Concepto de Fluido

Las propiedades más destacables de los fluidos son: movilidad entre las partículas que los constituyen (se adaptan a las formas de los recipientes que los contienen), miscibilidad, por la rápida disgregación de partículas de las diferentes zonas del fluido, compresibilidad o variación de volumen bajo esfuerzos normales.

La movilidad y la miscibilidad vienen determinadas como consecuencia de la propiedad más importante de un fluido: su deformabilidad continua bajo esfuerzos tangenciales. Un sólido sometido a un esfuerzo1 tangencial adquiere una determinada deformación, que puede ser permanente si se supera un cierto valor de tensión umbral, pudiendo llegar a la rotura si se sobrepasa la tensión de rotura; en cambio un fluido sometido a un esfuerzo tangencial se deforma continuamente, adquiriendo una velocidad de deformación que depende de la tensión aplicada y de las características del propio fluido (a través de su viscosidad). La deformación continua del fluido da lugar a su movimiento, que se denomina flujo. Los fluidos poco viscosos fluyen fácilmente y los fluidos muy viscosos tienen dificultad para fluir. A partir de estas consideraciones podemos dar como definición de fluido: sustancia incapaz de resistir una tensión tangencial sin deformarse.

La otra propiedad característica de un fluido es su comportamiento ante esfuerzos normales de compresión, ante los cuales el fluido se deforma, disminuyendo su volumen. En el caso de los gases, las disminuciones de volumen son relativamente grandes, son fácilmente compresibles; y en el caso de los líquidos, las disminuciones de volumen son relativamente pequeñas, son difícilmente compresibles. En general los líquidos se denominan fluidos incompresibles y los gases fluidos compresibles; no obstante, líquidos sometidos a grandes cambios de presión2 pueden comprimirse, y gases sometidos a pequeños cambios de presión no varían prácticamente su volumen.