse como la representación de la percepción humana. Sirve como una reflexión sobre la imaginación y la influencia de la mente, mostrando cómo esta puede transformar y cambiar lo que visualizamos. Cada elemento de la obra parece ser moldeado por la subjetividad del observador, llevándonos a explorar la conexión intrínseca entre lo que vemos y lo que pensamos. Los detalles en la obra se convierten en puentes hacia la introspección, destacando la capacidad de la mente para reinterpretar la realidad. A medida que la pintura desdibuja los límites entre lo objetivo y lo subjetivo, se convierte en un lienzo de interrogantes sobre la naturaleza misma de la percepción humana. La obra, en su esencia, despierta una danza entre la imaginación y la realidad, desafiando al espectador a cuestionar la veracidad de lo que percibimos y explorar la infinita plasticidad de la mente en la creación de significado.