La obra se interpreta como una representación de la desesperación en la sociedad moderna. Refleja la angustia y la ansiedad a través de la figura central, que presenta una expresión atormentada evocadora de la muerte. Expresa la distorsión, la inquietud y el miedo existencial inherentes a la naturaleza humana. La figura central, con su expresión atormentada, se convierte en un símbolo de la desesperación y la carga psicológica que enfrenta el individuo contemporáneo. La distorsión en la representación visual contribuye a la sensación de inquietud y a la representación de un mundo que, si bien puede ofrecer avances y comodidades, también está llena de desafíos emocionales y existenciales. La pintura es un reflejo crudo de las complejidades de la experiencia humana en la sociedad moderna, invitando a la reflexión sobre la conexión entre la desesperación, la ansiedad y el entorno cultural en constante evolución.