La pintura es una representación de cinco mujeres desnudas, las cuales simbolizan el poder y la sexualidad femenina. Por otro lado, es una interpretación de la revolución de la estética en el arte moderno. Picasso, con su enfoque cubista, descompone las formas tradicionales, creando una amalgama de geometría y distorsión que desafía las convenciones artísticas. Las figuras, con sus facetas angulares y máscaras tribales, evocan la influencia de África y la primitividad. La elección de colores vibrantes y contrastantes intensifica la tensión visual, acentuando la energía cruda y desinhibida de la obra. La desnudez de las figuras, lejos de ser simplemente sensual, se convierte en un acto de empoderamiento, desafiando las nociones convencionales de la representación femenina.