Una de las creencias más nobles y socialmente reconocidas es la igualdad, la creencia de que cada persona es igual a otra y por lo tanto cualquier tipo de jerarquía es invalida. Incluso dentro de muchos tipos de anarquistas, que suponen que solo así la humanidad podría llegar a ser buena, y muchos van desde lo económico social hasta los autodenominados libertarios por la igualdad ante la ley, sin embargo ninguna es posible ni viable, además de ser contradictoria con la anarquía, esto es porque se necesita coactivamente fuerza y violencia para imponerla. Y no hay que olvidar que cada individuo es único, praxeológicamente cada persona busca lo mejor para si mismo desde su propia perspectiva y necesidad. Esto va más allá de algo económico, pues también invalida la igualdad ante la ley, porque no todos somos iguales ni menos podremos dejar nuestras vidas en manos de jueces humanos, que en base a constituciones y leyes impuestas por otras personas, dónde cualquier cosa puede ser un delito y cómo hemos visto, la justicia punitiva es lo más injusto que hay.
La igualdad ante la ley es contraproducente. No se mal entienda con suponer que habrá seres superiores que tengan privilegios a los demás, pues por algo la casta política debe ser abolida. La igualdad es imposible en todas sus formas, si quieres intentar igualar necesitarás fuerza, violencia, poder político, y ser un sociópata en potencia como la mayoría de los políticos. Jamás termina como se suponía terminar, porque lo que tratan de controlar no son animales ni números, son unidades, cada una impredecible y diferente a la otra, no solo en lo que se puede ver sino internament. La mente es divergente, por tanto en la sociedad, en menor o mayor nivel, hay anarquía. Y aunque el estado parasite de ella tratando de controlar e igualar al “pueblo” o nación, solo buscan que seamos dependientes de sus servicios y por tanto animales de granja.