La obra se interpreta como una forma de expresión artística, considerada como una manifestación de las emociones a través de formas y colores. Promueve una experiencia espiritual mediante la estética, proporcionando una combinación de sensaciones como la tensión y la abstracción. La paleta de colores se convierte en un medio para transmitir estados de ánimo y sentimientos, creando una sinfonía visual que resuena en el espectador. Las formas abstractas, por su parte, ofrecen una libertad interpretativa, permitiendo que cada observador explore su propio significado emocional. Al fusionar formas y colores, se transforma en un viaje estético que invita a la contemplación y la conexión con la espiritualidad a través de la expresión artística.