La adaptación al ambiente extrauterino implica múltiples cambios fisiológicos del neonato que permiten una adecuada adaptación cardiorrespiratoria al nacer. Sin embargo, cuando estos procesos se ven interrumpidos se genera un cuadro de dificultad respiratoria que debe ser intervenido con maniobras de reanimación (1,2).
Ante una emergencia, lo primero es trasladar al recién nacido (RN) a la cuna de calor radiante y comenzar los “pasos iniciales de la reanimación neonatal” (2), los cuales se detallarán a continuación y se pueden observar en el siguiente video:
Un recién nacido vigoroso es aquel que posee buen esfuerzo respiratorio, buen tono muscular y que su frecuencia cardiaca (FC) supera los 100 latidos por minuto (3).
La asfixia perinatal es un síndrome donde existe una disminución significativa del intercambio gaseoso, ya sea a nivel placentario o pulmonar que se traduce en hipoxemia, hipercapnia e hipoxia en los tejidos que como consecuencia producirán acidosis metabólica.
La ausencia de respiraciones espontáneas en el RN se define como apnea. Esta se clasifica en primaria y secundaria.
La apnea primaria es un estado que comienza con respiraciones rápidas y luego ocurre el cese de los movimientos respiratorios junto a la disminución de la FC; es un estado que se recupera fácilmente al realizar los pasos iniciales de la reanimación. En cambio, la apnea secundaria ocurre cuando no existe intervención; el RN comienza con un patrón de respiración profundo y jadeante, luego disminuye considerablemente la FC y presión arterial. Cuando se alcanza este estado, el RN no es capaz de responder a la estimulación táctil ni a la ventilación a presión positiva (4).
Desarrollo del contenido:
Al momento del parto, se recomienda que, para favorecer la adaptación del neonato a la vida extrauterina, se realice el pinzamiento tardío del cordón umbilical (30 – 60 segundos) en todos los RN vigorosos, siempre y cuando no existan contraindicaciones para ello. Esto posee múltiples beneficios tanto para los RN prematuros como para los RN de termino (RNT), entre ellos se encuentran: favorecer el paso de la circulación fetal a la neonatal, disminuir el riesgo de anemia ferropénica y de enterocolitis necrotizante, entre otras.
Luego del parto, los neonatos deben ser evaluados para determinar las conductas a seguir, estas se establecen en base a tres preguntas claves:
¿Es un recién nacido de termino?
¿El RN respira o llora?
¿Posee buen tono muscular o no?
La primera interrogante hace referencia a si la apariencia del RN coincide con la de un neonato de termino o no. Es importante determinar este criterio, ya que, si se asemeja más a un recién nacido prematuro, el enfoque debe cambiar porque estos poseen más posibilidades de requerir maniobras de reanimación debido a que su sistema respiratorio es más inmaduro.
La segunda pregunta permite verificar si el RN posee llanto vigoroso o se encuentra en apnea; el llanto constituye un buen indicio de un esfuerzo respiratorio favorable. No obstante, si el neonato no llora, se deben valorar si existen o no movimientos del tórax para poder determinar las conductas a seguir.
La tercera pregunta permite identificar si el RN posee o no un buen tono muscular; los RNT poseen sus extremidades flectadas y realizan movimientos activos, sin embargo, aquellos que posean las extremidades flácidas y extendidas (mal tono muscular) requerirán algún tipo de intervención (3,5).
Entonces, dependiendo de las respuestas a estas tres interrogantes surgirán las conductas a seguir. Estas se encuentran resumidas en el esquema a continuación:
Como se observa en la parte izquierda del esquema, si la respuesta a estas tres preguntas es “SÍ”, el RN puede permanecer en apego con su madre y las profilaxis que se efectúan en la atención inmediata pueden realizarse posterior a este momento. No obstante, en caso de que al menos una de estas respuestas sea “NO”, se deben comenzar los pasos iniciales de la reanimación neonatal, que se pueden resumir en: entregar calor, secar, estimular al recién nacido y asegurar que la vía aérea este permeable.
En primer lugar, se debe proporcionar calor al RN trasladándolo a la cuna de calor radiante, la cual debe encontrarse precalentada entre un 75 – 100% de su potencia. De esta forma, se procura que la temperatura normal del recién nacido se mantenga entre los 36,5 a 37°C.
También, se debe contar con paños tibios precalentados para recibir y secar la cabeza y el cuerpo del RN. Es importante tener en cuenta que los paños húmedos deben ser reemplazados por uno seco y tibio al igual que colocar un gorro de algodón al neonato para evitar grandes pérdidas de calor por evaporación.
Además, en caso de que el RN tenga un esfuerzo respiratorio inadecuado o se encuentre en apnea, al momento de secarlo se debe estimular frotando su espalda o dando pequeños golpes en los pies para facilitar que ocurra una ventilación adecuada (3,6).
Otras medidas relevantes son procurar que la temperatura de la sala de partos se encuentre entre los 26 – 28°C y mantener las puertas cerradas para evitar las corrientes de aire que pueden afectar la termorregulación del RN.
Este paso es muy importante porque los RN son susceptibles a las pérdidas de calor, ya que al nacer utilizan por primera vez los mecanismos termorreguladores que en la vida intrauterina eran regulados por la placenta (2, 3).
Cuando se atiende a un RN menor de 32 semanas, existen ciertos elementos y consideraciones adicionales que debemos tener en cuenta para evitar el enfriamiento del neonato, como el uso de la bolsa de polietileno y del colchón térmico. Además, se debe considerar que estos RN no deben secarse antes de colocarlos en la bolsa de polietileno (7).
En la cuna de calor radiante, el recién nacido debe encontrarse en decúbito supino con la cabeza y el cuello levemente extendidos. Esta posición se denomina de “olfateo” y permite la entrada de aire sin restricciones a la vía respiratoria. Sin embargo, se debe tener precaución al flectar o hiperextender estos segmentos, como se observa en la imagen, ya que, en vez de favorecer el paso de aire a los pulmones, lo obstruye.
Además, sólo en caso de ser necesario y con el fin de despejar la vía aérea, se deben aspirar secreciones que pudiesen estar impidiendo la ventilación adecuada del RN. Se puede realizar con pera de goma o una sonda de aspiración conectada a la red de aspiración central, independientemente de cuál sea el elemento a utilizar siempre se comienza por la boca y luego por la nariz, ya que de esta forma se evita que el recién nacido aspire algún contenido si boquea al aspirar la nariz.
Para corroborar si estos pasos fueron o no efectivos, se debe controlar la frecuencia cardiaca y el esfuerzo respiratorio del RN. De este control, dependerán las siguientes conductas a tomar, por ejemplo: si se debe utilizar CPAP, ventilación a presión positiva, entre otras (3,4,6).
Finalmente, con el fin de complementar sobre esta temática, se encuentra disponible el libro online de “Reanimación neonatal: aprendiendo interactivamente, 2021” de la Universidad de Chile donde en el Capitulo 3 se habla sobre los pasos iniciales de la reanimación neonatal.
Conclusión:
Es fundamental que matronas y matrones conozcan y manejen los pasos iniciales de la reanimación neonatal. De esta forma, podrán determinar cuándo un neonato requiere de una intervención oportuna al momento de nacer o si este se encuentra en condiciones óptimas para realizar apego con su madre.
Referencias bibliográficas:
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Area de Trabajo de Reanimación Neonatal – Comité de Estudios Feto – Neonatales (CEFEN). Actualización en reanimación cardiopulmonar neonatal [Internet]. Arch Argent Pedriatr; 2018 [Consultado el 2 de septiembre del 2022]; 116 (3): 59 – 70. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35786821/
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Autora: Valentina Pardo Sandoval.
Internado de Neonatología 2022.